Cine-mundial (1934)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

Se Realiza loss (Viene de la página —) Que regresaba a Hollywood por ferrocarril porque detesta los aeroplanos, las espinacas y las personas que se meten en lo que no les importa y que el único vehículo de transporte que emplea, aparte de los trenes, es la bicicleta . . . por miedo a estrellarse en auto. Que siente muchísimo que el micrófono del cine no le permita lucir todo el volumen de su voz porque, cuando canta, se estremecen de emoción oyentes y, al contacto de las ondas, los vidrios de la sala. En otras palabras, que su garganta es de alcance, como las de las divas de ópera. Que prefiere el Lienzo a las tablas y París a todas las demás capitales europeas que conoce (y entre las que no se cuenta Madrid, revelación que me hace suspirando y velando sus hermosos ojos azules). Que tiene muy male suerte en el juego. ... Me sentí cursi y le asesté aquello de “afortunada en amores”, con lo cual ella se sonrojó y hubo que elogiar lo vívido de las arreboladas mejillas. Pero Irene se defiende, asegurándome que no es rubor, sino maquillaje: —Es un afeite especial para la cara, cuyo secreto descubrí en Europa, durante mi último viaje. . . . Y, a propósito de viajes, es hora ya de ir por mis maletas. ¿Quiere usted que le dé un autógrafo, a modo de despedida, señor Guaitsel ? Siguieron varios minutos de ansiosa actividad; busqué, registré, revolví, palpé, trasegué y ausculté no sólo mis propios bolsillos, sino los de mi compadre ¡y nada! Ni una vil tirita de papel. —Bueno,—exclamé humillado—como no escriba usted aquí. ... —¡Qué original! —comentó Irene.—Démelo. Y así se explica que, además de mis iniciales y de la marca del fabricante, lleve la firme de la artista el forro de mi sombrero. Llegué triunfal a la redacción, tarareando el himno de Riego; pero ahí me recibieron con un escobazo: —¿No tienes otro disco? ¡Desde esta mañana estás dando la lata con la rumba del Manisero! era mida lio (Viene de la página 622) difamación, se inventaron historias, se provocaron comentarios, y no se escatimó esfuerzo alguno hasta levantar entre las pobres víctimas la barrera más infranqueable. Juan se fué de Hollywood y Luana, con heroico estoicismo, siguió trabajando aquí. Fué esto hace unos dos años. Su última película, entonces, fué “Primavera en Otoño”, con Catalina Bárcena y Antonio Moreno. En cuanto acabó de filmarla, se embarcó para España, precipitadamente. . . . Y allí realizó su sueño: la esposa de Juan Puerta dió a luz una angelical hijita. (¡No creo que el censor tenga que poner algún reparo a esto!) Después, a trabajar otra vez, ja seguir triunfando! . . . Luana fué en Madrid la protagonista de dos películas, hechas expresamente para ella: una “El millón de Luana”, en la que se presentó como estrella absoluta, y otra “Miguelón”, en la que hubo de compartir el estrellato con el famoso tenor Miguel Fleta. Y, por si todo esto fuera poco, se permitió luego el lujo de aceptar una tournée artística por todas las provincias españolas, que se prolongó hasta las posesiones de Africa, exhi Noviembre, 1934 emsmo blanquear Y * a dentadura. Quítale 3 n marillentas COD , has K OLYN Te diré pbellecer las manc La ciencia moderna ha descubierto que continuamente se reúnen en los dientes millones de gérmenes, formando manchas feas que no pueden quitarse con dentífricos ordinarios. Por eso es que decimos . . . empiece usted a usar Kolynos. Muy pronto se le pondrán más limpios, más blancos y más atractivos de lo que usted creía fuese posible. La rápida acción embellecedora de Kolynos se debe a dos razones. Pri Nueva Acción Admirable que Pronto Blanquea los Dientes Manchados han tenido o sólo día. lmente ientes OS es rea YNOS es KOL Tavilloso. mera, Kolynos contiene los mejores agentes detersorios y pulidores conocidos de la ciencia; y segunda, posee el poder antiséptico necesario para destruir los millones de gérmenes que afean los dientes y causan la caries dental. Empiece usted a usar Kolynos. CREMA DENTAL KOLYNOS biéndose como danzarina y como cantante. .. . En plena apoteosis se la invitó a volver a Hollywood. Los estudios de Fox la necesitaban urgentemente, y, apenas desembarcada en Nueva York, un aeroplano la trajo a Hollywood en dieciocho horas. Ya en Hollywood, sin descanso alguno, fué llevada a los estudios de Western Avenue para filmar con Berta Singerman la primera película de ésta, sin título definitivo aun, aunque es probable que se la bautice con el de “Una mujer, nada más”. Y Luana, haciendo una magistral creación de su personaje, obtuvo un triunfo rotundo. Ahora, ¡a multiplicar sus victorias! Y a encogerse de hombros ante los venenosos profesionales, como aquel clásico galán del teatro echegarayesco: “¿Hay quien murmura? ¡Corriente! ¡Pues que murmure o que grite! A mí se me dá un ardite de lo que dice la gente. ... Porque, ¿quieren saber ustedes hacia dónde 2) apuntan hoy los murmuradores? ... ¡Adivínenlo! Si antes les molestaba el saber que había una esposa feliz, ahora les molesta que haya una madre más feliz aún. Que Paramount se la dispute a Fox, eso no les preocupa. Lo que les preocupa es la niña. Luana sonrié. Ya sabe a qué atenerse sobre los escándalos de Hollywood. Pero ella ni siquiera los utiliza como publicidad. Vive muy bien, alejada de las gentes, y sin recibir otras visitas que la de sus más fieles amistades. Hace pocas noches, sobre su hogar felicísimo estalló un bólido. Unos desocupados transseuntes, en constante acecho de noticias sensacio“ nales, vieron entrar a un hombre en casa de Luana. ¿Se han enterado ustedes bien? ¡Un hombre! ¿Qué mayor escándalo? Llegó sigilosamente, procurando no ser visto, y la puerta de la casa se le abrió, sin llamar, como si le esperasen. . . . (¡No se asuste el censor!) El hombre era Juan Puerta. Su esposo. Página 659