Cine-mundial (1928)

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res fascistas recibieron order de apuntar sus cañones contra el Vaticano. Se convocó a los líderes de la organización local y se les ordenó que colmaran a las muchachas atletas de atenciones y de distinciones. Como testigo presencial, puedo afirmar que el Duce fué obedecido al pie de la letra. El coro de indignados periodistas mussolinescos repercutió por las orillas del Tíber y perturbó la olímpica calma que, ordinariamente, reina en la redacción del “Osservatore Romano”, órgano papal. $ Los periódicos fascistas querían averiguar si Pío XI consideraba a Juana de Arco, que figura ahora entre los santos, como persona impúdica o de mala reputación, ya que ella, según los susodichos periódicos, iba vestida con ropas más llamativas que las doncellas atléticas italianas de 1928, se asociaba a la soldadesca en cuya compañía viajaba largas distancias y no podía, por lo mismo, practicar el debido recato. Mientras la prensa continuaba sus ataques contra el Pontífice y el cardenal, los jefes del fascismo se dedicaron a agasajar con toda su alma a las jóvenes, que desfilaron por el Corso con sus banderas y estandartes y que, por todas partes, fueron recibidas con alborozo. No es frecuente que en Italia la luz de la publicidad caiga sobre el sexo débil, pero esta vez Roma resultó notable excepción. Las muchachas necesitaron muy poco estímulo para ponerse en el centro del escenario, aprovechando la ocasión. Entraron en el Parque Pincio, con sus gallardetes y sus lábaros flotantes al viento, mientras tocaban las bandas y aplaudían los espectadores. Y cantaban lo más alto que podían sus canciones de guerra. “¿Tenemos miedo?”, decía el estribillo de uno de sus cantos predilectos. Y la respuesta de los coros era un estentóreo “¡No!” que repercutía por todas partes y que marcaba el unánime golpear de millares de pies sobre la tierra. El epílogo fué cuando, por orden del Duce, la Villa Borghese se cerró al público durante toda una tarde y ahí, junto al lago y a las ruinas artificiales de un templo griego, se tendieron manteles para una merienda, ofrecida a las diez mil amazonas. Los fondistas más renombrados de Roma suministraron las viandas y no faltó una gota especial del “rubio Frascati”. Fué celestial para las muchachas, pero resultó una pesadilla para las dueñas que las acompañaban y para los camareros que las servían. Por la noche se celebró una maravillosa fiesta en el Coliseo, iluminado con gran habilidad por el Departamento de Bomberos de la ciudad. Las campeonas de la brigada atlética fueron presentadas a la muchedumbre y nunca, desde la época en que el gigantesco edificio resonaba con los aplausos en honor de los gladiadores de aquel entonces, se escucharon ovaciones semejantes a las concedidas a las heroínas del “Concorso”. El broche de oro de la ceremonia lo constituyó la presencia de Mussolini, que llegó al concluir la fiesta y que dedicó un corto discurso a las muchachas, sonriente y olvidado por completo de su habitual austeridad. Debe decirse, de paso, y por vía de comentario histórico, que la santa indignación del Pontífice actual contra las jóvenes atletas de falda corta no fué siempre compartida por sus antecesores. Incluyo una fotografía que reproduce el adorno de una alcoba del Castillo de San Angelo y que fué pintado por orden de Pablo IM, el famoso papa farnesio. Este fresco y otros más que sin duda rechazaría la censura postal pueden verse todavía en lo que fué alcoba papal cada vez que los pontífices prefirieron pasar la noche al amparo del viejo castillo. AGOSTO, 1928 CINE-MUNDIAL Los Faros son Señales de Peligro a la Altura de los Ojos OS faros que brillan a través del océano advierten a los navegan tes que un grave peligro se esconde en las tinieblas. Son avisos puestos a la altura de los ojos. Y el piloto les da inmediata atención. No lejos de Ud. hay un proveedor que le mostrará modelos de Moto-Meters adap*ables a cualquier marca de automóvil. Lcs precios son moderados. Como el Moto-Meter de Boyce está directamente a la altura de los ojos de quien guía el auto, también da oportuno aviso, impidiendo los daños que puedan sobrevenir en el interior del motor. El Moto-Meter de Boyce llama la atención y advierte, a tiempo, que falta agua, que se ha zafado la banda del ventilador o que hay un desperfecto en el sistema de enfriamiento. La columna roja al ascender, intercepta la vista sin esfuerzo para el que conduce y da la señal de alarma. MOTO METER The Moto Meter Co., Inc. L. I. City, N. Y., E. U. A. La bujía de encendido Moto Meter Manómetro Fabricantes de manómetros $ para neumáticos y de bujías | de encendido. PÁGINA 709