Cine-mundial (1923)

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COR p RES CINE-MUNDIAL => PON t y A >v ECE LES mE ZUR Vera Sergina y Cecilia Sorel Visitan la Ciudad de Lisboa más interesante que hermosa. Un tipo de mujer menuda, flexible, de color moreno y cabello oscuro; facciones irregulares, boca grande, un poco de lobezna, y ojos brillantes y vivos. Pero la mujer portuguesa tiene una gran atracción por su inquietud, su movilidad y su dulzura; a la que se une un gran apasionamiento. La mujer portuguesa es romántica y sensual con una sensualidad mística, la cual la ilumina como un fuego interior, que ardiera Sin consumirse. Los grandes cantantes, los grandes actores, los hombres célebres que vienen a Portugal, confiesan que en ninguna otra parte han recibido tantas manifestaciones de simpatía de las damas, ni más declaraciones de amor: hasta de las meninas bien. Es que la mujer portuguesa posee un espíritu muy independiente, sin dejar por eso de ser honesta y recatada. Contribuye a su carácter decidido, el espíritu aventurero de los hombres, que los lleva a la emigración y a las colonias. Ellas quedan al cuidado del hogar y saben ádministrarlo y educar a los hijos. La Repüblica no ha dado en las leyes todo lo que merecen estas mujeres que tanto contribuyeron a su implantación. En ninguna parte tampoco hay tantas poetisas que escriban versos de amor, apasiona'dos y dolientes, como los vates del período romántico. También alguna, imitadora de la poesía de Safo, ha escrito trovas que tuvo que recoger la policía. Se comprende que con esta pasionalidad existan numerosas artistas. Recuerdan un poco a las italianas en su ardiente manera de declamar. No es la mise en escéne la que las defiende, porque no poseen el arte de dar vida a los chiffons; -sino su gracia y el espíritu nacionalista del país. Para los portugueses no hay nada superior a lo suyo. Este mes han estado aquí en Lisboa Vera Sergine y Cecilia Sorel. La primera, con su cuerpo delgado y anguloso, sus facciones acentuadas y sus grandes ojos profundos; fumando sin cesar; les dió una sensación de Montmartre. Por cierto que Vera Sergine contaba una anécdota que interesó más al público que la representación. Se trataba del cuadro de su suegro, que su esposo Pierre Benoit había regalado al museo del Louvre, prefiriendo este honor a los 800,000 francos que un rico americano ofrecía por la obra. Junio, 1923 «—— Carmen de Burgos (Colombine) A mujer por| tuguesa es El interesantísimo tipo de la mujer portuguesa.—Ningún otro pais produce tantas poetisas, ni tan atrevidas.—Dos anécdotas de la Sergine y la Sorel.—La intencionada malignidad de los copleros de Lisboa y el debut de la renombrada actriz francesa.— La artista de moda es actualmente Amelia Rey Collaxo. (De Carmen Burgos, “Colombine”) ———— M El Director General de los Museos de Francia desdeñó el cuadro, con la falta de cortesía que suele serle habitual, disponiendo que lo llevasen al Louxemburgo. La espiritual predisposición a la sátira de Vera Sergine se desató contra este hombre que ocupa tan alto puesto y no ama la pintura. Yo creo que la actriz tenía razón, pues cuando hablé con Mr. d'Estournedes de Constant me dijo que no conocía el Museo del Prado... Después, como reverso de la medalla de Vera Sergine, vino la delicada y deliciosa Sorel. El mismo día que ella puso en escena “La Dama de las Camelias”, la puso también la actriz portuguesa Palmira Bastos, no más joven que ella. Los sufragios del público fueron para la portuguesa. ¿Cómo pudieron comparar no viendo a las dos? Nadie me ha contestado a la pregunta, pero. todos han dicho: —La portuguesa estuvo mejor. La Sorel les dió el efecto de una película de modas. La falta de juventud la convierte en un maniquí, con sus bracitos siempre en la misma postura, hacia arriba, como una muñequita de goznes. Sus trajes son ya superiores a ella. La noche de la última representación corrieron por el teatro estos malignos Versos: Mal o rei Tut-Hank Amon encarou o lord inglés, preguntou-lhe, mui cortez: — Como vai, lord? Vai bom? Desejo que me revele se esta pregunta o náo maca: (Continúa en la página 422) ¿Qué dirían nuestros abuelos si vieran a éste su contemporáneo en tan buena compañía? El expresivo cuadrito debía haber ido en el frontispicio, con los demás pecados capitales, no con el rubro de “Avaricia” sino con el de “Envidia”. (La escena es de la “Imposible Señora Bellew", de Paramount. > PÁGINA 401