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o j S P Tomo vi N°. 9 SEPTIEMBRE, 1923 ^N œt À S AVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAVAS
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CINE-MUNDIAL, revista mensual ilustrada, con, oficina de redacción y administración en 516 Fifth Avenue, Nueva York. Publicada por la CASA EDITORIAL DE CHALMERS, empresa fundada por J. F. Chalmers, Presidente; A. J. Chalmers, Vice-Presidente; J. P. Chalmers, Sr., Vice-Presidente; E. J. Chalmers, Secretario y em Tesorero; todos con despacho en la dirección antes citada. Director: F. G. ORTEGA.
El Caballo Desbocado
(SN las afueras de Nueva York, el italiano Johnny Dundee le arrebató la otra noche un campeonato E al francés Eugene Criqui. .. quedando otra vez demostrada la supremacía yanqui en cuanto atañe a boxeo. Criqui se acostó temprano la víspera y estaba en pie de madrugada al día siguiente; Dundee, por el contrario, reía de lo lindo en un salór de variedades hasta bien cerrada la noche y des| pertó tarde el día del encuentro. En ambos sistemas hay una lección aprovechable.
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Algunos pugilistas tienen la costumbre de ir al teatro la noche antes de una pelea importante y retirarse tarde, a fin de estar bien cansados a la hora de caer en cama y dormir a pierna suelta hasta las diez u once de la mañana del día siguiente. En esta forma logran olvidar y reservan sus energías para el momento en que entran en el “ring”. Nada influye tanto como los nervios en el resultado de una lucha, y el administrador y entrenadores de un boxeador, sin que éste se dé cuenta, tratan por todos los medios de evitar que 5u apadrinado se lance mentalmente a la batalla con su contrario antes de pisar el tablado. Después de | tres o cuatro semanas de entrenamiento, la tensión física y mental de estos muchachos llega a un grado en extremo difícil de dominar. Parecen gallos de pelea. No pueden estar quietos y se tornan foscos, agresivos, taciturnos, groseros y de una violencia endiablada. Si se les deja solos y no se les distrae la noche antes del combate, es seguro que no tarden en quitarse el traje de baño, retratarse, sonreír ante los aplausos de la multitud y empezar a bregar con el contrario, asestándole todos los golpes imaginables. Consecuencia: que se cansan tanto o más que si en realidad estuvieran peleando y llegan débiles al “ring”.
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Es cierto que conviene pensar las cosas de antemano, pero la imaginación es un caballo que se des
oca con facilidad si no lleva un recio freno. El que se anda tres o cuatro días ensayando in mentis los
golpes que va a dar al sinvergúenza de Fulano o Mengano, probablemente se limitará a sonreír como un idiota cuando por fin se lo encuentre cara a cara.
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Lo mismo pasa en el arte, la ciencia, los negocios, el amor, la guerra. Las trompadas hay que darlas con los puños y sobre el cuerpo del adversario en el “ring”, no con la imaginación allá dentro del cerebro, porque las energías del hombre son como las de la pila eléctrica: limitadas, y, cuando se agotan, to¡do el aparato deja de funcionar.
[EMBRE, 1923 < —— ~ ____—_-_-E-_IAIIMxxN > PÁGINA 513