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Katharine Hepburn y Ginger Rogers —dos estrellas de primera magnitud unidas en la misma interpretación fotodramdtica—en una escena
de “Entre Bastidores” de RKO-Radio. e
Ginger Rogers, haciendo de aspirante a primera actriz teatral en "Entre Bastidores,” mientras Adolphe Menjou, que funge de empresario, se
pone tan romántico como puede. . .
i Diversidad,
irena del Mundo!...
Elena
por
de
la
Torre
. “QUE la rosa blanca y la rosa bermeja sean iguales para mi deseo, ¡ Diversidad, Sirena del mundo!”
Jacinto Benavente pone estas palabras en boca de uno de sus personajes, y ellas vienen a mi memoria, sin poder evitarlo, al encontrarme al lado de Ginger Rogers.
Acabo de asistir a la preview de su última película, “Entre Bastidores,” una comedia moderna de vívido realismo, que habiendo sido uno de los más grandes triunfos escénicos de Broadway será también
uno de los mayores éxitos cinematográficos, .
y aún no puedo sustraerme a la impresión que me ha causado la actuación dramática de Ginger Rogers. ¡Y eso que estaba nada menos que frente a Katharine Hepburn!
Si yo no supiera que la característica de Ginger Rogers es precisamente la de intentarlo todo, la de entusiasmarse con todo y la de triunfar en todo, mi sorpresa no hubiera tenido límites.
Todo el mundo conoce a la dinámica criatura como la más gran bailarina del cine. Pocos se la imaginan como artista dramática de primera fuerza. Pero asi la acabamos de ver en “Entre Bastidores,” donde a semejanza de los noveles espadas
ha recibido la alternativa de manos de la
maestra Katharine Hepburn. Y porque те subyuga la nueva personalidad de Ginger Rogers, decido ahondar en ella, escuchando de labios de la propia artista sus 1пtimas impresiones. —Me hacen gracia sus elogios —me dice ella—y no me extraña su sorpresa porque usted no me conoce intimamente. De ser asi, esto de ahora le parecería lo más natural del mundo. ¿Quiere usted que, a la ligera, le esboce mi carácter ? — No deseo otra cosa. —Pues escuche. Yo tengo una inquietud y una vitalidad tan enormes que es para mí un verdadero sacrificio el amoldarme a seguir una rutina por mucho tiempo. He de estar variando siempre y cuantas más cosas intento más cosas deseo probar. Es un afán insaciable de novedad el que me empuja v no sé aún los disparates que realizaré en la vida.
—Hasta ahora no ha hecho usted ninguno, que yo sepa.
—Pero los haré, no lo dude. Estoy de ello tan segura como de que me he de morir. Y me rindo de antemano a lo que disponga mi destino. ¡No podría tampoco evitarlo! Todo cuanto hago lo realizo movida por un impulso del momento y no puedo resistir nunca una tentación. No hago jamás nada a la fuerza y en todo pongo entusiasmos, ilusiones y acometividad sin ejemplo, como si en lo último de que me ocupo me fuera la vida.
— Vamos, que es usted una tromba!...
—Exactamente. Pero además con un grave defecto. El de que con el mismo afán que empiezo una cosa la dejo sin terminar y no vuelvo a acordarme más de ella. ¡Verá usted! . . . Si me intereso por
(Continúa en la página 729)