Cine-mundial (1923)

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——————— vanas $ po hr T TD PARA RN KET AA E A t ERS A asd E pend Compañero de la JVAHL PEN EL MILAGRO (Viene de la página 201) hombres se ventilan? Una tal criatura sabrá cosas relacionadas con la lactancia o la dentición... ¿pero cosas serias, de macho de pelo en pecho? ¡Quite Vd! Además, entre hombres se habla sin miramientos y se va derecho al grano, pero con un niño hay que dar mil rodeos y explicaciones... ¡Vamos, que no! Cuando se presentaba alguna dificultad, o las cosas no salían como debían salir, Ginés' acudía a pedirle consejos al divino crucificado y algunas veces llegaba... hasta vituperarlo, como es de rigor entre buenos amigos (ya hemos dicho que era un descreído) y cuando algún día se extralimitaba en el lenguaje, al siguiente se deshacía en actos de contrición. Otra cosa eran las relaciones con el chiquillo amigo de su mujer. A ese le tenía tirria y le achacaba cuanto malo le sucedía; las pérdidas al monte, los traspiés y hasta los empellones de los guardias. Como no se podía vengar directamente, era la Ginesa la que pagaba los vidrios rotos. —¿Dónde está el jornal? — preguntaba la Ginesa, —Que te lo diga tu amigo er niño e la bola... —¡A que te lo. has jugado...! güenzón, borracho, canaya...! i Sinver —iCáyate, Ginesa, o te rompo una costilla! La curpa la tiene er mal age de tu amigo, la sota de oro... ¿Tú cree que yo no diquelo y que su sonrisiya socarrona me pa88, desapersibía? —Qué más quisiera tu barbüo, que paesérsele... ABRIL, 1923 <n IO PÁar —No blasfemies, mujé, que te va a castigá Sarvaó... —Ya me ha castigao bastante. ¿Qué má castigo que sé la mujé der borracho má grande de toa Seviya? n —Mujé, no sea esagerá, que eso é una mu. grande esagerasión... —So borracho, so ladrón, so... Aquí principiaba la letanía, con acompafiamiento de platos y cazuelas (deleite de los oídos del cacharrero) y como final la precipitada salida de la Ginesa, con la mantilla mal puesta, a contárselo todo a su “Jesusillo” y más tarde, la del Ginés en busca de consuelo en botellas que vendía el “Chato”... A Llega un día en que a los más descreídos se les cae la venda. Sus ojos, deslumbrados, ven por primera vez. Como Pablo, tienen su camino de Damasco. .. y tocados por la gracia caen anonadados y gozosos, de rodillas, pidiendo misericordia. Este fué el caso del Ginés. Y Volvía una tarde de paga, un sábado, con la cabeza baja, las manos cruzadas detrás de la espalda, a pasos lentos; pero cosa ra .ra, sin cabeceos. ;Esto no era natural! Algo había pasado, algo gordo... ;Mira que ser sábado y estar en ayunas! ¡No haberlo probado! No lo había probado, por la simple razón de que no tenía un maravedí... y no lo tenía, porque se había quedado todo en casa del Verona. La culpa la tenía el niño de la bola, o su vera efigie, la sota de oros, que descaradamente se había puesto en abierta competencia con el rey de copas, que se parecía a su buen amigo Salvador como dos gotas de UANDO alguien dice: ¿quién tiene un lápiz ?, los. hombres de acción sacan del bolsillo su Eversharp. Hay Eversharps en una gran variedad de tamafios, estilos y precios. Todos llevan una amplia dotación de puntillas y un borrador protegido por la corona. ¿Ya tiene usted el suyo? De venta en los mejores establecimientos de todas partes. El legítimo lleva el nombre grabado: THE WAHL COMPANY Nueva York , Eso lo garantiza. 429 Broadway : E. U: de A. ser todo un rey, se había dejado vencer ] una despreciable sota. En fin, un caso ( esos que le hacen dudar de las cartas a Iba pensando... E ¿Qué hacer?... ¿Qué hacer?... Lleg te la iglesia, miró distraído, la puerta est "abierta, vió las mortecinas luces de las lam: rillas, tristes... como él: titubeó un momen| to, suspiró... y se coló en el templo. La iglesia estaba casi vacía; solo allá le cerca del altar mayor, había unas beatas. L gó ante el santo de su devoción; allí estab: débilmente iluminado por una lamparilla en torno, obscuridad; en el aire olor de in cienso... Allá en el fondo, rumor de pi que arrastran... hacía frío. Cayó de r llas. ¿Rezaba? No, deliraba presa de rem. dimientos. ¡Señor... qué tristeza! La ganta seca, ni un ochavo en los bolsillo; al otro día, corrida; en casa, la mujer esp rando la paga, los chavalillos sin. pan, quién pedir? Nada para poder empeñar ¿Qué hacer?... Principió a suspirar, a blar... Quejas, reproches a sí mismo, p mesas, excusas. Poco a poco, se enardecí Atrevióse a mirar la faz del crucificado. . —¡Señó! ¡Señó!... Señó mío, no lo haré má... te lo juro, no tocaré una carta... pasará una gota e vino po mi garganta n: desía... y lo que es a la Ginesa, la llev en las palmas de las manos, sí Señó... estas manos indinas son poco pa mi Ginesa, é mucha mujé la Ginesa; buena esposa, buena mare, limpia, honrrá... el ünico defe que tié é que er chavalillo (ese e la isquie le ha torsío er juisio y le tié má confian