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CINE-MUNDIAL
Peces de Col
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NEN se À
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E Wall J. Reilly
tación y comprenderá usted que las cinco de la mañana no es hora para despertar a nadie. A eso se debe el que se me hayan pegado las sábanas. ..
—Y ese polizonte cuadrúpedo, ¿qué hace que no está en guardia en vez de servir de reloj despertador? ¿Por qué no lo pone usted de servicio, le hace detective, le da trabajo?
—Pues sí que le daría trabajo, amigo mío. Por cierto que tengo un misterio que descifrar y él podría hacer de Sherlock Holmes. Esta noche asistiré a ia función en el Teatro Broadway y se me ha encomendado hablar al público. No sé qué voy a decirles, y ahí está el misterio — adivinar qué es lo que tengo que “declarar”.
— Tengo entendido que se exhibe en el Broadway una película suya... “El Castigo del amor”, o algo semejante.
— Sí, mi última preducción.
—Pues buena pena que se le impone, Miss Hampton. “El Pecado trae consigo la Penitencia”, dice la Biblia. Y, la pena de amor es, por lo visto... hacer discursos. Alli estaré yo también para verla cumplir su condena...
—Mire usted que tengo millares de amigos españoles e hispanoamericanos, señor entrevistador, y, si ellos saben que me trata usted con tanta rudeza, le echarán de CINE-MUNDIAL.
— é Millares de amigos entre los nuestros?...
—Venga usted y verá — me dijo la simpática Hope llevándome de la mano hacia una oficina contigua en la que dos secretarias de la estrella dirigían sobres y más sobres y les hacían engullir fotografías de Miss Hampton. Había allí más de tres mil sobres listos para el correo, y en cada sobre una fotografía.
—Ve usted — dijo con aire triunfal —, cinco mil cartas semanales. Y tengo que ocuparme de ellas personalmente, pues no envío una sola fotografía sin mi autógrafo, como las piden mis admiradores, y tengo que devolver el dinero que remiten por ellas, pues no acepto ni aun el importe del franqueo. Hay que tener más paciencia conmigo y compadecerme, señor inquisidor.
—Mucho me alegro de la oportunidad de publicar mi fotografía en el ALBUM de
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Acosto, 1921 <
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