Cine-mundial (1923)

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RC m e E ho ana RE moa Ea ER CINE-MUNDIAL Carbones apropiados para cada cinematógrafo OS carbones Columbia para proyectores cinematográficos hacen resaltar en todo su esplendor los méritos artísticos de las películas, además de haberse demostrado que son los mejores y más económicos que se conocen al presente. Los carbones Columbia ' 'Silvertip" negativos para corriente continua fueron los primeros carbones con revestimiento metálico que se usaron en la cinematografía. Su pequeño diámetro evita las oscilaciones del arco y proporciona una iluminación inalterable de la película, sin intermitencias ni sombras. El grueso revestimiento metálico porporciona el máximo de conductibilidad eléctrica y así obtener mayor fuerza lumínica y mejor iluminación de la película sin aumento en el costo. Carbones Silvertip Columbia Tamaños apropiados para corriente continua En la tabla que sigue se dan las combinaciones que mejor resultado producen con corrientes de distintas intensidades. Para C. C. de 25 a 50 amperios, üsese: Positivo Columbia con mecha de 16 x 305 m/m $ x 12 pulgs.) NAA EL Eilvertip macizo de 8x150 m/m (4 x 6 pulgs.) Para C. C. de 50 a 65 amperios üsese: Positivo Columbia con mecha de 19 x 305 m/m (34 x 12 pulgs.) Negativo Silvertip macizo de 8.75 x 150 m/m (11$ x 6 pulgs.) Para C. C. de 65 a 70 amperios, üsese: Positivo Golidbia con mecha de 22 x 305 m/m (7$ x 12 pulgs.) Negativo Silvertip macizo de 8.75 x 150 m/m (Lg x 6 pulgs.) Para C. C. de 70 a 85 amperios, úsese: Positivo Columbia con mecha de 22 x 305 m/m (4 x 12 pulgs.) Negativo Silvertp macizó de 9.5x 150 m/m (4 x 6 pulgs.) Para C. C. de 85 a 100 amperios, úsese: Positivo Columbia con mecha de 25 x 305 m/m (1 x 12 pulgs.) Negativo Silvertip macizo de 11x150 m/m (7s x 6 pulgs.) Los carbones Columbia de llama blanca C. A. proporcionan una luz fija, muy blanca con corriente alternativa. Se queman sin ruido y sin que haya os cilación en el arco, y pueden usarse sin ningún accesorio adicional. Las dos listas que se dan a continuación indican exactamente cuáles carbones deberán usarse para lograr el resultado más satisfactorio. Los carbones Columbia para cinematógrafos se venden en los establecimientos que abastecen enseres para cinemas, o si no, pídansenos directamente a nosotros. NATIONAL CARBON CO., Inc. 30 East 42d Street Nueva York, E. U. A. Dirección Cablegráfica: “Rayelbon” New York Carbones especiales Columbia de llama blanca para C. A. Tamaños apropiados para corriente alterna Los carbones especiales Columbia de llama blanca para corriente alterna se venden en juegos consistiendo cada uno de un carbón positivo de 12 pulgadas cuyo extremo que entra en el portacarbón superior está biselado y pintado de verde, y de dos carbones negativos de 6 pulgadas con el extremo que entra en vel porta-carbóntinferior pintado de blanco. Cada paquete contiene veinticinco juegos de estos carones. En la table que sigue se dan las combinaciones que deben emplearse con corrientes de distintas intensidades. Para corriente alterna solamente: Díam. del carbón Combinación de 15.88 m/m (4 de pulg.) Combinación de 19.05 m/m (24 de pulg.) Combinación de 22.23 m/m (7$ de pulg.) Amperios 75 6 menos de 100 60 6 menos de 75 40 6 menos de 60 hemos convenido en que la ópera es el drama cantado, con acompañamiento de orquesta. La sinfonía no tiene nada que hacer con la ópera. El objeto principal de la ópera es el canto; el objeto principal de la sinfonía es la orquesta, aunque en ella tomen participación las voces humanas. Si Vd. me invita a comer, no me haga bailar cuando como; y si me invita Vd. a bailar, no me haga comer cuando bailo, aunque ambas cosas pueden hacerse, una después de otra. Supongo que me ha entendido Vd. — Como. si lo entendiera, mi señor don Primitivo. —Pues con eso me basta. —Y permítame Vd. — proseguí — que le indique mi sospecha de que cuanto acaba de exponer demuestra la aversión de Vd. hacia la que en otro tiempo se llamó “Música del porvenir”, y que ahora es la música del día, pues hasta los italianos y los franceses se han matriculado ya