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CINE-MUNDIAL
LA ANS IMEDAD DEL CINE
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REDES
John Emerson. Adolph
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ææ i RECIENTE escarceo producido por el anuncio de que las
4 principales compañías productoras de este país habían decidido introducir considerables rebajas en los sueldos de los artistas, del personal técnico y del contingente oficinesco agrupados en el cine, pone de nuevo sobre el tapete de la actualidad el debatido problema de cuáles son las verdaderas condiciones de la industria cinematográfico en los Estados Unidos. ¿Es el cine una industria enferma, fundamentalmente aquejada de mortal dolencia e
de toda clase de achaques y vicisitudes? Y si es así, ¿dónde, pues, está la verdadera causa del mal?
Todas las personas relacionadas con el cine están prontas a decirnos de qué mal adolece la industria. Consultemos a diez “autoridades” y encontraremos que, como buenos médicos, nos ofrecerán diez diagnósticos diferentes, es decir, diez explicaciones distintas. Lo curioso es que muy probablemente todas tendrán razón, a pesar de su manifiesta discrepancia. Porque con excepción de las cintas cinematográficas en sí, todo lo demás anda enfermo en el cine.
La reciente campaña dirigida a rebajar los sueldos y el coste de la producción cinematográfica en general ha recrudecido el interés en el estado del enfermo, y la prensa y el público nos han ofrecido toda clase de explicaciones acerca de la salud de la industria. Estas explicaciones, sin embargo, se han limitado a considerar fases aisladas de la situación. Todo ello es muy interesante, pero mientras más explicaciones diferentes se nos dan, mayor es la confusión en que se deja al público. y
En el presente artículo, lejos de considerar detalles aislados, trataremos de presentar los hechos en su verdadera relación.
Hasta ahora se han ofrecido varias razones para explicar la crisis por que atraviesa el cine. Se ha dicho que el mal está en los exce
OCTUBRE. 1927
W.
Zukor
Le industria cinematográfica en los Estados Unidos está atravesando actualmente una crisis tan importante que ha trascendido al público; y de eso nos hemos ocupado, aunque sin grandes detalles, en nuestras dos ediEste artículo del Sr. moso redactor en jefe de nuestra revista hermana “M oy el más competente de los escritores cinematográficos del país — analiza la situación con mano maestra, al hacer el diagnóstico de los alifafes que ahora aquejan al Séptimo Arte.
Cecil B. De Mille
Sargent
Anila Loos.
Sargent — fa
Charles Pathé
sivos salarios que prevalecen en la industria; se ha culpado el excesivo coste de producción; se ha acusado el exceso de personal improductivo v más o menos superfluo de que están sobrecargadas las grandes empresas cinematográficas; se ha invocado el argumento de la incapacidad directiva y la ineptitud en la administración... Todo ello es probablemente cierto. La verdadera razón de la crisis, sin embargo, es sencillamente esta: las cintas cinematográficas cuestan hoy mús de lo que el productor puede aspirar a ganar con ellas, o a obtener prestado a base de ellas.
El noventa por ciento del mal se encuentra en esta última expresión: prestado a base de ellas El caso es parecido al del heredero manirroto que, después de dilapidar su patrimonio, pide prestado, primero, a base del lujo con que vive, v luego sigue pidiendo prestado a base de Jo que ha pedido y gastado va. Al fin llega el momento en que se agota la complacencia de los prestamistas y el deudor se ve obligado a cambiar de vida, a buscar el medio de saldar sus deudas y, si todavía es posible, a tratar de salvar la perdida fortuna.
Siembra el viento y recogerás el torbellino
En todo esto se nota la tendencia a tratar la crisis actual como si fuera cosa de origen reciente, o por lo menos hubiera comenzado con el período de las grandes combinaciones. Los acontecimientos recientes no son más que la culminación del cáncer que durante muchos años viene devorando las entrañas de la industria cinematográfica.
Y mientras no se reconozca esto; mientras no se entienda que la industria ha sido edificada sobre una base falsa, y se proceda a reforzar esa base, todo esfuerzo por levantarla será inútil; algo así como si se tratara de sostener un edificio tambaleante con puntales endebles.
Hay que remontarse a los orígenes y comenzar de nuevo; edificar con más prudencia y solidez; construir sin perder de vista el porvenir. Una rebaja del diez por ciento en los salarios, una rebaja aún
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