Cine-mundial (1931)

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el sábado en la noche. Al día siguiente, domingo, trabajó hasta medio día. Le expliqué que podría utilizarlo toda la semana, porque uno de mis operarios estaría ausente, pero no volvió. En casa dejó unas cuantas cosas; aquí en la barbería dejó un peine y unas tijeras. No sé qué habrá sido de él. En la habitación que el barbero ocupó en casa de Bulger, y debajo de la cama, se encontró un par de zapatos de cuero suave. En el tocador se hallaron una camisa tamaño quince, un cuello y una corbata. Los zapatos eran tamaño siete y medio. Evidentemente, el cuello y la camisa eran nuevos, porque no tenían marca alguna de la lavandería. —¿Cómo se llamaba este hombre? — preguntó Griffin. —Frank Harris — contestó Bulger. El detective continuó sus investigaciones hasta que completó una buena descripción del sospechoso, la cual fué publicada en todos los periódicos de Nueva Inglaterra. Se decía que era un hombre de unos cuarenta años y gue pesaba unas 160 libras. Su alto se había calculado en cinco pies, seis pulgadas. Piel trigueña y lisa; ojos pardos; usaba un pequeño bigote. Se averiguó, además, una señal que facilitaría su identificación: tenía tatuado un dibujo de dos manos enlazadas y un corazón atravesado por un cuchillo en la parte de adentro del antebrazo derecho. Sobre el diseño se leían las iniciales “E. T.” Los periódicos publicaron también la fotogratía de los lentes ahumados, dando a conocer el hecho de que el farmacéutico Donovan los había identificado como vendidos por él al sujeto. Bulger manifestó a los reporteros que el barbero misterioso decía que venía de Miami, Florida, donde el huracán había destruído su establecimiento. También se publicó la noticia de que la mujer y los hijos del barbero habían perecido durante el cataclismo. Estos puntos fueron investigados por Griffin y pudo comprobarse que eran inciertos. El Cuartel de la Policía hizo públicas estas recompensas por medio de una circular. Dicho documento enumeraba todos los informes obtenidos por Griffin: la descripción del individuo, especialmente en lo tocante a varias cicatrices que tenía, y muestras de su caligrafía. No fué posible publicar un retrato porque no se consiguió. ENTRE los que leyeron con interés el relato del “barbero bailarín” figuraba un muchacho de Eastport, Maine, llamado Harold Chute. Después de examinar cuidadosamente las descripciones publicadas, quedó convencido de que se trataba de un sujeto a quien él conocía y que se llamaba George Taylor. El tipo llamado Taylor había estado hospedado en la casa de su padre. Su padre, a quien apodaban “Shorty”, se hizo amigo de Taylor en la barbería de Smith € Savage, donde el individuo trabajaba de operario. Poco después, el padre de Chute le alquiló una habitación a Taylor. Harold recordaba que Taylor era un buen bailarín y que hacía gala de su saber al son de “La Lavandera Irlandesa”, aparte de poseer una excelente voz de tenor para canciones populares. En la circular ofreciendo la recompensa, publicada por los periódicos, Harold leyó los nombres de algunas de las canciones que cantaba Taylor. El mismo barbero decía en Eastport que era actor y que había viajado mucho con la compañía de Johnny Jones. Su verdadero nombre, según propia confesión, era (Contimía en la página 71) ENERO, 1931 CINE-MUNDIAL in, ON rra, O COMES TON Ñ "c O MK taD CAC e x CANA AES: SOY ere NoE RO-LISTE sus dientes Pro-listar quiere decir emplear la Crema Dental Listerine con el Cepillo de Dientes Pro-phy-lac-tic—doble acción purificadora. Pruebe esta combinación por un mes y verá cómo sus dientes lucen mucho más blancos y sus encías más sanas. Pida ambos en la botica. Un célebre cepillo de dientes Las cerdas de superior calidad en forma de sierra y el copete en la punta del Cepillo Pro-phylac-tic, limpian entre diente y diente y debajo de las encías. Se vende siempre en su cajita amarilla, con el nombre Prophy-lac-tic separado por guiones. CEPILLO DE DIENTES CREMA phuy-(actic sd E | STER I N E PÁGINA 69 Una célebre crema dental La Crema Dental Listerine, preparada por los fabricantes del Antiséptico Listerine, blanquea los dientes, quita el sarro, fortalece las encías y refresca la boca e . . Contribuye a conservarla sana. También cuesta menos que otros buenos dentífricos.