Cine-mundial (1921)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

CINE-MUNDIAL Cronica de Puerto Rico Marzo — La Compañía de Zarzuela de Género Chico en el “América” — Los estrenos en el “Luna” — “El Triunfo de Venus” en “Rialto” — Novedades en el “Cine Tres Banderas” — “Victory Garden” tendrá un competidor formidable — Los cines E DECIA, muy sagaz y muy bien orientado, un amigo devoto del cine, la otra noche ante una cinta romántica mente sugestiva: “Me están molestando ya esas actrices y esos dramas que casi siempre tienen por fuerza idilios invariablemente en jardines y a Ja luz de la luna o de muy potentes reflectores eléctricos, y también casi siempre durante un baile o recepción que la misma amorada da a sus amistades”. ¿No le parece eso ya insufrible, un amaneramiento como otro cualquiera, semejante al de siempre terminar la cinta con un beso?... —Según y cómo — le contesté, imperturbable mirando para el lienzo espejo de vida y movimiento. Y un momento después, me daba en el hombro en señal de despedida levantándose del asiento para irse hacia la calle. Y, bien. Pensé luego, que no le gustó ese solo detalle de la película, no aquella noche sino el mismo visto en otras cintas repetidas veces. Y, pensé además, que yo no le contesté su interrogación, ni mucho menos el punto propuesto a modo de protesta. Probablemente si le hubiera razonado mi parecer él no hubiera marchado, 0, cuando menos, se hubiera entretenido haciendo juicios amargos alrededor de la cuestión, para él de cierta importancia cuando dejó molesto el espectáculo. Y seguro es, también, que la noche antes soportó lo mismo, como otras tantas cosas de las cintas que son visiblemente convencionales y verdaderos lugares comunes. En la obra trabajada por Louise Glaum o por Alice Brady, o Catherine Calvert, podéis jurar que encontraréis jardines e idilios románticos. Y verdad es que eso es monótono, un día y otro día en una cinta y otra cinta. Es lo que puede suponerse el agotamiento del tema, rezumado un centenar de veces. Si en una lectura de versos encontráis que todos son en romance y a la niña casta y pura — como suelen! —o en alejandrinos uniformes y recios, es natural que os abrume la música tediosa de ellos. Son estrofas bellas para una vez; y tienen para una vez la gracia, el encanto hurgante peculiar; pero no para toda la velada. Las semejanzas repetidas en arte, son insufribles. Si en pintura os ofrecen a la contemplación y al deleite solamente diminutas y deliciosas marinas, veréis las últimas ofrecidas sin el menor entusiasmo, y al contrario con visible atontamiento y frialdad, fatigados por la recreación continuada. E irrefragablemente es así. Pero no comprendía mi amigo que en el cine queda todavía por desterrarse una gran porción del efecto amañado, estudiado y certificado. Una hora de amor — ya que él es en sí bello —hay que convenir con que el poeta y el artista tienen que situarla entre follajes penumbrosos y risueños, y al margen de las voluptuosas confidencias de las flores. Naturalmente. Y a veces esa hora amorosa efluve de un gran encendimiento pagano, de salones y flirt de mozos v de mozas enloquecidos en finas y turbadoras galanterías. Ni en los corredores en donde atisba taimado el criado, ni en el fumadero donde charlan guasas y pasatiempos los que se divierten con la alegría de los demás, en ninguno de esos sitios puede el artista situar a quienes se desean enternecer y besar a lo menos una mano, o suplicar difíciles promesas de fe y de acatamiento. Porque esa armonía de lo objetivo y lo subjetivo en la obra de arte, denota lo exquisito del pensamiento creador en esas cintas cinematográficas. No. Es un empeño de poetización. Una manera que no puede descartarse sin descartar con ella algo muy fundamental, que es el marco, el cuadro Mayo, 1921 < de la isla — Las orquestas de los cines. (De nuestro corresponsal) esmeradamente presentado con los mejores matices y