en la escuela del innovador alemán. í —Distingamos, amigo mío. Franceses y alemanes algo han tomado de lo que mala, mente tienen por bueno de esa escuela dislocada; pero quien diga que Verdi es un wagneriano, o que lo es Mascagni, o Massenet, o Saint-Saens, entiende tanto de música como yo de enfrenar mosquitos. Pero no por eso vaya Vd. a considerarme partidario de la ópera italiana. Hay tres escuelas típicas: la italiana, la francesa y la alemana; las tres malas por esencia, pero con esta graduación: I. la italiana, mala; II. la francesa, peor; III. la alemana, pésima. La escuela italiana es leche; la alemana es ca fé. Los franceses, queriendo ser eclécticos, mezclaron al italiano Lully con el tudesco Glück. y resultó la escuela café-con-leche. -Pero, mire Vd., señor don Primitivo, en Junio, 1923 < la alemana hay un Mozart, un Weber... —He dicho que es la peor, y no hay medio vuelto. A otra cosa. La música italiana es la de los gorgoritos. Los alemanes componen sus óperas para los pretendidos sabios; los franceses, para sus pretensiosos críticos; los italianos para los convencidos mentecatos. Nunca hay relación entre la letra y la música, entre el cantante y el carácter que trata de representar. Se enamoran cantando una aleluya y se mueren cantando una polca, eso sí, con dos o tres docenas de adíos! porque son demasiado ceremoniosos para despedirse a la francesa. Lo primero y principal en una ópera italiana es que haya una tiple y un tenor, de lo contrario la pieza cae. Lo segundo es que tenor y tiple canten recio y piquen alto, esto es: que puedan gritar una nota alta, o altísima, o que lo parezca; porque en eso del do de pecho del tenor y del sol de la soprano, hay mucho de convencional, y se hace comulgar al püblico con ruedas de molino. Por lo general, la parte en que se encuentra la nota sobrenatural está colocada en lugar muy avanzado de la obra, cuando ya el cantante se halla algo cansado; y también por lo general se transporta la parte, bajándola medio tono, o un tono. Lo que importa es que el artista que va a acometer la empresa, se muestre entusiasmado, arrojado, inspirado por el numen divino, y se adelante intrépide hasta las candilejas del palco escénico, como para prevenir al público que ha llegado el momento de morir por la patria, o cosa parecida, que preste atención, y que al proyectar la nota, tome el ademán de Atlas echándose el mundo a cuestas, se ponga más colorado que un camarón cocido, y, con el acompañamiento de la bien adiestrada orquesta, salga de su cuidado, dejando patidi fusos a los beocios? y a los atenienses, que | poco difieren hoy entre sí, quienes aplauden, patean y vociferan, como unos poseídos, y E E desalmadamente piden la repetición. A — Pero esa escuela del Bel canto, señor don Primitivo... —Del Bel.. mentecatos. . narices! Esa etiqueta la inventaron los italianos para deslumbrar a los Nada hay menos artístico que | las sopranos coloratura. Eso no es cantar, ni hablar, sino hacer gárgaras de agua chirle al compás de música de agua de borraja. Yo soporto la música italiana cuando la oigo en un cilindro; pero la encuentro intoxican te en la escena, por falta de sentido artístico, a más del sentido común. Oír a Tra viata, flaca, exánime, desgarrada por la tisis, en el mero instante de morir, cantar con voz: de pregonero de boquerones el “Gran oír a Edgardo, el Dio! morir si giovane”; amante de Lucía, en un cementerio, cantando el aria final “Tu che a Dio spiegasti | Pali", en tiempo de polca lenta, me parece de un gusto detestable, y, sin embargo, el público se extasía con esa y otras semejan tes barrabasadas, y prueba de ello es el aplauso que prodiga a Fernando y a Leonora, al final de “Favorita”, cuando ella, ex hausta, lanza su último suspiro en un dúo | de bravura, propio para significar una Car. ga de caballería. —Estamos de acuerdo, mi señor don Pri mitivo; pero hay que tener en cuenta que, fuera de las óperas y de las sinfonías, hay D composiciones musicales que merecen consi derarse. —No las conozco, ni quiero conocerlas, amigo mío. —También debe convenir en que fuera de las tres escuelas musicales sefialadas por Vd.,