Cine-mundial (1923)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

MAR -2 "23 VAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVA VA VA VAVAVA VA VA ATAN / ? 4 4 > Ñ io TAR IDO SY OATES Y SEN SS SM SNS ud Ys ET LE: ` O. SURNWCSE RE VIS d er «S > SS SSS SN &. Sa | "S 4 ES SN EN y om og ` y > DI Fd IM » | 4| PE „l > S ` eS aS? SOSA A x d s $ y SSSSS » s TIT z RER z 2 5 E 3 y ¿SS E 7 EZ "i.a Z AS, ¿NS D PIN) P TOMO VIII, N°. 3 MARZO, 1923 OS OUANWEAN GENES URNA NN NS NS SM SN SESS SNO SSLSCS SS QU, AN AAT ATA VA VA VA NN SS SENS NN NN AS ^ LA y NAS Mu $ A SS IN SIS E CINE-MUNDIAL, revista mensual ilustrada, con oficina de redacción y adminiseS S NN S SS SS SS MU tración en 516 Fifth Avenue, Nueva York. Publicada por la CASA EDITORIAL SS NS SS NS O NN DE CHALMERS, empresa formada por J. F. Chalmers, Presidente; A. J. Chalmers, Y Vice-Presidente; J. P. Chalmers, Sr., Vice-Presidente; E. J. Chalmers, Secretario y Tesorero ; todos con despacho en la dirección antes citada. Director: F. G. ORTEGA. El Discurso que no Escuchamos === L otro día estuvimos a oír a una muchacha de veinticinco años que se dedica a domar fieras y que iba a explicarnos los métodos de que se valía para lograr este objeto. Llegamos al hotel destinado a la conferencia y tomamos asiento entre unas doscien tas personas, la mayor parte damas desocupadas en el meridiano de la vida, de esas que asisten a conciertos, recitales, sermones y demás actos sofiolientos. Y, efectivamente, tuvimos que irnos sin oír nada. La jovencita aludida, que “subyugaba a las bestias de la selva con el poder hipnótico de sus ojos”, según el programa, se abochornó por completo y tal fué su acobardamiento ante aquella concurrencia inofensiva que no pudo hablar pa labra. Por fin la sacaron del escenario, llorando, chillando y pataleando. ES * ES Traiciones de los nervios. Con vergüenza no se va a ninguna parte, ni siquiera al ridículo en que se puso la domadora aludida, que por lo menos hizo un esfuerzo, mientras que la mayoría de nosotros está tan tiranizada que ni se atreve a intentar emanciparse. * * Ahí tenemos a Lloyd George cambiando las fronteras del mundo en la Conferencia de París, a pesar de que los disparates geográficos que dijo se han hecho famosos en las e cancillerías de Europa y América. No hay duda de que entre los centenares de expertos que redactaron el tratado de paz, había muchos que conocían mejor que el Jefe del Gabinete inglés, Clemenceau, Wilson u Orlando los temas sobre el tapete; pero éstos eran e los que mandaban, los que figuraban, los que dominaban todas las situaciones, los que reo cordará la historia. ES ES ES Cuestión de nervios. De más o menos vergúenza: cualidad, en teoría, y en la práctica defecto que restringe el desarrollo de todas las facultades. Marzo, 1923 < > PÁGINA 135