Cine-mundial (1923)

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Arriba, el Infante Don Fernando en su palco del Real Polo Jockey Club. A la derecha, carrera de autociclos de Barcelona a Zaragoza y viceversa. ¿Quién tiene la culpa del letargo del teatro español? (De nuestro representante general, Eduardo Solá) trales se registraron en el curso del mes. El Teatro español está sumido como en una especie de letargo, del que no sabemos cuándo despertará. ¿Tienen la culpa los autores? ¿Tienen la culpa los actores? Nosotros creemos que de todo hay en la viña del Señor. En Madrid, unos cuantos señores que se han consagrado sobre el escenario escribiendo obras para el público, muchas de ellas ñoñas, muchas estúpidas, acaparan los estrenos. Y los fracasos se siguen de uno en otro, correspondiendo casi a fracaso por estreno. No son éstos fracasos ruidosos, no. Si así fuese, nos quedaría la duda de si las obras no habrían sido bien comprendidas por el público, de si serían demasiado audaces o demasiado exquisitas para el gusto estragado de los “morenos”. Estos fracasos continuados a que nos referimos son fracasos “por aburrimiento”, si se nos permite la frase. El público se aburre, se duerme, bosteza continuamente al presenciar las obras al uso. No encuentra en ellas enseñanzas, ni emoción, ni interés, ni nada. Unas conversaciones largas, interminables y soporíferas, en las que cuesta trabajo adivinar la mano maestra de un autor consagrado por muchos años de éxito. Unas escenas paradas, en las que no hay vida ni movimiento. Unos asuntos manidos y sosos, sin una nota original. Esto es todo. ¿Dónde están aquellos diálogos chispeantes, eléctricos, de los Quintero? ¿Dónde aquellos asuntos sespirianos de Benavente? ¿Dónde la gracia funambulesca de Arniches y las situaciones cómicas de las primeras astracanadas de Muñoz Seca? De todo esto no queda más que el recuerdo. Y esos autores siguen escribiendo constan temente, acaparando los estrenos y ponien. do una valla a las ambiciones de una pléyade de escritores nuevos, que pasean por todos los teatros de España sus manuscritos que nadie quiere aceptar. ¿No sería más acertado que se retirasen ya, que dejasen el paso franco a la juventud, que desea llegar a los puestos que ellos ocupan ahora, llevando en sus obras y en sus ideas unas ansias grandes de renovación? Pues no. Doña Rutina sigue imperando en el Teatro, y esos escritores, enriquecidos Mayo, 1923 <— p poquísimos acontecimientos tea CINE-MUNDIAL PRE E A la derecha, homenaje al gobernador de Cataluña, organizado por sus compañeros de carrera al hacerse pública su designación para este elevado puesto. y glorificados en los escenarios, no abandonan sus puestos, aunque ellos mismos serán los primeros en reconocer que están agotados, que ya no pueden ser lo que fueron, que su hora de popularidad ya pasó y no queda en el momento ni la sombra de ella. Y así vemos que las traducciones invaden nuestros teatros. Y las vemos y las recibimos con aplauso, porque ellas vienen a redimirnos de la sosería ambiente, Por otra parte, los artistas — como ya en otras crónicas dijimos — en su afán de seguir las corrientes modernas, están dando los ültimos golpes de muerte al Teatro con sus sindicatos y sus imposiciones, obligando a desmembrarse comparnías antes unidas y a figurar como medianos primeros actores a muchos que antes se habían distinguido como segundos actores insustituibles. Si no se dejan penetrar en los escenarios aires nuevos, nos tememos mucho que nuestro arte dramático camine rápidamente hacia su ocaso. Esta es la impresión que sacamos al ver que durante el mes, no encontramos una obra que merezca la pena de ser comentada ni un acontecimiento teatral digno de una reseña. £o om om Y como en este desierto de ingenio y de arte existe un oasis maravilloso, a él vamos a dedicar unas cuantas líneas. Nos referimos a Zacconi, que en el Tívoli nos trajo por unas noches ráfagas de arte puro, sin mixtificaciones. Zacconi está un poco caduco; su voz ya no es ni un remedo de lo que fué. Pero, así y todo, sigue siendo un estupendo actor. Bien lo ha demostrado con su interpretación de “El Rey Lear", de “Hamlet” y de “Los Espectros”. No hay un solo actor español que pueda comparársele. El único que se acercaba algo a su *manera de hacer" era el infortunado Tallaví, en quien veíamos nosotros el actor más completo de nuestro teatro. De arriba a abajo: los campeones de tennis después del reparto de premios que hizo el Infante en nombre del rey.—Conferencia gregoriana en los claustros de San Cujat. Hablando, el presidente de la Mancomunidad de Cataluña.—Llegada del Infante a los juegos de campeonato de tennis. Zacconi nos ha hecho el regalo de su arte, y nos lo ha hecho interpretando a Shakespeare. ;Dios se lo pague! Estábamos tan necesitados de ver un buen actor y de escuchar los párrafos de una obra genial, que estos cortos días que el maestro ha pasado a nuestro lado, nos han parecido un acontecimiento único. x CK 6k En deportes, en los deportes que hoy consignamos, parece que la mala racha persigue a los catalanes. Claro está que esto es un momento pasajero, pues aquí los deportes están ahora en todo su apogeo, y, especialmente en futbol, puede colocarse Barcelona en primer lugar. Resefiaremos primero, a grandes rasgos, el resultado obtenido por nuestros jugadores en el Campeonato del mundo de “lawn-tennis” en pistas cubiertas, del que hicimos mención en nuestro ültimo escrito. He aquí lo que un periódico deportivo nos dice de los momentos finales de dicho campeonato: “La desgracia ha sido quizá el factor que ha intervenido con más eficacia para destruir toda posibilidad de que España conquistara un título mundial, y una vez más se ha (Continúa en la página 312) —> PÁGINA 289