Cine-mundial (1923)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

CINE-MUNDIAL Cine Mundial en Cinelandia Por J. M. SANCHEZ GARCIA ] ILA Lee, que se ha casado recientemente, me da cuenta de que perdió el rico anillo matrimonial a los pocos minutos de haberle sido impuesto, y que para ocultar a su esposo tan desagradable noticia le fué necesario acudir a mil subterfugios, hasta que llegó un anillo semejante que pidió telegráficamente a Chicago. j ES hi ONWAY Tearle tiene escritos y publicados, bajo nombre supuesto, una colección de sermones, muy apreciados por los catequistas de este país. po ES Ep | EATRICE Joy posee una muy bella voz de contralto, de la que no hace gala más que dentro de un muy reducido número de familiares o íntimos. * * * LANCHE Sweet conoció al que hoy es su marido, el famoso director Marshall Neilan, un día que éste, habiendo pintado novillos, dedicábase con éxito a la pesca pero a ella no la “pescó” hasta pasados 17 años de este incidente. k * 0x LADYS Walton usa una pequeña y rica daga en la liga, y al darme cuenta de ello, me pregunta que si es cierto que entre la nobleza española está generalizada esa costumbre. Por supuesto que me han dado ganas de llamarle algo muy feo, pero me he contenido por temor de ofender a los imbéciles. (Continúa en la página 688) Pues señor, este mes fuíme a ver a Frank Campeau y, aunque logré que cerrara los ojos, no conseguí que abriera la boca, de modo que no hubo forma de meterle por ella un cigarro apagado que pensaba hacerle tragar. Pero, decidido a jugar a alguien una mala pasada, consulté con los astros y entre Joseph Bell, Ray Carrall y yo nos pusimos a pensar en cuál sería la broma mejor. Pero a ninguno de los tres se nos ocurría nada. Busqué entonces el consejo de Lila Lee, (Paramount) que me dió una dirección y aquí fué donde comenzaron a enredarse las cosas. A. MacArthur, agente de publicidad de Mack Sennet y Francisco Fonce (los de la dirección de Lila Lee) me dijeron que, si quería reir, preguntase a Blanche Sweet (Goldwyn) quién estaba haciéndole ahora el oso. Preguntéselo y... la muy ladina me presentó ¡al oso! y al dueño del animalito, que es Alberto Argomedo, de modo que la víctima de la brema fuí yo, Pero no terminaron ahí mis aventuras, pues, aunque escuché tocar el piano a la linda Gladys Walton (Universal) y ví a Sam de Grasse vestido de egipcio (la cual ya es, en sí, bastante para reconciliarlo a uno hasta con los cuellos postizos) Leatrice Joy (Paramount) se empeñó en ponerme en lista para pagar no sé cuánto para las víctimas del temblor en el Japón y Conway Tearle (Primer Circuito) por poco me mata cuando le pregunté qué edad tenía. Aunque parezca egoísta la observación, creo oportuno hacer notar que estas fotografías en las que tan bien acompañado y tan sonriente aparezce a ojos del lector, fueron tomadas antes de que una bala perdida hiciera blanco en mi cuerpo y me quitara la susodicha sonrisa, aparte de varios kilos de peso y de una cantidad enorme de optimismo y de tranquilidad — cosas ambas indispensables en esta tarea de entrevistar ante la cámara. Que lo tome en cuenta el lector, no sea que deje de reconocerme cuando, ya menos “pesado”, continúe mis acostumbradas visitas por la “región estelar”. > PÁGINA 657 OVIEMBRE, 1923 <