Cine-mundial (1921)

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ule = Oc1.8498411 POA VA VA VA VAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVA TA CAVAVAVACAVAS A SZ A N ANPR AN é % é È GLO ls Ny Se Se > NS a > AA > > avava AW AT AN, AVAVAVAVAVAS ra NA é > A do NA 4 TALES PSSS UV NENA: “Vo sr Al < hd 47 fous Uh dd 4 > k aE CO Wis 1G N q \ y ¿SS DS y q a S SO as A \ S > o is td A TOMO VI, N°. 8 E W AAN q PSA NVE NAO AAA ARA A SS Va IN ICE GC X.Y NG (DES CNG SI “CA Published and distributed under permit (No. 637) authorized by the Act of October SS AS S à Quy 6, 1917, on file at the Post Office of New York, N. Y. By order of the President, A. S. Burleson, Postmaster General. S Verdades que no dijo Einstein J INSTEIN, descubridor de la teoría de relatividad, estuvo aquí unas cuantas semanas y al regresar a Berlín dicen que dijo, entre otras cosas, que en los Estados Unidos la gente se aburría, mandaban las mujeres, los hombres sólo pensaban en el negocio y la ciencia andaba en pañales. Más tarde desmintió la entrevista, pero en forma poco satisfactoria. No dijo que las declaraciones que se le atribuyeron no fueran ciertas, sino simplemente que él no las había hecho. k ok x Sea como fuere, justo es convenir que los Estados Unidos no están a la altura de las naciones más avanzadas de Europa en materias científicas. Hay gente de talento como allá, instituciones científicas a granel, más que allá, equipadas mecánicamente tan bien o mejor que allá, hay infinitamente más dinero y mayor disposición para aplicarlo a estas cosas; tienen, en una palabra, toda clase de ventajas físicas sobre Europa, pero les falta ese reposo mental indispensable al estudio de las ciencias — falta ambiente. La febricidad del mercantilismo imperante invade la cátedra y el laboratorio, y todo se hace de prisa, impacientemente, con miras casi siempre a los valores prácticos del momento. | x OR * Es cierto que las mujeres mandan en los Estados Unidos, aunque su soberanía no es absoluta y la comparten con los niños. Mandan porque tienen derecho a ello. Se ha dicho tanto que la norteamericana es más culta que el hombre que resulta un lugar común repetirlo, pero es la verdad. La mujer de este país es instruída, lee mucho, se interesa en asuntos cívicos, en ciencias, en artes; está al corriente de lo que pasa en el mundo. Generalizando, puede afirmarse que la mujer yanqui no sólo supera en cultura al hombre de aquí sino también a las mujeres y hombres de Europa. kok En Norte América hay dos clases de hombres en activo: los que piensan continuamente en el negocio y otros que pueden calificarse de perros falderos. Esto es un hecho, y lo es también que todos, mujeres, hombres y falderos, se aburren a veces lamentablemente por la misma razón que en ciencia pura — en ciencia aplicada no tienen que envidiar a nadie — va el país detrás de Europa: falta de reposo. Trabajan, comen y beben de prisa; se divierten con intensidad y precipitación. El sistema nervioso no puede resistir el ajetreo y viene el decaimiento natural. No hay términos medios. Cuando no laboran, o están en la gloria del placer o sumidos en un aburrimiento infernal. Había una válvula de seguridad, el alcohol, que alejaba el cansancio y transformaba las cosas — hacía del elevado un ferrocarril fantástico, del subterráneo un sitio cómodo, de los deformes rascacielos palacios encantados, de todas las mujeres beldades cariñosas. Pero los moralizadores la cerraron. k k ok Las protestas de la prensa y la polvareda que se ha levantado por toda la República no pueden ocul| tar que hay mucho de verdad en lo que Einstein dice que no dijo. | Acosto, 1921 <— = > PÁGINA 539