Cine-mundial (1935)

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de los otros problemas de interés cientifico en aquella barriada. Lo que pasa es que en los Estados Unidos se desconocen los embrollos que agitan la opinion en Europa, y cuesta trabajo entender el alcance que alla tienen las alianzas, ligas de naciones, equilibrio de potencias, penetraciones pacificas, esferas de influencia, etc. etc. Todos esos temas suenan muy artificiales cuando son americanos los que los comentan. Hasta que la Prensa empezó a escandalizar, Harlem ignoraba casi en absoluto la existencia de un país llamado Abisinia. Todavía hoy los italianos del barrio no saben a ciencia cierta por donde anda el enemigo, y, en cuanto a los morenos, es un hecho que no acaban de enterarse de que los etiópicos son “sus hermanos,” ni les perturbaría gran cosa esa consanguinidad si la dieran por cierta. ATA S E cuenta del malogrado Will Rogers que una vez le pidió el millonario E. L. Doheny que fuera a comer a su casa, y, a los postres, echara uno de sus discursos humorísticos. Así lo hizo Will Rogers, y al día siguiente mandó una cuenta por mil dólares. El millonario quiso protestar, pero Will Rogers le interrumpió, diciéndole: “Las personas que a mi me invitan socialmente nunca se olvidan de invitar también a mi mujer.” ATTA DE un año a esta parte cuesta trabajo leer revista o diario yanqui sin tropezar con algún comentario. acerca de la competencia japonesa. Zapatos, tejidos, automóviles, navajas de afeitar, lápices, todo lo están abaratando y desprestigiando los japoneses. Veremos en qué pára la campaña. Exactamente la misma cantinela se traía la Prensa de Londres respecto a los productos alemanes durante los seis o siete años que precedieron a la guerra europea. Y llegó el conflicto, y murieron millones, y ganó Inglaterra, e inmediatamente la competencia se puso peor, porque a los ingleses ahora les disputan los mercados, no sólo los alemanes, sino también los norteamericanos, Veremos en qué pára la exportaban grandes duques y bailarinas. De manera que si viene otra guerra, esto los japoneses. de los mercados mundiales se va a poner como el negocio cinematográfico en Puerto Rico hace una década, cuando habia alla mas distribuidores de peliculas que exhibi dores. A A En la sección del “News” titulada “El repórter curioso,” en donde me surto con frecuencia, hicieron hace poco la siguiente pregunta a seis individuos escogidos al azar por las calles de Nueva York: Página 594 ¿A qué edad dejo usted de besar a su padre? Estas fueron las contestaciones: “A los doce años. Recuerdo que salía de la escuela con unos amigos, me encontré con mi padre y me dió vergúenza besarlo delante de ellos. En lugar de besarlo, me le agarré de la mano y me fui caminando con él.” “Era yo muy pequeño. Mi padre tenía unas barbas como cerdas y una vez me arrancó un trozo de piel jugando conmigo. Desde entonces jamás me le acerqué a las patillas, y el viejo casi tenía que amarrarme para darme un beso.” “Nunca. Hoy, cuando vuelvo de un viaje o dejo de verlo por algún tiempo, siempre lo abrazo y lo beso, aunque estoy ya calvo y tengo un montón de hijos.” “Me parece que acababa de cumplir cuatro años cuando dejé de besarlo. Tenía yo la costumbre de saltar y colgármele de los hombros, y una vez, al hacer esa maniobra, mi boca vino a chocar con su mentón y perdí un par de dientes. Conste que no exagero. Esa fue la última vez que intenté besar a “El Jefe.” “Lo recuerdo muy bien. Fue en 1903. Se afeitó el bigote y no lo reconocí. Tenía yo cinco años y me asustó cuando quiso besarme, porque me figuré que era ‘El coco”.” “Exactamente a los cuatro años, cuando mi padre se despidió de mi madre a la francesa. Cuando tuve edad suficiente para comprender la causa del abandono, un día me tropecé con él en mi pueblo y recuerdo como si fuera ayer que me acerqué a un puesto de frutas, cogí un tomate y se lo disparé por la cabeza.” ASTA Un lector asegura que empeño más raro que cualquiera de los que se citaron el mes pasado en esta sección fue el de Manolo Vico una víspera de Navidad en Madrid. El sobrino del gran actor se fue al Monte de Piedad y ofreció un enorme pescado crudo (un besugo, por más señas) que le acababan de regalar, con la esperanza de obtener capital suficiente para probar la suerte en una casa de juego. El prestamista aceptó a condición de quedarse en definitiva con la prenda si Vico no la rescataba antes de que transcurrieran tres horas. En efecto: aquella Noche prestamista se comió el besugo. Buena el IAS A EL caso de Vico tiene cierta semejanza con el del director de la Fox Ervin Cummings, que acostumbra a ir todos los veranos, desde hace diez y siete anos, a pescar peces espada durante tres dias consecutivos en aguas del Pacifico, en alta mar y cerca de la costa de California. Por raro que parezca, hasta la fecha Cummings no ha pescado un solo ejemplar ni ha visto una aleta siquiera de ese pez. ANUNCIO que salió en un diario de Nueva York. Joven abogado desea puesto como secretario comercial y confidencial, o como ayudante de alto funcionario. Aceptará mil dolares a la semana, si se los ofrecen. Si no se los ofrecen, aceptará menos—mucho menos. ARTAN Gon el asesinato de Huey Long desaparece el personaje mas fantastico que han dado los Estados Unidos en muchos años. Era el tipo más sigular y la personalidad más magnética del tinglado político actual, aun en esta época en que aquí, en Europa y en todas partes del mundo se destacan y campean por su respeto algunos bichos raros de calibre realmente asombroso. El espectáculo de Huey Long perorando era algo nunca visto, algo indescriptible y casi inimaginable. Jamás he experimentado semejante sensación de sorpresa ni en el teatro, ni en el cine, ni en la tribuna política, ni en ninguna parte. Mussolini y Hitler infunden admiración o pánico por las ideas que encarnan o la fuerza que arrastran, pero Long surtía el mismo o mayor efecto sin necesidad de apuntalarse más que en su aspecto físico y su extraordinaria mentalidad. No se fíen ustedes mucho de lo que diga la Prensa por allá con motivo de su muerte. No era Long el único “dictador” que había o hay en los Estados Unidos. Quedan otros que gobiernan sus Estados o ciudades con la misma mano férrea que empleaba Long en Louisiana, pero nadie se alborota y los diarios comentan sus desmanes con mesura y filosófica calma. El error de Long fué el de madurar un plan para dividir la riqueza del país: el de conspirar contra el bolsillo. Descabellado o no, el hecho es que el proyecto, al convertirse en amenaza seria, engendró un odio y una inquina tan intensa que todavía se palpa hoy, cuando los entendidos afirman que ya ha pasado el peligro y a los dos meses de estar su autor bajo tierra. IN PARA terminar, una nota de modas. La “creación” más discutida en Norte América han sido unos trajes de baño reveladores que se vieron por las playas y en seguida sembraron la alarma entre los comités de damas moralizadoras. Son unas trusas con las cuales no hay necesidad de ejercitar mucho la imaginación para averiguar todo lo que pasa, y muy elegantes, pero que tardarán en popularizarse hasta que la fábrica logre corregir cierto defecto en el material de goma de que están hechas. Hoy por hoy tienen el inconveniente de que se rasgan con facilidad y cuando menos lo espera la señorita que va dentro, provocando escenas que más de una vez pusieron en movimiento a la policía durante la última temporada. Jorge Hermida. Cine-Mundial