Cine-mundial (1923)

TO [E] A A a] Em q Auto-Generador «Motsco” CINE-MUNDIAL ¡Oye, Pepe, traenos cafe! —Ahora voy a hablarte de un asunto serio. Como acabas de llegar aquí, quiero ponerte al tanto de las costumbres de este pais. Te recomiendo que para afeitarte hagas uso siempre de la Crema Mennen Para Afeitar. Es lo mejor que se conoce y esta al alcance de tu bolsillo. Además, deberás usar el Talco Mennen “for Men.” Estasson preparaciones superiores que representan la última palabra en cuantoa comodidad para los hombres. Puedo asegurarte que este es uno de los detalles que resultan en la elegancia y distinción que observarás en los caballeros en oficinas y paseos. No olvides mi observación y, aunque el hábito no hace al monje, ten presente que para triunfar en los negocios, necesitas cuidar de tu apariencia. The Mennen CompanY Newark. NJ. USA EE E | = iBien dicho, Don Manuel! ¿Tomamos Café? CEN XAXAAWAAANWVAWAWATATWAWTWARNNNNNVYXVXYNYVYVTYWYYAYY []usiiieiinni enini niat HII ILLA LLLI IEIUNII 04 Todo lo Concerniente al Teatr Produce 110 voltios eléctricos para propulsión del Proyector Cinematográfico y alumbra do del Teatro y el Hogar. Puede usarse en combinación con Automóvil o Camión. El equipo consiste de Generador, Polea, Voltímetro y Alambres. PRECIOS: Equipo de 110 Voltios,—1000 Vatios Equipo de 110 Voltios,— 600 Vatios... cualquier Soporte, ... $175.00 150.00 PRECIOS SOBRE MAQUINAS PROFESIONALES RECONSTRUIDASGARANTIZADAS. Simplex, impulsada por Motor...... Simplex, impulsaMotiograph, impulsada por Motor.. Motiograph, impulsada a mano.... Powers,--6A--, impulsada por MoPowers,--6A--, impulsada a mano.. 175.00 Plantas Eléctricas Pantallas Fibra de Oro Carpas, Sillas Máquinas Profesionales Máquinas Portátiles Y todo en la línea de Equipo para Teatro. Vendemos toda clase de películas. Descuentos liberales a los Comerciantes y Almacenistas. 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Esto de las entrevistas es cosa seria — me dije— y para que no vayan a desprestigiar la profesión los que en ella hacen sus pri meras armas, es preciso, Eduardito, que este mes charles en serio, con una persona seria. Y, en el cine, lo más serio son los directores. Al menos, a ellos es a los que más miedo tiene la gente. De modo que decidí encararme con un director... a ver qué pasaba. Fuí, pues, en busca de Robert G. Vignola, cuyo último triunfo escénico es “La Edad de Oro (“When Knigthood was in Flower”) con Marion Davies. l Claro, buscar a Vignola y encontrarse con su agente de publicidad fué todo uno. Menos mal que el tal agente es el Sr. Brilant, persona seria, aunque de estatura baja, porque ya saben mis lectores que los agentes de publicidad y su atento, seguro servidor no nacieron el uno para los otros. Llegué a las oficinas de Vignola. Salió una rubia a ver qué pitos iba yo a tocar. Gordita. Amable. —¿El señor Vignola?... Pedí una cita por teléfono. —Pase usted. Me abre una puerta. Entro al despacho. Sobreviene un caballero gordito también y también amable, del alto de Sánchez García, más o menos, y fumando una pipa. No lo Conozco, pero presumo que será el director de Marion Davies. —¿El señor Vignola? — inquiero. —Pase usted. Y paso otra vez, como cuando juego al poker. Ahora entramos en otro despacho, donde... no hay nadie. Me escamo. InteTrogo: —¿Con quién tengo el honor. . .? —Arturo Brilant, a sus órdenes. —Pero... ¿el señor Vignola? —Está en Honolulu. —1i Zape! —¿Eh? —Nada, eso de Honolulu... la verdad... es un poco fuerte. —Bien sabe usted, señor Guaitsel, que todas las entrevistas salen a mal, a menos que las haga el agente de publicidad. Los actores sirven para representar, los directores para dirigir y los agentes de publicidad para dar entrevistas... Me resigné. Había venido a buscar a un tirano de taller de cine y me encontraba con una especie de filósofo cínico, aunque sim «pático. Además, no había tiempo para vol verse atrás. Estos números-aniversarios desconflautan por completo mi itinerario y me obligan a trabajar bajo presión, como las calderas de vapor. Entre repetir la palinodia de los chivos y entrevistar a larga distancia, como me lo proponía el joven de la pipa, me decidí por esto último. Y comenzó el desentrañamiento de la vida y milagros de Vignola. —JInátil me parece preguntarle si el señor Vignola es italiano. A leguas se ve, por el apellido. . . — dije. > PÁGINA 52 A a ne Rr GB aa siata