Cine-mundial (1935)

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Se ve Ud. mejor con un traje Jantzen | « boa magia del Punto Jantzen es la que hace que una prenda de baño Jantzen se amolde mejor y se vea mejor. Mediante este tejido exclusivisimo, no sólo ajusta el traje de baño Jantzen perfectamente, sino permanentemente ... sin afectar para nada ni la comodidad ni la libertad de movimientos. Examine usted los trajes de bano Jantzen en las tiendas de ropa de su localidad o pida el folleto ilustrado a donde se ven los diANNE DARLING, ferentes estilos. de la Universal Pictures, usa el nuevo trajo de bas pute ; Aa Eo El Brá-Mio (que aquí UD apse 6 Jantzen. aparece) es una prenda sin faldellin, de escote de dogal con elegante diseno de brassiere en el torso y popularisima en las playas de Busque usted en moda. El material es Kava-Knit, de Jantzen, de gran lujo. cada genuino traje de Jantzen la Nadadora Roja de la marca. trajes de baño que se ciñen a las formas rr RADA TATIANA JANTZEN KNITTING MILLS (Dept. C2) Portland, Oregon, E. U. A. Tengan la bondad de modelos, a colores, modas de 1935. Para Hombres folleto de las nuevas enviarme el en que aparecen Para Mujeres [7] Nombre Dirección ton ELENA DECLA pee Preparación de la mesa EN una comida de etiqueta dada por un banquero norteamericano a una ilustre personalidad de la realeza europea, una de las damas del séquito observó atinadamente que en ningún lugar del mundo se presenta una mesa decorada con mejor gusto que en los Estados Unidos. Y no se refería únicamente a las mesas de los ricos ni de los grandes hoteles, sino a las de los hogares de la clase media, donde el ama de casa americana se ocupa al mismo tiempo de preparar una mesa atractiva y de cocinar la comida que ofrece. —Es posible—afirmaba la dama en cuestión— que la comida no sea en Norteamérica tan exquisita como la de Europa; pero cuando nos sentamos a una mesa en la que el accesorio más ínfimo se ha seleccionado con una perfecta combinación de buen gusto y originalidad, puede muy bien disculparse la mejor o peor sazón de los platos. No dejaba de tener razón la observadora que tal cosa afirmaba. La mujer americana es maestra en el arte de “poner una mesa”, como lo es en el arte de tantas otras cosas, gracias en parte a lo razonable de los precios de vajilla, cristalería y cubiertos que se venden en el país, y gracias también a su insaciable afán de aprender siempre todo cuanto se relaciona con el manejo de la casa, aun en lo que se refiere a las altas esferas que jamás ha de escalar. Toda mujer americana, aun la de clase más modesta, es una gran dama que puede recibir y agasajar de modo adecuado a la persona más conspicua sin cometer errores de etiqueta o de mal gusto. Sabe siempre, sin la menor duda, aunque por su posición no tenga nunca que ponerlas en práctica, que hay veinticinco reglas fundamentales, que no se pueden omitir, para preparar una comida de etiqueta; y conociendo estas reglas aprovecha así las necesarias para que una comida de confianza resulte encantadora, lo mismo si la prepara para dos personas, que si la prepara para dos docenas. Las veinticinco reglas de que hablamos, enumeradas a la ligera, son las siguientes: 1. Las invitaciones se escriben siempre en tercera persona. 2. El número de invitados ha de ser por lo menos de doce. 3. La mesa estará cubierta con un mantel sobre un fieltro grueso, a menos que esté cubierta con un cristal modernista o con un espejo. 4. Todo objeto estará colocado en la mesa geométricamente. 5. Un plato grande en el sitio de cada comensal. 6. La servilleta, doblada sencillamente, sobre el plato. 7. Los tenedores a la izquierda del plato. Tres, generalmente; uno grande entre dos más pequeños y el tenedorcito para las ostras, en adición, si es necesario. 8. Los cuchillos, con | la cuchara para sopa, a la derecha del plato. El cuchillo grande para la carne cerca del plato. Después el otro más pequeño para el pescado o para la ensalada, pero en todo caso uno de ellos y nunca los dos. Finalmente la cuchara. 9. La cuchara de sopa, alargada y no redonda, porque la sopa en estas comidas nunca va servida en tazones sino en platos soperos. 10. Platillos con nueces y almendras, si se quiere, aunque no necesariamente. Ni mantequilla, ni cigarrillos, ni platos de servicio para la mantequilla y el pan. 11. Saleros entre cada dos platos. 12. Copas de agua sin llenar. 13. Copas de vino de acuerdo con los vinos que hayan de servirse: dos como mínimum imprescindiblemente; Jerez y Champagne. 14. Candelabros de tres velas en el centro y en los extremos de la mesa. Nunca candeleros de una sola vela en una mesa de etiqueta. 15. Flores que decoren la mesa, según el gusto individual. 16. Dos, cuatro o más fruteros de cristal con dulces y frutas decorativas. Y nada más. Vienen después las reglas del servicio: 17. El servicio de mesa será hecho por hombres y nunca por mujeres en una comida formal. 18. Tarjetas colocadas ante cada sitio con el nombre del comensal. 19. Tarjetas, dentro de sobres, en la mesita del hall o del salón, para los caballeros, conteniendo los nombres de las señoras a quienes tienen que dar el brazo para pasar al comedor. 20. Servicio formal. Todo vendrá trinchado de la cocina y se presentarán los platos a la izquierda de cada invitado para que éste se sirva, sin colocar nada sobre la mesa. 21. La invitada de honor, a la derecha del dueño de la casa, se servirá la primera. 22. Jamás se servirá en primer lugar la dueña de la casa. 23. Exquisito cuidado en la elección de tópicos de conversación que no susciten discusiones. 24. Vestido de etiqueta imprescindible para damas y caballeros. 25. El café servido en el salón a las señoras y en la biblioteca o despacho a los caballeros. Para las comidas de confianza, en una casa de la clase media, si la superficie de la mesa presenta un pulido barniz puede omitirse el mantel, usando servilletas, de encaje o de hilo fino con calados, bajo cada plato. En el almuerzo es de muy buen efecto la mantelería de color, azul turquesa, por ejemplo, con un florero de loza lleno de calas artificiales o naturales si es posible y velas azules en los candeleros, que, maturalmente, nunca se encienden de día. El servicio de centro de mesa, saleros, can deleros y pie de copas, en negro, es de un efecto bellísimo y de gran apariencia para la comida. El centro puede llenarse con frutas naturales o con imitaciones de plata o cristal. Para este juego, un sencillo mantel blanco adamascado o de calados sencillos en estilo italiano. Nada que estimule tanto el apetito como una mesa bien puesta. Nada que ayude tanto a una buena digestión como el ambiente grato, la compañía agradable y la conversación ligera y alegre. Del tacto y del buen gusto de la dueña de la casa depende el conseguir fácilmente estos resultados. Cine-Mundial