Cine-mundial (1922)

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CINE-MUNDIAL ES CS, BAS 2 ABLEMOS de los diplomáticos. Es3 tán de moda y la actualidad palpi7 tante, nuestra Senora, requiere que LI les dediquemos unos párrafos, ya que las pintorescas conferencias de Washington albergan, a los alrededores del palacete en que se celebran, algunos centenares de per sonajes honrados con la confianza de sus respectivos gobiernos. Si algún día nos decidiéramos a escribir el Manual del Perfecto Diplomático, consig aríamos este primer párrafo descriptivo: “He aquí las cualidades que han de adorir al a quien se le confía oficialente el papel de intermediario entre Derecho nunca caballero na Intervigente días cuando al ciones: algunas lecciones de acional vigente... que está porque se modifica todos los nociones de freaduanales; conviene; algunas Mercantil, cuencia al más fuerte le Derecho que se tuerce con alterarse las tarifas idioma francés para entenderse, a los postres, con un camarero suizo; geogra fía política hasta y los Ba nata, de esas donde lo permiten Rusia, Polonia lkane alguna habilidad in gracias personalísimas que con sisten en tocar peteneras en la guitarra, ha SF ATE POR JOSE AVES VERNE Es cer chistes “improvisados”, recitar versos, verificar juegos de manos y cualquier otra por el estilo que, en determinadas circunstancias, logre llamar la atención de algün personaje al que conviene distraer." "En lo tocante a resistencia física, sus facultades se redondearán si, por merced de mamá naturaleza, posee un estómago-esponja, de esos capaces de absorber dos botellas de cognac sin perder la cabeza y de ingerir, sin protesta, catorce condimentos a la francesa; una figura buena,ayuda mucho, y bailar, por ejemplo, el tango argentino... miel sobre hojuelas." Ahora bien; ¿poseen éstas y otras buenas condiciones los senores diplomáticos, nacionales y extranjeros, que a la hora de ahora discurren por las avenidas de Washington? Muchos sí, otros no; de todo habrá en las conferencias; pero para que el avisado lector se dé cuenta de los puntos que calzan los principales, vamos a reseñar aquí una "recepción diplomática" tal como la pudo observar un testigo, prescindiendo de los rumores calumniosos que circularon acerca del envenenamiento de Miss Rita Hall, la llamada “diosa del amor", la cual, según un men saje publicado en varios periódicos, se halla en un hospital de emergencias a consecuencia de haber tomado parte (y whiskey) en una juerguita de alegres y pequeños talleyrandes. No hace muchas noches, en uno de los más elegantes salones de la capital de la Unión y pocas horas después de haberse celebrado una de las conferencias, un animado baile tenía lugar en honor de los representantes extranjeros, los cuales, vestidos con sus flamantes uniformes y luciendo en el pecho multitud de cruces, cintas y medallas, fueron objeto de las simpatías y de la admiración de la concurrencia. Casi todos, gallardos y peripuestos, se entregaron a las delicias del baile, siendo disputados por las damas más bellas y encopetadas. Hacia la madrugada, habiéndose servido un ligero refrigerio como despedida, los concurrentes alzaron sus copas colmadas de espumoso champafia y los espíritus fuertes, en un saloncillo aparte, apuraban traguitos de whiskey y cognac, inmunes, felices y comunicativos. 2 El Baronet Cuff Hiraldine parloteaba coquetón con una rubia “girl”. ` —¡Oh! Ustedes los diplomáticos son personas de cuidado, muy actores. Hablan ustedes en clave y nunca es posible conocer “sus verdaderos sentimientos. Y la hermosa “girl” que así hablaba esgrimía risueña. ante las narices congestionadas del diplomático, uno de sus albos guantes. —No, no; se nos calumnia mucho. La Diplomacia, mi distinguida y amable señorita, . es una cosa seria. Claro que, a veces, nos vemos obligados a disimular, pero ¿quién nos quita la corrección social de que somos árbitros? Yo, sin ir más lejos... —4Acepta su gobierno el 5-5-3? — inquirió la dama con maliciosa sonrisa. — Si el asunto a discutir en las conferencias fuera usted, mi gobierno, por mi conducto, aceptaría el 100 por 100. -—Galante y escurridizo. Sobre-entiendo que no se “limitarán” ustedes. — Je diré. A mí, en lo particular, me diseustan ciertas limitaciones. —¿De qué orden, se puede saber? —Su descote, por ejemplo. —No diga usted tal cosa. Mi descote es más franco que el Honorable Cuerpo diplomático, porque descubre algo y a ustedes ni las intenciones se les traslucen. —jIngeniosa! ¿Qué significa de... terreno en el... océano? — Bien — exclama M. de la Forgue mientras se atusa las guías del bigote: — las fronteras son las fronteras; le digo a usted que completaremos el millón de soldados. Pero... no hablemos de cosas desagradables. ¿Le sirvo Borgoña o prefiere usted Burdeos? —I.o que usted guste... mitad y mitad estará bien — contesta la requerida, que es una viuda yanqui tan preguntona como apetitosa. Mientras éstas y otras animadas escenas se suceden, el Almirante Karikatuko baila un intrépido fox-trot con la señora de un alto funcionario del gobierno yanqui. Ella, alta y robusta, conduce al nipón como si éste fuera una peonza; él, aguantando con gravedad y compostura el movible empuje de la dama, acaba por tropezar, perdiendo el equilibrio. y sosteniéndose en pie merced a que su pareja lo iza cuando iba a tropezar con las narices en el suelo. —;Se ha fatigado usted, Barón gunta ella con fina cortesía, un palmo ? — le pre (continúa en la página 44) ENERO, 1922 < = == > PÁGINA 16