Cine-mundial (1936)

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Página 578 En el patio del palacio del duque de Medinaceli, las milicias madrileñas han instalado uno de los hospitales de sangre. Aquí se ve a un grupo de convalecientes. Una de las trincheras defendidas por las tropas leales del gobierno español, en la Sierra de Guadarrama, donde tan encarnizada ha sido la lucha. Refugiados extranjeros que salieron de Bilbao a raiz de estallar la revolución y que aquí están a punto de abordar un barco de guerra norteamericano en Bayona. y donde los osos han sido sustituídos por cañones. Pero es menester explicar esto que se me está metiendo en el galimatías. . . . “Pancho Macho” es mi hijo espiritual: es un drama o así—que dicen los vascos —por el cual pasa la figura pintoresca y proterva de ese señor de la guerra y de la aventura que llevó el nombre duple de Doroteo Arango y de Pancho Villa, y que Ernesto Vilches me estrenó en la Ciudad Condal. Fui al estreno del drama —su alumbramiento en España, que afortunadamente fue sin dolor—y allí me quedé seducido por las sirenas de la ciudad mediterránea (esto de las sirenas en sentido literario) tan grata y tan sonriente. Barcelona, “flor de las bellas ciudades, archivo de cortesía,” como la llamó Cervantes en sus dias. Después del lisonjero estreno de “Pancho Macho” en Barcelona, — espaldarazo en España—pensaba Vilches llevarse la obra a San Sebastian—esa tan linda y tan placentera ciudad sobre la cual la furia de la guerra se ha ensañado—y después de estrenarla en otras ciudades del norte, caer con ella en Madrid durante el otoño, pero la tragedia—la tragedia real, palpitante, Belona terrible—dispuso otra cosa y le dió un empujón a mi drama ficticio para estrenarse ella. .. . De un tajo quedaron rotas las ilusiones del autor. ¡Qué le vamos a hacer! . . . como decía a menudo en las Cortes, con fatalismo, Manuel Azaña. La vida teatral y cinematográfica en Barcelona era intensa y animada hasta la víspera misma del domingo 19 de julio en que la cortó la revolución. En el teatro Barcelona actuaba la compañía López Heredia-Asquerina, que por cierto iba a estrenar una comedia de Joaquín Calvo Sotelo en los días en que resultó asesinado su hermano José, y que fué a manera de chispa que produjo el incendio revolucionario. Ya era muy delicado que apareciesen esos apellidos en un cartel teatral. En el teatro Poliorama actuaba la compañía del “Isabel” de Madrid, que por cierto estrenó una comedia de Muñoz Seca el viernes anterior al domingo de la iniciación de hostilidades. En uno de los entreactos nos enteramos de que el general Franco se había sublevado en Marruecos. La tormenta se echaba encima. Muñoz Seca bromeaba, diciendo que a él le era fácil disfrazarse, con sólo meterse los bigotes en la boca y ponerse unos anteojos negros. Después me enteré de que lo habían hecho prisionero. En otro teatro de Barcelona actuaba la compañía de Ana Adamus y en el Cómico la de revistas del Martín de Madrid, de la cual era primera figura Margarita Carbajal. Eugénia Zuffoli había cerrado su temporada del Romea, donde ofrecía recitales poéticos en la lengua de Maragall, Enrique Borrás, quien pensaba salir de “tourñée” a América. En el Principal Palace, Ernesto Vilches con “Pancho Macho”, hijo mío de mi alma, que me condujo a Barcelona, a la orilla del mar, y que ha hecho posible el que yo ahora pueda procurar sonreir en este artículo escrito con la celeridad de mi viaje. . . . ¡Buenos días, vida! » «¿Cine-Mundial