Cine-mundial (1921)

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—_—_— — E SR J I = = === === KILÓMETRO CUARTO L> Trampa Tramposa o Las Tres Tazas de Café N SOTANO reumático por la humedad que se desprende de sus paredes, pero seco en cuanto a existencias alcohólicas se refiere. Nuestro Pelegrin ha caído alli sin saber cómo y ahora se palpa el cuerpo temeroso de alguna averia. Por una claraboya entra la luz del alba a tiempo que por una puerta trasera entra un bulto sospechoso. — é Duermes? —No duermo. —¿ Vives? —Semi-vivo. ¿Quién eres? ¿Qué se pretende de mí? ¿Eres de este o del otro mundo? —Del otro mundo, calabrés, para servir a Dios y a quien me paga. Tengo encargo de despacharte lo más decentemente posible. Sé razonable y ayúdame. ¿Prefieres el puñal florentino o la estrangulación corrediza, o bien que te machaque los hígados con una palanca? Escoge: dispones de quince minutos. Pelegrín, de un salto montés, se incorpora y contempla despavorido la sombra borrosa que, a tres pasos, se yergue amenazadora. —Me confundis... estáis loco... no comprendo... yo soy Pelegrín, autor cinematográfico, y... —iJa, ja, ja! ¡Corpo di Baco! Tú eres Alcachofini y has sido condenado a muerte por la Uña Enlutada. Eres un traidor a la sociedad de la cual soy ejecutor y... te quedan siete minutos. Pelegrín, sintiéndose víctima de un terrible error, comprende que no le sobra tiempo para entrar en aclaraciones y, jugándose la pelleja, se encomienda a Dios y se avalanza sobre la vengativa sombra, a la que se abraza y derriba violentamente. Un ¡ay! sofocado y luego una voz que le dite con acento de rendición: DICIEMBRE, 1921 < ARGUMENTOS CINE-MUNDIAL Y Yan S| meres —Suéltame, no seas bruto. soy yo, Rosita, tu enamorada? —¿Cómo? ¿Qué diabólica broma es ésta? —exclama Pelegrín. —Levántame... Te explicaré todo. La culpa es tuya, que eres un canalla y que te dejas monopolizar por la criada de la casa... Ya no me quieres—solloza ella, abrazándose a él y besuqueándole las narices, que es lo que más se destacaba en las tinieblas. ¿No ves que — Pero... ¿qué hago yo aquí? ¿Qué haces tú? ¿Qué cueva es ésta y cómo he venido a dar aquí? —Muy sencillo, verás. Cuando pediste café concebí la idea de narcotizarte y raptarte, librándote del vampirismo de Sónica y Gilda, y fuí a la cocina para preparar el brevaje, pero ya estaban allí las otras dos y tuve que inutilizarlas por medio de dos golpes a traición. Como que les rompí en la nuca dos soperas y tres fuentes... Ambas cayeron sin sentido y entonces me apresuré a prepararte el café, sirviéndotelo en tres tazas para que no sospecharas, ya que de sobra presumías tú que cada una de nosotras estábamos dispuestas a atenderte. Debajo de tus pies se hallaba una trampa que comunica con esta cueva, y descorriéndola por dentro después que tú tomaste el café y estabas medio adormecido, hice que te deslizaras hasta aquí mientras yo buscaba un automóvil que nos espera a la puerta. Y... vámonos... vámonos de una vez, amor mío, que esto ya no es vida ni cosa que lo valga. Siempre te oculté que tenía ahorros en el Banco, pero ahora te lo digo: dispongo de tres mil seiscientos treinta y siete dólares con once centavos. —¡Oh! ¿Dónde está la libreta? —Aquí, al lado de mi corazón. —Dámela y vámonos. Pelegrín (con la libreta en el bolsillo) y Rosita, salen al jardín y trasponen la tapia, montando en un automóvil que los aguardaba con el contador funcionando. DESPAMPANARNTES "SIN VERGUENZA Y IN DINERO’ ER O ER IA O Di ES ——— AA EA > + —— = == ==—4 === == = ===> MA —Adiós Frisco, ingrato Frisco peliculero y enredador; adiós Gilda y Sónica, trianguladoras de mis afectos... adiós, para siempre adiós! — gritó Rosita enroscándose al busto del mayestático Pelegrín. Arrancó el carruaje hacia la estación y tomaron pasaje hasta Nueva York para zambullirse, enamorados y felices, en el maremagnum de la ciudad congestionada. Contemplemos la Pantalla: Pelegrín pasedndose por el vestíbulo de un hotel de Broadway, demuestra su impaciencia mirando hacia las puertas de entrada con gestos inquisitivos. Una dama, cubierta por tupido velo, se le acerca y ambos, del bracete, salen a la calle. Es la hora propicia para iniciar aventuras 9... —¿Cómo te zafaste de ella? — pregunta la dama velada, — Para un hombre de recursos imaginativos como yo, todo es fácil — replicó con naturalidad de super-autor Pelegrín. — Le dije que iba a Washington, a estudiar un argumento político-internacional, y. que siendo amigo del generalisimo Diaz, con quien habia bebido una botella de Chianti en el frente austriaco, la cosa se me facilitaba mucho. ¿Comprendes? —¡Qué imaginación, querido mio! cuántos días? —Le dije que por dos semanas, y que me esperara en Boston mientras tanto, con una tía que no le cobra el hospedaje... adelantado. — ¿Y a dónde vamos ahora? Tenemos mucho que decirnos. Tanto tiempo sin verte. —Si, once días; una eternidad; es cierto. —¿ Tienes casa... puesta? ‘ —Dispongo de un pisito de un amigo que está ausente en la Patagonia y allí podemos ir, ¿no te parece? —Muy bien, con tal de que nadie nos interrumpa. (continúa en la página 848) ¿Por > PÁGINA 837