Cine-mundial (1925)

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INFORMACION GENERAL TOGRAFICA Y TEATRAL LA IIS EA LA ACTIVIDAD = LA CASA DE LA TROYA SCRIBO estas líneas al día siguiente de E presentada la cinta en el Carnegie Hall de Nueva York, con un lleno a reventar a base de más de tres mil entradas) y un éxito que, si no inesperado, resultó muy por encima de los usuales en casos semejantes, por el sincero entusiasmo de la concurrencia y por el recibimiento que se hizo no sólo a la película en general, sino a cada una de sus escenas culminantes. A precios de taquilla que sólo por excepción se señalan aquí en cinematografía, el público dispuesto a ver “La Casa de la Troya” no encontró billetes suficientes y muchos se quedaron con la gana. Y basta de palabrería por ese lado, Confieso que asistí con desconfianza a la exhibición. Lo que antes se había filmado en Madrid o en Barcelona era más para entristecer que para aplaudir... o hasta presenciar. El esfuerzo y el mérito estaban presentes, pero el resultado no salía por ninguna parte. La falta de técnica llegaba a grado tal que se convertía decididamente en falta de sentido común y todas las bellezas de fotografía, todo el pintoresco regionalismo de trajes, escenas y argumento, se perdía sin remedio en el absurdo de la continuidad y transformaba la cinta en un rompecabezas ideológico y literal. Lo más que llegué a admirar sinceramente—aunque, como todos, me abstuve de criticar hasta lo peor para que no se dijese que, siendo de la raza, por fuerza había de denigrar todo lo nuestro—fueron las cintas meramente escénicas, a base de paisajes y sin pretensiones fotodramáticas, En un paréntesis de justicia debo aclarar, no obstante, que sólo se ha visto por aquí una parte de lo que, durante los últimos años, produjeron los talleres hispanos, pero es lógico presumir que, si se atrevieron a exportarlo, fué porque lo consideraron mejor que el resto. “La Casa de la Troya” vino a Nueva York después de haber dado a ganar en Madrid y provincias sumas hasta entonces nunca vistas. Ha superado en entradas a cuantas cintas se han exhibido hasta la fecha en la Península. Basada en el libro del mismo nombre que escribió Pérez Lujín y que dió origen al pleito más ruidoso de que haya memoria en la historia literaria de España, sigue fielmente el tema de la obra y logra conservar no sólo el carácter, la intención y la “fisonomía” del libro, sino la emoción que encarnan sus capítulos culminantes. Y ya eso es mucho triunfo tratándose de una película. Que este efecto no es artificioso, lo demuestra un detalle singular: en la sala en que proyectó aquí la cinta estábamos, aparte de unos cuantos amigos del empresario, dos periodistas y dos miembros de la Comisión de Censura del Estado de Nueva York — una señora gigantesca y un estimable hebreo — que debían dar su aprobación para que “La Casa de la Troya” se exhibiera en los Estados Unidos. Ambos personajes y nosotros mismos estamos hartos y hasta indigestos de películas, que la necesidad nos obliga a ver a pasto. Y, sin embargo, me consta que en un momento emocionante de esta producción hispana, el muje Junio, 1925 CINE-MUNDIAL rón se echó a llorar, el señor israelita pidió dos entradas para volver a ver la cinta en el teatro — ¡y conste que ésta tiene diecisiete rollos! — y Hermida, que se hallaba a mi lado, se revolvió en su asiento para disimular la impresión que aquel breve instante sentimental le había causado. De donde se saca en claro que aquello está «tan bien interpretado y dirigido como cual quier producción de pretensiones de aquí. Por otra parte, la película tiene argumento. Y eso ya es motivo para elevar al Cielo preces de sincera gratitud, ya que en los tiempos que corremos y en este bendito país, encontrar un argumento de-cine es como tropezar con una cartera repleta de billetes. El tema en cuestión se basa en la vida de los estudiantes y el motivo dramático encaja en el ambiente de la cinta con naturalidad y sin “teatralerías”. “La Casa de la Troya” tiene defectos. Falta a los actores, en algunos momentos, el hábito de trabajar ante la cámara. La caracterización no está del todo perfecta, de modo que, siendo excelentes la luz y la fotografía, algunos primeros términos y hasta algunas de las escenas de grupo resultan ingratos a la vista. Por otra parte, en la cinta a trechos, sobran largos metros de celuloide que, si se suprimen, añadirán belleza, acción