selecciones del gusto. Cuando hay buen gusto y hay capacidad noblemente creadora. ¿No ha visto mi amigo también, y muchas veces, raudos embelesos, a la vera de un arroyuelo, una zagala y un gañán, deshojando quimeras de amores tiernos y encantados como en los cuadros del Goya genial, bajo los floridos árboles y a veces en la orilla del mar cuando canta la fiesta inmensa de su azul y de sus olas musicales? La repetición de esos motivos v de la hechura de ellos, es inevitable, amigo mío. Si es con vencional, tenemos que aceptarla, hasta tanto nuevas modalidades y más intensas y arrobadoras formas se nos ofrezcan. No pueden forjarse escenas de esa índole y de esa espiritualidad en el cercado de las gestias de tiro ni en los parajes abiertos, abruptos y prosaicos. donde toda indiscreción tiene su asiento para herir el pudor y la sutileza de lo esencialmente confidencial. como es el beso vehemente de pasión y de esperanzas... El incentivo más notable y señero de los dramas exhibidos durante el mes lo hemos encontrado en algunos actores y actrices. Es hora de ir destacando a esas figuras de primer orden, no como estrellas caprichosamente consagradas, sino como artistas en la peculiaridad de sus aptitudes. Ha habido mucho ligero estrellamiento en eso de la escena muda. Ha bastado la belleza de una moza o de una cuarentona. para no regatearle los más encendidos ditirambos. Y, en cambio, pasan por el lienzo verdaderas notabilidades, a las que no se las ha consagrado como merecen, por faltarles, o la suerte de otras o unos cuantos empresarios dispuestos a glorificarlas a fuerza de interesada propaganda. De los actores que este mes nos han visitado, el más formidable ha sido el eminente — de veras — Frank Keenan, en la cinta valiosísima “Hermanos separados”. Es un magistral intérprete de las más complejas situa ciones emocionales. Ninguno como él, de los celebrados artistas de la pantalla, barbas, actores de maravillosa intuición, ninguno posee la escuela, la manera impecable de ese inmenso artista. Y es que puede él llamarse, en la obra cinematográfica, creador de escuela. Ni más ni menos. Ninguno posee, en grado tan alto, la imperturbable impasibilidad, el gesto conminatorio y decidor, ni la, manera peculiar de hacer la obra, a trazos precisos y seguros y de un poder expresivo cuasi milagroso. Cada actitud de este notable creador, es un recitado encantador, de emotivismos tiernos y lozanos. Es claro que no todo está en él, sino que el autor de la obra diseña esas primicias y se las sabe enunciar genialmente; pero es incuestionable que en la serenidad olímpica de su talante correctísimo y sabio en direcciones artísticas difíciles, en sus poses trágicas y sosegadas siempre y en toda la psicología de las escenas a que él sirve como modelo irreprochable, hay mucho de genial y mucho de verdadero creador de fuertes caracterizaciones. Keenan es hoy, sin duca, uno dé los más eminentes artistas del cine. En esa creación “Hermanos separados”, hace un presidiario y un hombre de bien (son sus papeles favoritos: la fuerza v la dulzura: e forte e dulcedo) insuperables. Es un maestro. Y entre las artistas notables, puede señalarse con alegría a Ethel Clayton, a Norma y a Ja ligerísima e inquietante Bessie Barriscale. Son verdaderas creadoras de vívidos caracteres. “Rialto” estrenó lo superior del mes, en algunas obras cde alta novedad. Su influencia ha crecido de tal modo que dentro de poco habrá inaugurado un gran teatro de variedades v cine en la parada diez v nueve, en Santurce, acaso en el sitio centro del inmenso barrio ya con visos de ciudad distinguida. El “Luna” merece un capítulo aparte. Se ha remozado. Los hermanos Vallecillo, sus empresarios laboriosos, han creado la cos ¡Suelte al perro! — dice Elaine Hammerstein a un engomado pisaverde en su próxima cinta para “Selznick”, llamada “El Milagro de Manhattan”. El milagro es que el can no muerda al tipo ese. > PÁGINA 353