Cine-mundial (1921)

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N (1 ’ “Arey NNE Ibn / mA yA CSS SF ANN Bah y RR OTE EER RON x ARMA E AYER SS aR El ALS AC, ONIS RAR SNS NN ESS L “BLOFISMO”, sea dicho así con permiso de la Real Academia y para no molestarnos poniendo esta palabrita y sus derivados entre comillas, es como la ola verde en Francia, el bolchevismo en... Inglaterra, la chulería en España o las revoluciones en Hispanoamérica: una epidemia, una plaga, un castigo de Dios... En Norteamérica, rica y grande, establecieron su cuartel general las falanges blofistas, sobre todo la rama extranjera, cuyo espíritu de aventura hubo de apoyarse, más de una vez, en derroches de fantasía; y dentro de esta fluctuante rama extranjera que va y viene, como las olas del mar, existe una especie de... subespecie hispanoamericana, una parte de la cual —que es la que nos interesa — se dedica al blof literario. ¡Blof literario! ¡Pintoresca y desocupada manera de vivir en tierra extranjera! Conocemos “casos” de estupenda desvergiienza y de supina ignorancia, cómicamente aderezados entre las páginas de una. revista española... traducida del inglés; chiripas que... Pero vamos por partes, no nos atropeMemos. a En primer lugar, ¿qué se necesita para dar el timo literario, es decir, para ser blofista de pura sangre? Pues muy sencillo: venir a Nueva York procedente de España o Hispanoamérica, poseer arraigadas disposiciones a la vagancia, vanidad y cinismo en buena dosis y “acreditarse” en seguida como periodista emigrado en busca de mayores horizontes o bien en plan de estudio, y también como víctima perseguida de una de las tantas revoluciones que enciéndense y apáganse, semejantes a fuegos fatuos, por los bulliciosos pueblos por Cristobaliño descubiertos. Y decimos Cristobaliño con conocimiento de las últimas investigaciones, las cuales, a nuestro juicio, demuestran evidentemente la nacionalidad ga se Ww Y syyn Y, CINE-MUNDIAL Por 5 SE i OBRAS COMPIETA] < DE E PERO GRULLO ~ llega y la casta judía del descubridor de América. Un blofista literario con ansias de actuar en Nueva York tropezará, al desembarcar, con la ventaja “padre” que le hará inmune en el oficio, y a ella se agarrará para treparse por las oficinas norteamericanas; porque lo curioso del caso es que los editores de las publicaciones españolas son yanquis, con rarísimas excepciones. He aqui las condiciones requeridas para desenvolverse en pleno blof literario: Exiguos conocimientos del idioma español, hablándolo un poco y con muchos disparates desde la cuna; algo del idioma inglés, lo suficiente para establecer, verbalmente, parentesco literario con Pérez Galdós o Eugenio Sellés y tomarse el “trabajo” de no pensar en ninguno de los dos. Esta es la ventaja “padre” a que nos referíamos antes, para la cual los blofistas tienen excelentes disposiciones. Lo demás viene solo, con la ayuda del medio. Un blofista de esta casta se entrevista con un editor yanqui a quien conviene fabricar un catálogo en español para anunciar mercancías de exportación. El chiripa le habla, le cuenta que desciende en línea recta de Cervantes y que, además, se tutea con Don Jacinto y se cartea con Unamuno. El editor yanqui, hombre ingenuo, sincero y alejado de todo regodeo literario, escucha el autopanegírico del blofista y luego, después de rascarse el cogote, le sienta a una mesa y le pone delante de las narices un montón de grabados y de recortes de la revista “matriz” que deberán ser aprovechados previas las adaptaciones que juzgue convenientes el flamante director; y aquí corto, allá pego y en el otro lado traduzco, se van intercalando anuncios de figurines, de bordados, de específicos para el cabello, etc. Y a fin de mes sale una revista “literaria” a la calle, o sea a Hispanoamérica, y los infelices lectores se ven negros para entender el texto anglo-castellano, llegando a creer, de buena fe, que se trata de un nuevo idioma Juro, 1921 < Jo s © FISTAS.. LITERARIOS. Aib overa puesto en circulación por algunos inventores yanquis, de esos que son tan atrevidos y en todo se meten. —Mamá: ¿qué quiere decir “suspiroso”, “silenciar”, “sesionar”, “expulso”, “farmaceuta”, “siniestrado” y...? —Puede que sean títulos de películas. ¡Las hay tan extrañas ahora! —No, mamá; si son palabras que están en el cuento ilustrado por McLindhiron y escrito por Alcibiades García y Rodríguez. —Hija, no lo entiendo. ¿Dónde está eso? —En “El Reflector Modisteril” de Nueva York, mamá; la revista de la que aprovechamos algunos patrones. —Aprovechamos y no. Acuérdate del modelo de blusas que utilizamos meses pasados y ya viste lo que salió. —Bueno; de todos modos ha servido como funda para la butaca de papá. Pero ahora mis dudas son literarias. —Pues consúltale a Joaquinito, el sobrino del boticario, que escribe en “El Bolchevique Regenerador”. Conversaciones por el estilo ocurren con frecuencia a los lectores de la mayoría de las publicaciones “españolas” que se editan en Nueva York. No importa; el blofista que dirige uno de estos apéndices, recostado en la admirable administración yanqui, se frota las manos con la suficiencia de un director de verdad, escribe a sus anchas, con el desahogo de la impunidad, y logra confeccionar una mescolanza de páginas con cierto carácter inglés mal disfrazado de español. —A ver; falta original para tres páginas. ¿De qué echamos mano? -—Yo tengo dos sonetos inéditos y si usted quiere... — contesta el encargado de traducir el texto inglés. La mecanógrafa que atiende la correspondencia administrativa dice a su vez: —Yo tengo una novela completamente inédita y si quiere el señor director “colocarla”... —¿De qué trata? —¡Oh! De aventuras, amor y millones. Está “inspirada” en un asunto chicaguense. —Déjemela sobre la mesa; la examinaré— replica el director con aire de crítico —. Con las novelas hay que tener mucho cuidado. Es un género superior. (Continúa en la página 515) > PÁGINA 473