Cine-mundial (1923)

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mangueras empezaron a salir chorros sibilantes de agua... Sara consiguió nuevamente abrir la puerta. Una ráfaga de humo le saltó a la garganta, y medio sofocada cayó al suelo. Pero el instinto de conservación vino en su auxilio, prestándole fuerzas sobrehumanas. Incorporóse; tambaleándose recorrió el largo corredor, a cuyo extremo se encontraba un ventanal que daba al patio; llegó hasta ella, se agarró en una crispación nerviosa al alféizar y lanzó un grito estridente de terror. Las fuerzas le abandonaron en este punto completamente y cayó al pie de la ventana. Abajo, en el patio, Blake estaba dando instrueciones a su fotógrafo que tomaba vistas, desde diferentes ángulos, del gigantesco incendio. Un director gusta siempre de aprovechar los dramas reales de la vida y Blake no había querido desperdiciar esta ocasión ünica que se le ofrecía de registrar fotográficamente el incendio que estaba devorando su propio studio. Blake oyó el grito, y mirando en la dirección de donde había partido vió cómo el cuerpo de una mujer desaparecía del inflamado marco de la ventana. Precipitóse sin decir palabra hacia el infierno. Las puertas ardían todas. El bombero más cercano a él abandonó la manguera y se abalanzó a su encuentro. —¡ Vuélvase atrás, imbécil! — gritó. Sara no supo nada de esto. El hilillo de aire que absorbía la ventana mantenía un ambiente respirable que alejaba, momentáneamente, de ella el espectro de la muerte. Blake se desprendió de los brazos del bombero; apoderóse de una cuerda que algün acróbata usara aquel día en la comedia. Consiguió con movimiento habilidoso afianzarla en un adorno que remataba la cornisa, por encima de la ventana en donde se hallaba Sara. Con una agilidad de mono trepó por la cuerda... Los hombres gritaban. Las mujeres temblaban, escondiéndose los rostros. ¡La ventana! Blake había llegado a ella y saltaba adentro. Vióse un momento siluetado en el marco, sobre un fondo rojo, el cuerpo de un hombre sosteniendo en sus brazos una forma inerme de mujer. Cómo se desprendió de la ventana, Blake no lo supo jamás. El caso fué que después de un descenso por la cuerda que abrió en su mano un surco sangriento, Blake cayó con su preciosa carga en medio de una gente ansiosa, que se olvidó un instante de la catástrofe para aplaudir la heroica hazaña. Medio minuto más, y la inmensa cubierta de cristal se derrumbó, arrastrando en su caida el cuerpo del edificio en donde se encontrara Sara momentos antes. Pero ya la actriz, Blake y los demás se hallaban en sitio seguro. Lane había acudido al lugar del siniestro. Se enteró de la hazaña de Blake y la comentó a su manera. —¡Qué lástima que no hubiera sido Jordan! — suspiró. — ; Vaya un tema magnífico de publicidad que me hubiera dado! Mientras tanto, en el coche-ambulancia que los conducía al hospital, bajo el cuidado de un uniformado doctor, Blake se esforzaba en eludir las expresiones de agradecimiento con que Sara le colmaba. — Nada, nada — gruñía aquél. — Olvídelo. Yo la necesitaba a usted para las ültimas escenas de la película y no iba a perderla... ¿comprende? Afortunadamente las cajas de acero que Marzo, 1923 < CINE-MUNDIAL guardaban los negativos de las escenas hasta entonces tomadas construídas verdaderamente a prueba de incendio, y de todas las cosas de valor del studio fueron las únicas que se salvaron. Cuando Sara estuvo lo bastante restablecida para volver a sus tareas, Blake, en el espacio alquilado provisionalmente en el studio Apex estaba terminando una escena. Reiteró ella sus expresiones de gratitud por la milagrosa intervención... Pero Blake no la dejó continuar. Con cierta rudeza bondadosa le recordó que tenía que apresurarse. Ya se había perdido mucho tiempo, y había que recobrarlo a todo trance. —Por otra parte — añadió —el “amo” nos lleva a todos a Hollywood, a un taller que ha tomado allí, pero no podemos marcharnos antes de que hayamos terminado esta producción. John Jordan vió a Sara y acudió a su encuentro, las manos tendidas hacia ella. —¿Se siente mejor, amiga mía? — preguntó, estrechando tiernamente las pálidas manos de la hermosa porteña. Sara balbuceó unas palabras, pero ante la mirada de Blake desprendió sus manos de las de Jordan y se encaminó a su camerino. EL SUEÑO PROFUNDO Blake, en cuanto desapareció Sara, interpeló al “astro”. —Hágale la corte a esa muñequita rubia que ha tomado usted ahora bajo su protección, señor Jordan, y deje en paz ahora a la señorita Cervantes... —A propósito — exclamó John, sin recoger la directa alusión de su director. — He estado examinando nuestra próxima producción... —Contando las escenas en las que usted aparece, como de costumbre, ¿no es eso? — replicó Blake, —Como usted quiera. Lo cierto es que he notado que da a la señorita Cervantes una arte demasiado importante. ¿Seguramente que la acortará eh?... —Al contrario — respondió Blake, sonriendo. — Me propongo hacerla más importante. (Termina en el próximo nümero) RAMON NOVARRO, EL NUEVO... (Viene de la página 146) por sí solos derraman más luz que todos los millones de luces de la *Gran Vía Blanca". Me apoderé de su zarpita rosa y reteniéndola en mis manos le pregunté a dónde iba. —Muy de prisa — me contestó. — Una cita importantísima... Hasta la vista... NIE UE ] URL: JENA I. depende del BUEN estado de sus organos digestivos. I5 Sal Hepática hace desaparecer todos los males que son consecuencia del entorpecimiento del hígado, de un estómago desarreglado o cansado,odeun excesode ácido úrico en el sistema. Si se toma al levantarse y antes de acostarse, la Sal Hepática dará a sus mejillas el rosado lustre de la salud. ¿Compre un frasco hoy? SAL AEPATICA BRISTOL-MYERS CO., NEW YORK > PÁGINA 173 | | f