Cine-mundial (1929)

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emocionantes cuatro minutos de lucha bes| tial sólo vinieron a revelar, para los que estaban en interioridades, la suerte loca del jugador de Nevada. ¿Puede imaginarse pelea más desigual? En facultades y conocimientos del oficio, en agresividad, en resistencia, en rapidez y fuerza de golpe, no había comparación posible entre el gatuno y ambidiestro Dempsey y el gigante argentino, que, para colmo, traspuso las cuerdas en mal estado físico, con el brazo izquierdo encogido, sus padrinos asustados, una derecha que se veía venir desde Buenos Aires y convencido de que iba a perder. —Voy a apostarle unos cuantos pesos -— le dije en Atlantic City dos días antes de la lucha. “No sea tonto; no lo haga” — me respondió Firpo. Si Dempsey no se olvida de todo y se pone a pelear como un estibador, la lucha hubiera terminado aun con mayor rapidez, y sin que Firpo lograra colocarle un guante encima. Y en vez de “El drama supremo”, aquello habría descendido a “La gran estafa del siglo.” x x * E PP EEMEN TE tuvo buen tiempo en todos sus espectáculos al aire libre, y casi por milagro salió airoso de innúmeros atolladeros. Las peleas Dempsey-Carpentier y Dempsey-Firpo son casos típicos. Lo de Carpentier, si se quiere, fué todavía peor que lo de Firpo. ¿Quién, entre los noventa mil espectadores, no sabía que el frágil y pálido francés estaba sentenciado a rodar por tierra al primer golpe recio de Dempsey? Con todo y eso, ésta fué la lucha en que Rickard obtuvo mayores ganancias: cerca de setecientos mil dólares. ok ok RICKARD se debe el auge del boxeo por el mundo. La leyenda de su nombre y la magia de sus cosas ha hecho posible que tres buenos amigos — Paulino, el anciano Renault y el juez — viajaran juntos en el mismo barco rumbo a Colombia, y una vez allá, en la pintoresca región del Cauca, obtuvieran pingües emolumentos por celebrar una “reñida pelea” a la que asistieron entre veinte y treinta mil espectadores. ES Que clase de hombre era este jugador. profesional cuyas andanzas dieron la vuelta al orbe y que vino a morir rico y respetado hace un par de meses? ¿Cómo pudo triunfar en un negocio tan azaroso? ¿Cómo pudo sobrevivir e imponerse entre tantas fieras? ¿Cómo pudo vencer tantos obstáculos? ¿De qué tretas se valdría para esquivar aquella denigrante acusación de que fué objeto cuando empezaba a afianzarse, y que en los Estados Unidos hubiera arruinado a cualquiera? MARZO, 1929 CUENTE SNITUEN DIAL SS 7 Ha leído Ud. la emocionante novelita “El Angel del Hogar”? Si no, recorte y envienos el cupón al pie y le obsequiaremos un ejemplar acompañado de un librito de instrucciones sobre el uso de Dioxogen. Si los microbios Sp ies ¡Ah! si lo fueran... con qué rapidez nos pondríamos fuera de su alcance! Siendo, como son, invisibles, tenemos que atacarlos donde la ciencia médica nos dice que existen, o en el momento preciso en que se sienten sus efectos. Todos los gérmenes, desde el más simple hasta el más dañino, tienen un enemigo mortal en Dioxogen La acción de Dioxogen sobre cualquier clase de microbios es instantánea y devastadora, y sin embargo, es absolutamente inofensivo para las personas. Dioxogen es un poderoso antiséptico y germicida fabricado especialmente para uso casero. Su acción desinfectante y sanativa es instantánea en casos de heridas, dolor de garganta, resfriados, cortaduras, nacidos, erupciones, abscesos, hemorragias, disentería, y para la higiene bucal y femenina. Dioxogen debe tener un puesto permanente en todo hogar donde se desee salud y felicidad. Todas las boticas venden Dioxogen en frascos de varios tamaños The Oakland Chemical Co. 59 Fourth Avenue, N. Y. City.—Depto C-M Sirvanse remitirme gratis un ejemplar de la novelita “El Angel del Hogar”. Nombre A ar AN Gai Direc SO cito ja egos Cda. O o ET dos PÁGINA 309