y lógica a la continuidad. Es un deleite refrescarse con el espectáculo de la vida estudiantil nuestra, bohemia, romántica, descuidada y alegrona y que tanto se diferencia de la de esos jóvenes salvajes, de duro músculo y cabeza más dura aún que forman el sistema vertebral de la vida universitaria norteamericana. Y tal espectáculo, desarrollado con finura a través de “La Casa de la Troya” no es el menor de los encantos de la obra. He tratado de reseñar la película desde el punto de vista técnico, señalando sus características salientes, pero debo resumir este breve juicio en dos líneas sinceras: “La Casa de la Troya” gustará a rabiar dondequiera que haya un español. — Guaitsel. WARNER BROTHERS COMPRA LA CASA VITAGRAPH La compañía cinematográfica de “Warner Brothers”, desconocida hace tres años y hoy una de las más fuertes en el mercado de películas gracias a la excelencia de las producciones que ha exsibido de poco tiempo a esta parte, acaba de adquirir — por una suma que se dice mayor del millón de dólares — todos los intereses de la Compañía Vitagraph, la más antigua de los Estados Unidos. Esta transacción no consolida las dos ocmpañías — como ocurrió en el caso de la Metro-Goldwyn — sino que disuelve a la Vitagraph por completo y da a “Warner Brothers” la posesión íntegra de todos los talleres, edificios, archivos, depósitos, contratos, utilería y bienes raíces de aquella empresa y, sobre todo, de los centros de alquiler que la Vitagraph posee en este país y en el extranjero. Esto es importante porque “Warner Brothers” no contaba con organización propia para distribuir sus cintas, en tanto que la casa comprada tenía magníficos órganos ESCENA E de alquiler por todas partes. El impulso que “Warner” obtendrá con esta adquisición es obvio. Otra valiosa propiedad que cambia de manos en esta venta es la de los depósitos de películas de la Vitagraph que datan de hace veinticuatro años. Stuart Blackton y Albert Smith fundaron la Vitagraph y la han administrado, dirigido y explotado desde los albores de la industria, a tiempo en que Pathé hacía sus primeros pinitos en Francia. Blackton, que era repórter del “New York World”, fué enviado por su periódico a entrevistar a Edison en los días en que éste se ocupaba de la invención de su “bioscopio”. Impresionado por lo que en el laboratorio del inventor había visto, Blackton indujo a su amigo Smith a exhibir “El Tren Expreso del Diamante”, película de unos cuantos metros que mostraba a un tren lanzándose hacia la concurrencia. La presentación fué un éxito. Y así nació la “Vitagraph”, una de las piedras angulares del primer monopolio cinematográfico, que absorbió más tarde a la Kalem y la Lubin, otras casas precursoras de aquí. La aWrner, según se ha dicho, data de hace tres años, aunque ha adquirido enorme prestigio en poco tiempo. Así, la casa novísima se traga a la más antigua del ramo cinematográfico. Shirley Mason ha sido prestada por la Fox Film Corporation a la compañía del Primer Circuito, para que tome parte — sin violar su contrato — en la filmación de una cinta de esta última marca que se llama en inglés “The Talker” (La Habladora, o El Hablador, según resulte luego, porque el idioma de Shakespeare es muy vago en esto de los géneros gramaticales). En la aludida película son intérpretes también Anna Q. Nilsson y Lewis Stone. Shirley estará en buena compañía. Rodolfo Valentino es tan versátil, que resulta difícil seguirle la pista. Estaba con la casa Ritz y sus cintas de esa marca eran distribuídas por Paramount, pero, a raíz de recientes enredos, nos hemos enterado de que el joven actor forma parte de la “United Artists”. Eso implica que los otros contratos han “fenecido” intempestivamente. Entre los divorcios del mes, se cuentan el de Tom More y Renée Adorée, que llevaban poco más de un año de matrimonio. Ella en Europa y él de un lado a otro del país, han estado aparte casi las dos terceras partes de ese año de “vida en común” y ya se rumoraban las diferencias entre ambos desde hace meses. Tom se había casado antes con Alice Joyce, de quen tuvo una hijita y que se separó de él hace tiempo. Mack Sennett declara que las rubias van a volver por sus laureles de popularidad y ha convocado a un grupo de muchachas de trenzas de oro a que tomen parte en sus comedias, para contraste con las morenazas Madeline Hurlock y Natalie Kingston, que están con contrato y Alice Day, que ni rubia ni morena. PÁGINA 346