Cine-mundial (1928)

Arriba, el alcalde de Cienfuegos condecorando a los jefes de los Cuerpos de Bomberos de la capital cubana. Derecha, comisión de asturianos que fué a Tampa a la inaugurac.ón del Edificio de la Delcgación Asturiana en dicha ciudad de La Florida. g OMO van cambiando las costumbres en Cuba, y cómo ha perdido l el hogar cubano, en cierto orden, su sello clásico, característico ! Aquel tipo de mujer casera, indolente y melindrosa, incapaz de ninguna rebeldía, sujeta primero a la potestad de los padres y más tarde a la del sposo, va desapareciendo. Hoy, sin remilgos de ninguna clase, sale a la calle y lucha en todos los sectores de la actividad; y si es cierto que tal independencia eleva el nivel moral e intelectual de las mujeres preparadas que saben y pueden hacer buen uso de esa libertad, en cambio pierden terreno las que, faltas de esa preparación, NOVIEMBRE, 1928 CINE-MUNDIAL acuden por necesidad, en la flor de sus vidas, a las academias de baile donde pierden el pudor danzando en brazos del primer salvaje que les ofrece un “ticket” de cinco centavos por unos instantes de placer... Después de que hasta los periódicos habían cesado de hablar del vuelo de Fierro por estimarse fracasado, de golpe, sin esperarlo, recibimos la noticia de que el “as” mejicano había salido rumbo a la Habana. La expectación fué indescriptible. Mucho antes de la hora calculada, ya, estaba el aeródromo de Columbia completamente atestado de público, soldados, fotógrafos y cuanto CU NO El Presidente de Cuba condecorando con la cruz de Carlos Manuel de Céspedes al aviador mejicano Roberto Fierro, que hizo el primer vuelo Méjico-Habana. A A Por Luis García Ortega Dios echó al mundo, ávidos de presenciar la llegada del intrépido mensajero de paz de la tierra hermana. Luego vinieron las recepciones, condecoraciones y agasajos sin fin que anonadaron más al aviador que la propia magnitud de la proeza realizada. E Contrastando con el premio que el gobierno azteca ha sabido dispensar a Fierro, elevándolo a la jerarquía de Coronel, nos viene a la mente el recuerdo de Parlá, el primer aviador cubano que, casi sin preparación técnica, utilizando un aparato que parecía un catre de viento, realizó la estupenda hazaña de volar de Cayo Hueso a la Habana, sin que ninguno de los sucesivos gobiernos cubanos hayan premiado sus méritos ni enaltecido su personalidad confiriéndole un cargo en el Cuerpo de Aviación de nuestro Ejército. Ro * ok Un juez cubano acaba de imponerle 30 pesos de multa a una pareja de turistas yanquis por exceso de efusión amorosa en la vía pública. En las playas se les ve con frecuencia arrullarse como tortolitos, en medio de la expectación general, sin inmutarse. Y dirán que los cubanos somos apasionados (Continúa en la página 981) PÁGINA 933 E CION