Cine-mundial (1921)

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LA ULTIMA BROR E DPS, e ` a ` a (Pp ‘| wy" MEF Ñ Prólogo I, CONCHITA linda, te contaré un cuento. Me lo pides con un gesto tal de cariñoso interés que no es posible desobedecerte. Quisiera que mi cuento fuera ingenuo como tu mirada, dulce como tu sonrisa, bello como tus adorables quince años. Si en mí estuviera lo haría así, pero no lo está. Busco mis cuentos en la vida y la vida es dura, es cruel, es amarga. Por eso mi cuento será rudo como ella, sangrante como este vivir nuestro lleno de violentos choques, de punzantes contrastes, de cruentas luchas. Para infiltrarle un poco de poesía mirar! a tus ojos, que son espejo de dulces ternuras, y me asomaré a tu alma blanca como ampo de nieve. Te contaré un cuento, Conchita linda. No quisiera con él turbar el apacible ensueño de tu corazón virgen de pasionales luchas. Tú ves la vida a tu modo y yo al mío. En el esplendente vivir tuyo hay primavera, hay flores, hay poesía. En el mío hay otoño, hay sombra, hay dolores. Tus días son luminosos como abrileñas tardes, alegres como campo florido. Los míos son opacos como nubladas mañanas, tristes como jardin abandonado. Temo, Conchita linda, que mi cuento no sea para ti. Y es que las sensaciones se reflejan de muy di EDUARDO CINE-MUNDIAL PIRUETA DEL PAYA A fondo un paisaje en el que el camino pone una franja blanca, que serpentea por entre abruptas montafias. El sol da tonalidades de oro al campo, y sus rayos quiébranse en el río despidiendo irisaciones de plata. Marcha la carreta hacia el poblado. Tira de ella un jamelgo de tan triste figura que mueve a compasión. No hay en é más que huesos y piel. La carne huyó, cansada sin duda, de verse aprisionada en tan ruin aposento. En el interior del destartalado vehículo viaja una compañía de titiriteros, pobres vendedores de alegrías, que llevan su arte, descolorido y trashumante, al cercano pueblo. A la entrada del caserío espera la alborotada chiquillería que acoge la llegada de los nómadas artistas con estruendosas demostraciones de júbilo. Asómanse las ancianas lugareñas a las puertas de sus casas don de hilan pacientemente el copo de lana, suspenden el trabajo los gañanes, y, algunas mozas, que dejan ver sus ros\ tros encuadrados en las ventanas de los pardos edificios, miran entre curiosas y medrosucas a la pintoresca cabalgata. versas maneras en el contraste de nuestras. => vidas. Pero te contaré un cuento. Para ti he de ir a buscar los personajes a la vieja carreta de la farándula. No será nuevo el tema. Pero, ¿es que hay algo nuevo bajo el sol? La humanidad se renueva constantemente y con ella se renuevan sus vicios, sus pasiones, sus virtudes. El mundo lleva muchos años de existencia y sería puerilidad pretender enseñarle algo nuevo cuando de él tenemos que aprenderlo todo. De ahí que no me haga retroceder la consideración de que el asunto es viejo y manido. Todo se ha dicho y repetido miles de veces. Por eso, los que aspiran a más, aspiran, a lo sumo, a dar formas nuevas a problemas viejos. Yo, ni esto pretendo. I Mi cuento se desarrolla en un mundo pequeño. Sírvele de escenario una carreta y de `. «««Miran en A AR tre curiosas y medrosucas a la pintoresca cabalgata.. Jurio, 1921 < = QION OINIERS dg» gustan mucho los Destácase en ella Totó, el payaso, que anda muy entretenido en dar golpes y más golpes a un enorme bombo. Su rostro embadurnado de blanquete muévese en gestos cómicos, y emergen de su garganta gritos guturales que son acogidos con francas carcajadas. Sopla y sopla Papús, el augusto, en un estridente cornetín, y el pueblo, antes tranquilo, llénase de notas, ruidos y voces. Tal parece que la locura llegó a turbar la apacible vida pueblerina. Ya en la plaza, detiénese el carro de la farándula y óyese la voz de Totó, que dice: —Señoras y señores. Contorsiónase en una reverencia que no pasa de pirueta y prosigue: —Yo soy Totó. Este es Papús. Yo valgo más que Papús. Ahora es Papús el que hace la pirueta cómica y ridícula. Totó continúa hablando: —Colombina está escondida, pero saldrá y tendréis el alto honor de verla. Traemos a Guzmán, el rey de la fuerza, que hará notables experimentos. Nuestro espectáculo ha sido paseado en triunfo del uno al otro polo. Ahora estamos aquí. Sois dichosos, pues que nos veis. Papús interrumpe a Totó: —Dice bien Totó. Sois dichosos, pues que nos veis. De lo contrario estaríais ciegos y ello sería una desgracia. 4 —¿Dónde está Guzman? — grita y una moza. — Y Colombina, ¿por qué no sale? — pregunta un mozo. —Esta noche damos función aquí y los veréis — contesta Totó.— Venid más tarde y no lo pasaréis mal. —Y traed la bolsa repleta—agrega Papús — que, aunque somos artistas, comemos algunas veces. Nos aplausos, pero también nos gusta un buen plato de comida. El público abandona la plaza. Y cuando se ha ido, asoma Colombina ( su fresco rostro q por entre unas ARES 0 oD CGR cortinillas, viejas NS y descoloridas que impiden ver el interior del carro, y salta ligera a la calle como pájaro que acaba de obtener libertad. ) Colom bina es X una bella mucha / cha. Apenas cuen€ ta veinte abriles. El pelo, rubio y abundante, le cae en forma de cascada de oro sobre es BAL Q N > PÁGINA 470