Cine-mundial (1923)

peo a una huelga de tipógrafos dejaron de publicarse durante siete u ocho días los rotativos de Nueva York, quedando la prensa metropolitana reducida a un pequeño suplemento diario que tiraban todas las publicaciones combinadas. No sucedió nada de particular mientras duró el conflicto entre los huelguistas y los propietarios de periódicos. La gente fué a las oficinas como de costumbre, las tiendas abrieron sus puertas y vendieron, los teatros funcionaron, no hubo interrupciones de tráfico y, en fin, el mundo continuó rodando como si tal cosa. Los periodistas y escritores en general convencidos de “que desempeñan una misión de solemne importancia hacia la sociedad” pueden apuntarse esa carambola. EF empresario de una compañía de ópera que trabaja actualmente en Nueva York, bastante conocido por cierto en la América Latina, tuvo la humorada de sacar dinero a Italia mediante cierta martingala de propaganda patriótica y, con este objeto, fué a Roma y obtuvo audiencia con Mussolini, que lo recibió solo, sentado en su escritorio en medio de una sala enorme. El empresario ocupó una silla al otro lado de la mesa v empezó a explicar sus planes, mientras el dietador lo escuchaba sin hablar palabra, los CINE-MUNDIAL —.vwigeETI codos sobre la mesa y^la cara entre ambas manos, mirándolo fijamente con una expresión diabólica. Segün contó el propio interesado, bajo aquella mirada de fiera enjaulada no tardó en atragantársele la saliva, tartamudear y turbarse por completo. —Tal fué el pavor que me entró — dijo — que me dieron ganas de levantarme y echar a correr. Por fin Mussolini se puso en pie y lo condujo como un corderito hacia la puerta, aunque recaleando por el camino que no olvidara que “Italia no estaba para enviar dinero afuera, sino para recibirlo”. Le influencia yanqui está surtiendo efectos desastrosos en la Gran Bretaña, a juzgar por lo que dicen los periódicos ingleses, que a ella atribuyen la mayor parte de los 18,199 accidentes ocurridos durante los meses de abril, mayo y junio en las calles de Londres, con las 171 muertes que trajeron consigo. La manía de hacer las cosas a la carrera y sin pensar en los resultados, tan arraigada en los Estados Unidos, parece que se va extendiendo por el mundo a medida que se generaliza la moda de imitar todo lo norteamericano. UANDO yo era niño tenía tres defectos que mis padres trataban constantemente de enmendar, unas veces por medio de razó namientos bien fundamentados y otras tirándome a la cabeza toda clase de objetos. —i No seas descarado, muchacho!—me gritaban —. ¡Mira que nunca llegarás a nada si persistes por ese camino! —i¡ Muchacho, no seas pendenciero! ¡Mira que esa manía de andarte peleando con la gente te llevará al patíbulo! —¡ Muchacho, te estás convirtiendo en un pillete de playa y algún día te va a comer un tiburón! ¡Mira que de esa manera tus amigos serán siempre de la chusma! A fuerza de oir las mismas reconvenciones tan a menudo, intenté corregirme y casi lo había conseguido al desembarcar por estas costas. Gracias que aun no se habían borrado Esta joven que tropezando con un cortinaje al dirigirse al baño cayó con el tapiz enre entre todas las competidoras de Arizona, Nuevo Méjico, Tejas y California. NOVIEMBRE, 1923 < “Juventud Flamante”, de Colleen Moore. dado al cuerpo, se llama Dorothy Dial y ganó el premio de buenas formas Inmediatamente la contrató el Primer Circuito para salir en > PáÁciNA 659