Cine-mundial (1921)

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> SR | OO Fotodrama realista y prólogo de la serie KILÓMETRO PRIMERO E abre la pantalla en forma circular y van apareciendo unas narices, un cuello de pajarita, un rostro moreno aunque expresivo y una cabeza alborotada, y luego todo un hombre bastante simpático que hace gestos nerviosos ante un rimero de cuartillas manuscritas. La pantalla dirá: M. Leónidas Pelegrín acaba de escribir, después de seis meses de documentación humana, la mitad de su célebre argumento “Sin vergiienza y Sin dinero”, pero... Llaman a la puerta. El mentado argumentista, al sentirse interrumpido en sus labores literarias, se sobresalta y se levanta, derribando la silla y tirando parte de sus famosas cuartillas. Abre con gesto adusto y “mutación facial” disimuladora. Aparece una juncal y risueña muchacha que le pega un capirotazo en las narices a modo de introito y luego le planta en el carrillo un ósculo de esos que deben imitarse en la orquesta para mayor realismo. Pues bien; la chica entra y se acomoda, cruzando las piernas, absolutamente griegas, con el suficiente descuido para enseñarnos el remate que ciertos fabricantes ponen a las medias. Leónidas es un enigma en estos momentos. Los espectadores deberán preguntarse con el mayor interés: Bueno; a Leónidas le han interrumpido, ¿sí o no? Calma; todo irá desarrollándose y desenrollándose. Leónidas, por de pronto, se limita a sonreír y a mirar a la chica, entreteniéndose en quitarle ilusorias pelusillas del antepecho mientras ella le cuenta, con aire animado, algo que a él no le hace mucha gracia porques Dice la pantalla: Acosto, 1921 < ARGUMENTOS "$IN VERGUENZA ENS ASS (NES CINE-MUNDIAL Y > El autor de esta serie de argumentos ultramodernos si que también realistas, escritos expresamente para CINE-MUNDIAL, no aspira a ningún premio ni admitirá proposiciones tentadoras. Perder el tiempo, ¡no! Tres veces ha formado jurado calificador en otros tantos concursos y... bueno... no quiere ahora descubrir secretos profesionales. Más todavía: estos argumentos no se han patentado ni se ha hecho registro de los derechos de copia, de modo que todo el mundo puede meterles mano. Y que aprovechen si convienen. Esta es Rosita Touche, exprometida de Leónidas, que le viene a reclamar por las buenas para que el argumentista se case con ella sin pensarlo más. Hablan; se explican; parece que se entienden por unos momentos porque ambos hacen signos afirmativos con las .juveniles cabecitas. Aproximanse en el asiento. Atención. Una mano del interfecto se advierte cerca del cuello de la interfecta, pero las otras tres manos se pierden en las sombras cinematográficas, y en esto no hay malicia: descuidos del cameraman. De repente suena un grito del cual deberán darse cuenta los espectadores. ¿Qué ocurre? Fíjense en el lienzo. Leónidas ha recibido, en plena faz intelectual, una torta ofuscadora y rueda por el suelo con las manos puestas en el lugar del suceso. Rosita, de pie, con el rostro de fierecilla y la mano hormigueándole, le pondrá el tacón de la bota en la garganta con aire victorioso, a lo gladiador romano, y le dirá por última vez: —Te vas a Casar conmigo, ¿sí o no? DESPAMPANANTES IN U DINERO’ | ÓN — Por Dios, suéltame y hablaré — gesticula él en tan incómoda postura. Rosita le concede una tregua. Leónidas se levanta, se sacude como un perro de aguas, se arregla la corbata y echa una melancólica mirada a las cuartillas, que yacen desparramadas por el suelo. —Habla o te liquido—exclama ella con acento perentorio. —Bien; me casaré contigo, pero espera un poquito que concluya mi argumento. — ¿Cuánto? —Un trimestre nada más. —No, ¿cuánto te van a dar? —Si no me dejas trabajar, un disgusto. —¿ Y si te dejo trabajar? —Mil dólares. — Ol rait. Trabaja; yo esperaré... a tu lado. Y Rosita se acomoda de nuevo en el sofá como si lo del trimestre fuera cuestión de quince minutos. Leónidas, a todo esto, hace un gesto “imposible” y mira hacia el techo como buscando algo de donde colgarse, pero, instantáneamente, cambia de aspecto, sonríe, hasta pretende carcajear, bien que se le advierta el falsete. La pantalla explicará: Leónidas, habiéndose comprometido en matrimonio con Rosita, tiene ahora otros . proyectos amorosos precisamente con la directora de una empresa para la cual escribe el argumento a cambio de mil dólares y de la mano de ella, que lo quiere tener amarrado al pesebre matrimonial y como autor de la casa; advirtiendo que a esta señora directriz solamente la conoce por carta. Bien; pero como Rosita cuenta diez y seis primaveras de edad y ocho de valérselas sola por el mundo, necesita un hombre que la sostenga y entretenga; y como es guapa y fresca lo bastante para enredar a cualquier (Pasa a la página 583) > PÁGINA 547