Cine-mundial (1925)

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a qué sabía bailar con el heredero del trono de la Gran Bretaña, y si era verdad que el Príncipe es de oro, y hasta dicen que se proyecta inscribir el nombre de la apreciable joven en la Galería de la Fama, sin recordar que el Príncipe acostumbra a bailar con todas las que le placen, sin atenerse a jerarquías, desde las princesas reales hasta las parroquianas de los cabarets. —Tiene Vd. razón, caballero; pero hay que considerar que ese es el mal inherente a la excelsitud de la posición. —Convenido, más con su cuenta y razón, que todo tiene límite. Considere Vd. a ese infortunado joven, un tanto fastidiado del viaje, viéndose rodeado de una nube de reporteros armados de sendos aparatos fotográficos y de cuadernos de papel, preguntándole cuántas olas había contado entre Inglaterra y Sandy Hook; si en toda su vida había encontrado una compañera de baile que pudiese competir con la joven dama americana ya mencionada. Alguien le preguntó por qué siempre se caía del caballo, a lo que contestó que nunca le había pasado eso, que siempre había caído el caballo con él, lo que parece lo mismo, pero es diferente. Otro le dijo que si era cierto, como lo publicó “The Daily Despatch” de Manchester, que en cuanto regresara a Inglaterra anunciaría su matrimonio. Otro que si este sería su último viaje de soltero; otro llevó su audacia hasta preguntarle que si en caso de que se enamorase de una muchacha americana se casaría con ella, lo que llenó la medida de la paciencia del atormentado Príncipe. Otra pregunta que parece que es aquí reglamentaria: “¿No cree Vd. que la mujer americana es la más bella, elegante y atractiva del mundo?” ¡Qué se puede contestar a pregunta que, a más de estúpidamente vanidosa, es escandalosamente incorrecta! —Repito que tiene Vd. razón, caballero, y compadezco al igual de Vd. la situación en que se encuentra el Príncipe; y también repito que ese es el justo precio a que se paga la alteza. —No, ese precio es excesivo, es brutal, es una maldición. Eso de que por donde quiera que Vd. pase, le hagan distinciones, honores, lugar aparte, como si lo pusieran a Vd. fuera de la ley humana, sin declararlo por eso cosa divina... ¿Puede Vd. figurarse lo que es vivir como Caín después de su fratricidio, perseguido por el ojo infinito de la curiosidad insaciable, hasta en la noche, hasta en el lecho, hasta en la obscuridad y el secreto saeratísimo de la alcoba? — Perdone Vd., caballero, repuse, todo eso es fácil de explicar. Aquí no conocen más príncipes que los que figuran en los cuentos de hadas, y no se modifica el concepto de los ejemplares que ven en las novelas, en el teatro o en la pantalla cinematográfica. Todos quieren ver, oir, oler y tocar, y, si posible es, también gustar a un príncipe verdadero, heredero del trono más importante del mundo, soltero, buen mozo, árbitro de la moda, objetivo de toda madre que tiene hija casadera, de toda muchacha que tiene ensueños de amor y de aventuras románticas, O clásicas; que es querido por todos los deportistas, por Juzgarlo el primero y principal de los suyos. Lo que a Vd. parece demasiado, a mí se me antoja muy poco, y veo con admiración que todavía no se hayan apoderado del Príncipe en la calle, en un estadio, o en un salón, y, a fin de saciar la sed y monomanía de toda mujer americana de colec ENERO, 1925 CINE-MUNDIAL DORIS KENYON, famosa estrella del elenco de First National, dice: “Cutex es indispensable para mi tocado”. Doris Kenyon Conoce el Secreto de las Uñas Bellas. ¡La manicura CUTEX es tan fácil y rápida! Con un palillo de naranjo CUTEX, envuelto en un pedacito de algodón saturado con el Removedor de Cutícula CUTEX, se eliminan las partes muertas de la cutícula y ésta queda bella y uniforme dejando las uñas blancas como la nieve. Para pulir las uñas dándoles un brillo rosado lustroso puede escogerse de entre los cuatro pulimentos CUTEX: polvo, líquido, pastilla o pasta. Los productos CUTEX se venden en todas las droguerías, farmacias y bazares. NORTHAM WARREN 114 W. 17th St. Nueva York, E. U. A. PÁGINA 41