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El presidente Leguía haciendo entrega
de los premios a los que obtuvieron la
victoria en el campeonato nacional de atletas peruanos.
es una de las manifestaciones de la civilización actual.
Conformes.
También lo es el rcbo a balazos, a plena luz del día. Pero algo hay que hacer para que la ola de amoralidad no cubra el poco de decencia que aún queda a flote. O, mejor dicho, no lo descubra. Porque al paso que vamos...
A los periódicos les corresponde una gran parte del esfuerzo.
Las damas harán lo demás. Porque yo presumo que ellas no van a quedarse en el memorial. Intuyo que su campaña ha de extenderse a una propaganda intensiva para que los trajes femeninos sean un poco más recatados, y para que los niños no aprendan y repitan la letra de los tangos, “escrita en lenguaje canalla de ladrones”.
EE Ahora noches Alberto Icochea, campeón de
peso ligero-pesado, del Perú, batió al chileno Salvador Greco en el curso de una contienda
CINE-MUNDIAL
feroz de esas que reviven los tiempos heroicos del boxeo.
Doce asaltos duró la batalla. Los combatientes fueron el uno digno del otro. Icochea, que perdió por decisión en un encuentro anterior con el mismo Greco, en Valparaíso, tuvo que luchar como una fiera esta vez. El coraje indomable de Greco causó tremenda impresión al público. El gladiador chileno hizo frente a Icochea en todo instante. lIcochea le desbarató la cara, y es claro que como el chileno también pega y bien, el vencedor se llevó lo suyo. Pero la superioridad técnica de Icochea era indiscutible. Ante ella sucumbió el bravo peleador chileno.
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Escomel, sabio arequipeño, acaba de hacer un descubrimiento sensacional. Si lo perfecciona, los borrachos habituales del universo entero le van a cobrar un odio tremendo. Aunque la ciencia sostenga que Escomel es
uno de los más grandes benefactores de la humanidad.
El descubrimiento consiste nada menos que en la aplicación de inyecciones hemoterápicas. Escomel ha hecho el ensayo con un alcohólico que había echado a perder su organismo con la ingestión diaria de dos botellas de aguardiente. El sabio comenzó a tratar al borracho, y a poco el sujeto se declaró enemigo del alcohol.
Alberto Gallos Porras, campeón peruano de tennis, que venció en el torneo por la copa donada por la Asociación Argentina.
Pero Escomel no tiene todavía la seguridad completa de que la fórmula que ha descubierto será infalible. Continúa sus experimentos, con la esperanza de que le darán resultado, no solamente en la curación de los alcohólicos, sino de los que gustan internarse en. los paraísos artificiales que cantó Baudelaire.
Me figuro lo que van a lamentar los “secos” en Norteamérica, que Escomel no sea yanqui, y no esté por allá.
Los alumnos de la Escuela Naval del Perú, que obtuvieron por séptima vez el campeonato nacional de atletismo, desfilando ante la tribuna oficial, en el Estadio en que se celebraron las pruebas de eliminación.
OCTUBRE, 1928
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A A IA O A NAAA AAN