Cine-mundial (1923)

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SUPERSTICIONES Y SUPERSTICIOSOS Por Rafael de Zayas Enriquez ONTRA su costumbre, Don Primitivo me dió la callada por respuesta. Parecióme que mi pregunta lo había abismado, y sentía yo cierto placer al considerar que, por primera vez en mi vida, había sorprendido fallo al omniscio discutidor. La vanidad me impulsó a alardear del triunfo y me atreví a decir: —Veo, mi señor don Primitivo, que ha quedado Vd. convencido de que la superstición, no es una farsa, ni significa falta de inteligencia, ignorancia supina, y que todo ser humane es supersticioso. —¡Hum!-— contestó mi amigo, moviendo cen lentitud la cabeza de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. ¡Hum! Callar no es otorgar. Eso de estar convencido no pasa de una suposición gratuíta. Hasta ahora, de tedo lo que Vd. ha dicho, sólo saco en limpio que Vd. es supersticioso. —Confieso que lo soy, como todo el mundo, como Vd. mismo. —¡ Yo! — exclamó don Primitivo con indignación. —¡Jamás! — Vd. como cualquier hijo de vecino. Creer que no se es supersticioso, es una forma especial de superstición; es la superstición del miedo de ser supersticioso. Don Primitivo se levantó de la poltrona en que estaba sentado, se paseó a grandes pasos por la pequeña sala, se detuvo de pronto, cerró apretadamente los ojos, frotándose la frente, pareció tomar una resolución, y se sentó, recobrando su serenidad. —Mire Vd.— me dijo — hay cosas que si no se han de tratar seriamente, vale más no tocarlas. Habla Vd. con su acostumbrada ligereza de asuntos que son muy graves y profundos. Convengo en que la inmensa mayoría de la humanidad es supersticiosa; y Vd. debe convenir en que eso es efecto de su mucha ignorancia y de su escasa inteligencia. Los hombres superiorísimos, como yo, no pueden ser supersticiosos... No me interrumpa, que esto es más serio de lo que piensa. —Empecemos por averiguar qué es la superstición, dejando a un lado la peregrina definición que dan en su léxico los camaradas de la calle de Valverde, para quienes el vocablo sólo significa: “Ciencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón”; y pare Vd. de contar. ¡No, hombre, no! Ni siquiera atienden a la etimología. Superstitio, voz latina, se deriva de superstes, que proviene de las voces super, arriba, sobre, y stes, de stare, estar de pie, y puede decirse que es lo que está, se levanta, se irgue sobre o cerca de una cosa, y, por extensión, o lo que Vd. quiera, vino a significar también miedo, pasmo, maravilla, escrúpulo religioso. —La superstición es una creencia, o un sistema de creencias por el que se manifiesta una veneración religiosa hacia objetos que no la merecen; o la consagración de tal grado o de tal género de veneración o de respeto a un objeto en sí, el que, aunque en cierto modo merezca reverencia, no es digno de tal veneración; una fe, o un artículo de fe basado en insuficiente evidencia, o completa NOVIEMBRE, 1923 < CINE-MUNDIAL Sz X D ` A SS 2 SS NS "NEU SO AN IA OPERE e 23 nV. T P. " Las Teorias deg i Amigo Don ES rimitivo Práctico —También se le da ese nombre a la prác| a tica u observancia fundada en tales creen| 1 g 2 pd z mente falto de ella; la fe en. o la veneración de cosas que no son objetos propios para ello. i ` dio de los sueños, de las anomalías o mons cias; al rito o práctica procedentes de un exceso de escrúpulo religioso; al crédito que ; se da a lo sobrenatural; la creencia en la | acción directa de potencias superiores, en . ciertos acontecimientos; la creencia en brujería, apariciones, agüero, encantos; la creen| cia de que la suerte del individuo puede ser afectada por cosas consideradas como propicias o adversas. —Y basta de definiciones, que si he acumulado todas las que llevo dichas, no ha sido para alardear de erudición barata, sino para probar que los camaradas de ]a calle de Valverde tocaron el punto con supersticioso | temor de gitano, y que la definición que -. dieron peca por corta, deficiente e inexacta. | —Mi señor don Primitivo, me declaro inE capaz de apreciar el discurso que acaba Vd. de pronunciar, y si no estoy convencido, al | menos estoy vencido, aturrullado, desgarrado, | descuartizado física y moralmente; pero, a pesar de mi naufragio en ese diluvio de erudición, sospecho que ha venido Vd. a confirmar mi proposición de que todo ser humano es supersticioso, pues no hay uno solo que no se encuentre comprendido, por accidente o por hábito, en alguno de los puntos por Vd. marcados. En el folklore mexicano hay esta copla, que aquí viene al pelo: Si el tecolote canta, El indio muere.... M Esto no será cierto, Pero sucede. —El tecolote es una especie de buho. La filosofía de la estrofa es admirable: no creas 6 en agüeros... pero sucede. También hay en E mi tierra otro dicho que viene al caso: “No es bueno creer en brujas; pero de que las hay, las hay.” i —Amigo mío, si se atiene Vd. a dichos y Mi a folklores, no se atiene a nada, porque los hay de todos los colores, para todos los gustos, para todas las personas. En mi tierra hay otra copla que dice: Si la cigarra canta Y el ala tiende, P No hay mejor seña de agua... Que cuando llueve. La burla más sangrienta de los augurios. E — Yo soy un gran admirador de los chinos, | no de los de hoy, degenerados y raquíticos, 3 sino de los antiguos, a quienes considero . como los maestros del género humano, grandes filósofos, grandes inventores, grandes artistas, fundadores de la religión. Entre A ellos me formé yo. Por eso estoy perfecta' mente enterado de la adivinación oficial bajo la tercera dinastía, por medio del carapacho . | de la tortuga, o por las brizmas de la aquiléa, conozco el texto de la Gran Regla; estoy enterado de la adivinación por medio de los “| diagramas, trigramas y hexagramas; de los pronósticos y conjeturas por medio del estu truosidades de la naturaleza. Y si es cierto . que los chinos inventaron casi todas las su(Continúa en la página 686) A > PÁGINA 656 j >