Cine-mundial (1921)

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“Auditoría” de un cine se lleva, no con un Libro Mayor y varios de diversos calibres, nombre y volumen, sino con sistemas de cartografia, diagramas multicolores y cuadros estadisticos de maxima y minima que harian honor a cualquier Observatorio. Y de aquel hilo, del cual tiré, salió el resto del ovillo y me causó una serie de sorpresas que voy a comunicar a mis lectores, para que se enteren... si gustan. Mis investigaciones tomaron. la forma de una entrevista, que transcribiré íntegra, con el señor George Shor, alto empleado del “Rivoli” y “Rialto”. —¿Conque se ha quedado maravillado al ver los gráficos que hay en el Departamento de Teneduría de Libros? — me dijo el señor Shor apenas le hablé de mi experiencia. — Si, señor. — Pues es que, sin duda usted nunca habia estado en la administración de un teatro de los grandes... ni aquí ni en Europa. Eso no tiene nada de original. Sin los gráficos, de nada sirven las cuentas y no se podria averiguar, al fin de cada año, de cada mes y de cada semana, no sólo el estado del negocio, sino si habia pérdidas o ganancias. Los gráficos representan un “balance constante” en nuestros libros. Y, si mucho me apura usted, le diré que esos gráficos son la parte más importante, no ya de la Auditoría sino de todo el cine. A medida que habiaba el senor Shor, iba sintiéndome más y más pequeño, ignorante y mortificado... ¡Yo que creía que lo más im portante del “Rívoli” era la orquesta! Era necesario aclarar. : —Perdone usted mi ignorancia—interrum pi—. De teneduria de libros no entiendo nada y de administración de cines, menos. Soy periodista y no me explico la importancia suprema de los gráficos... —Un gráfico, señor periodista — explicó pacientemente mi entrevistado — consiste, como usted sabe, en un pliego de papel cuadriculado en el que el extremo de cada raya tiene una fecha, en sentido vertical y un número de orden en sentido horizontal. Sobre esa cuadrícula se marca, con tinta (que varía de color si esa marca debe compararse con otras hechas sobre el mismo pliego, para que no se confundan entre sí) la “alta” y “baja” de las entradas al cine, es decir, el número de billetes comprados cada día, de mes a mes, a fin de saber si el público ha acudido y de averiguar porqué unos días hay más gente que otros. Comparando entre sí los diversos gráficos y tomando en cuenta la temperatura, la lluvia, la nieve, la marca de la película exhibida, el actor o actriz, o el director que con determinada producción tiene que ver, es muy fácil averiguar qué es lo que más gusta a las gentes, qué actores gozan de más fama, cuáles aportan más dinero a la taquilla y cómo administrar el teatro y presentar cintas, de modo que entre en caja la mayor cantidad de dinero posible. —Ahora voy comprendiendo... ¿De modo que cada actor tiene su historia, hecha con tinta colorada sobre papel cuadriculado? — Exactamente. Su historia... o su valor en dólares, desde el punto de vista de la taquilla. Y cada butaca tiene su historia, también. —¿Cada butaca? —Ya lo creo. Una butaca, en un teatro construído en el corazón de Nueva’ York, representa una inversión de capital enorme. Un metro cuadrado de propiedad en este sitio cuesta un dineral, sobre todo teniendo en cuenta los impuestos sobre bienes raíces, el seguro y los gastos de conservación. Y si CINE-MUNDIAL esa inversión no produce, es un mal negocio. En consecuencia, hay que seguirle los pasos, como si fuera una persona. Así podemos saber, en un momento dado, cuánto representa, en efectivo entrado en caja, cada uno de los asientos del teatro, desde que se abrió hasta . la fecha. —j Notable! Entonces, si una butaca no produce... ¿la queman ustedes? — Hombre, no tanto, no tanto — contestó Shor .echándose a reír. —Lo que le digo está basado en la ley de los promedios, es decir, cada butaca tiene asignada la obligación abs| tracta de producir determinada cantidad; pero no le llevamos las cuentas individualmente. En cambio, con los actores, es distinto... —¿A esos sí los “foguea” el “Rivoli”? — Sí, señor... Cuando, en condiciones iguales, habiendo la misma temperatura y la misma situación general; cuando el público no se ve atraído a algún teatro rival por causa de una producción extraordinaria y sin em bargo, las entradas bajan en el nuestro ca8 J da vez que se presenta una pelicula interpretada por determinado actor o dirigida por determinada persona, es inconcuso que al . público no Je agrada ese actor o ese director y, como el “Rívoli” no puede tener sentimentalismos, a su debido tiempo rechaza cuantas películas le presenten en que ese actor o ese parte. director toman Arriba: Uno de los pasillos del “Rívoli”, amueblado al estilo de la época de Enrique VIII, para realzar la presentación de la película “Ana Bolena”, distribuída por “Para mount”.—Abajo: El despacho del Director del cine “Rívoli” de Nueva York, con mueblaje del siglo de Ana Bolena. Todas las piezas del mobiliario son copia fiel de las de los Museos y algunas de ellas auténticas de aquellos tiempos. Junio, 1921 < > PÁGINA 399