Cine-mundial (1921)

| ES UN tranvía de la Séptima Avenida un conocido mío, al pagar el viaje, observó que el conductor era un antiguo cómico de Filadelfia. —¿Qué hace usted aquí con ese uniforme? — le preguntó sorprendido. — ¿Por qué abandonó usted las tablas? —El teatro es muy agradable a veces, sabe usted — contestó el otro — pero la verdad es que en este negocio de conductor en que ahora estoy metido hay cierta seguridad de cobrar al final de la quincena. ICE el cable que Chalipiani, el gran bajo ruso, no podrá cantar en la Gran Bretaña a beneficio de las víctimas del hambre en su país porque las autoridades inglesas se niegan a visarle los pasaportes. Se niegan porque el artista es un comunista convencido, y así lo dicen claramente. El amor, la gloria, la ambición de poder, la religión, jamás engendraron los odios que ha despertado el experimento político-económico que se desarrolla en el Norte de Europa. Todos esos sentimientos han producido innúmeros casos de crueldad, pero nunca se ha llegado a la barbarie de estos tiempos nuestros. Porque en los Estados Unidos, como en casi todas las naciones del mundo, la mayoría de los que mandan o dirigen o representan algo, así como esa gran masa estúpida que hace a ciegas lo que le dicen, observa con agrado lo que pasa en Rusia y se regocija leyendo las noticias que vienen de allí describiendo pestilencias, carestías, agotamiento, peregrinaciones de comarcas enteras en busca de pan y muertes a millares. Ni siquiera los niños logran inspirar piedad. Sa Lo cual, si se analiza, parece demostrar que lo único que este mundo no perdona es un ataque al bolsillo, por ser ahí donde se encierra el sentimiento más intenso de la humanidad. E Syracuse, ciudad situada en la parte Norte de este Estado, llegan noticias amenazadoras, y, si se confirman como parece inevitable a juzgar por las actividades de un “reclamista” voluntario que anda por aquellos manglares, tenémos en perspectiva otro fotodrama de Audrey Munson. ESE E Audrey Munson es la modelo de más fama en los Estados Unidos. Su cuerpo ha servido de inspiración a innumerables esculturas que adornan diversos lugares públicos de este país. Huelga decir que la artista debe estar bastante madura, pues cuando yo vine a Nueva York en mi época de ruborosa adolescencia y ha llovido desde entonces — el nombre de Audrey figuraba ya entre las pequeñas celebridades. Hace cosa de cuatro o cinco años interpretó una película titulada “Pureza” — seis o siete rollos de celuloide por los que nuestra amiga correteaba bajo los árboles, se bañaba en pintorescos ríos y lagos, subía y bajaba a saltitos cerros y colinas, dormitaba poéticamente en valles paradisíacos. Todas estas maniobras las hacía Miss Munson vestida con una angelical sonrisa y... nada más. Aquello tuvo un éxito sensacional. Los pobres operadores fueron las únicas víctimas, porque la cinta se estrenó en verano y entre el calor y la “Pureza” de Audrey hubo hasta quien se enfermó de gravedad. CINE-MUNDIAL DANDOSE AIRE... Y QUITANDO LA TRANQUILIDAD Fíjense ustedes cómo están haciendo ahora las chicas guapas para pasar incólumes ante el censor, sin dejar por eso de resultar encantadoras. Esta es Dorothy Mackaill, de las comedias “Educational-Torchy” UUM LULU O ODE ODE EO Audrey anda ahora mal de dinero y no veria con desagrado una alianza matrimonial que la sacara de apuros, al menos por el momento. Esto es lo que se desprende de la propaganda iniciada por el “reclamista” voluntario antes aludido. En un diario dominical se publicó a toda plana un artículo ilustrado sobre la artista y sus deseos de casarse con “un hombre perfecto cuyo cuerpo tuviera exactamente las proporciones de Apolo”. La idea ha tenido, por lo visto, magnífica repercusión en todos los Estados Unidos. Hasta la fecha han caído en el garlito 250 “hombres perfectos”. Todos han enviado fotografías, medidas y demás requisitos, y expresan al unísono verdaderas ansias de crear familias ejemplares en belleza física. De la capacidad mental de estos individuos el lector se formará buena idea considerando que han tomado en serio la oferta de Miss Munson, De manera que dentro de poco tendremos la cinta por los teatros de Nueva York. Estos preludios de matrimonios, concursos, “hombres perfectos”, etc., no quieren decir otra cosa. He PILCER, compañero de baile de la malograda Gaby Deslys, anda por París sin un centavo. Al menos eso me escribe desde allí un empresario que está reclutando números para la próxima temporada invernal. Gaby tenía debilidad por el ¡joven bailarín hebreo-americano y le dejó parte de su fortuna al morir, que éste invirtió junto con todos sus ahorros en un “Palacio de Baile” a gran lujo en el centro de la ciudad. El eocio, por lo visto, no prosperó. ne Ese mismo empresario dice que en Alemania es donde actualmente se está mejor en Europa. Todos les teatros se ven abarrotados de público noche tras noche. No hay espectáculo que no gane dinero. La vida es baratísima, no sólo para los yanquis que tienen (continúa cn la pagina 722) OCTUBRE, 1921 < > PÁGINA 689