Cine-mundial (1921)

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CINE-MUNDIAL W em a DADA a are, E e Hampton wv lo: SNS ae NV WN ZB N NNN Ns NE to Gol ermo LA CAIDA de la tarde de un temprano día de este fogoso julio de 1921, una estrella solitaria subía en un ascensor hasta el piso duodécimo del rascacielos del Teatro Estado, de Loew, en Broadway. Un examen a corta distancia nos hubiera mostrado a la joven toda en rosa: un traje de rosa pálido con rosas más arreboladas en los hombros; un abriguito entero de tejido rosa echado a la negligé; medias color de rosa marchita y zapatillas de ídem. Una sinfonta en rosa menor que se dirigía a ser entrevistada. Y la estrella había roto la etiqueta de la puntualidad y aceleraba el paso — llegaba tarde a su cita. Pero, yo que la esperaba, me consolé pensando que es preferible que “ellas” lleguen tarde, y tengan que pedir perdón... ¡lo hacen con tal gracia y tanta pena! Y, en cambio, si es uno el que anda con “el reloj parado” y tiene que doblarse como un junco y dar excusas... ¡cómo saben ser sarcásticas y arrear sus picarescos fogonazos! Hope Hampton, “que así se llamaba nuestra estrella”, como rezan las novelas del siglo diez y nueve, tiene unas oficinas modernas y coquetas en el nuevo edificio Loew, v es allí donde diariamente ventila los asuntos relacionados con su compañía productora, “Hope Hampton Productions”. —Venga usted acá — la dije, ya terminadas las presentaciones de reglamento, señalando al “privado” en el fondo. — Venga acá para entrevistarla. Aprovechando el reciente pecado, cometido en su tardanza, me mostraba brusco hacia la estrella, —Tenga usted piedad de una infeliz estrella cinematográfica, señor — me dijo, mientras se deshacía del abriguito de rosa mustia y lo echaba en mis brazos estirados que se ofrecían a servirla. —Bien, cuéntenos de su vida, señorita, que se hace tarde. —Empezaremos por el fin, caballero. Tengo un hermoso perro policíaco de raza y genio belga. Esta madrugada me despertó con sus ladridos y carreras por mi habi Acosto, 1921 < — > PÁGINA 549°