Cine-mundial (1939)

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Cubana y linda — desde luego — Rosita Harlan sonríe detrás de su abanico en la cinta de 20th Century-Fox "Arizona Wildcat," en que figura Leo Carrillo. En vez de uno, como antes, ahora hay tres teatros donde se dan peliculas y espectáculos en español en el barrio de Harlem de Nueva York: el “Latino”, el “Iris” y el “Hispano”, que ha ostentado muchos nombres, desde “San José” hasta “Cervantes”, y que tiene más vidas que un gato porque quiebra y se cierra lo menos dos veces al año. Juan Kunzler es el empresario del primero; José Guerrero, del segundo; y del tercero una de las personalidades más singulares que han desfilado por la colonia. Se llama, según sus tarjetas de visita, el “Señor En Venezuela, donde los tres se hallan en jira profesional (y de izquierda a derecha en la fotografía) Charlo, el popularísimo cantante argentino; Conchita Vila, la linda bailarina, y Chucho Solórzano, el diestro mejicano que interpretó a Ponciano Díaz en "Ora Ponciano". del Pozo”, y es muy aficionado a pronunciar arengas desde el escenario, cosa que hace con gran elocuencia pero en un castellano tan suyo que a menudo se cruzan apuestas sobre el significado de sus palabras. El público de aquella populosa barriada lo conoce con el nombre de “El Enemigo Público No. I de la Oratoria”. Oo Una señorita de Nueva York se pasó en Méjico tres meses estudiando los bailes del país. Hizo el viaje de ida sola en automóvil, y vino, guiando el mismo vehí Una invención inglesa para proteger contra el discos de aluminio puestos en los tacones del calzado. Página 120 Son Nosotros preferimos salpicarnos. lodo los pantalones, cuando llueva. culo, en compañía de un guacamayo que compró por allá y al que tuve la desgracia de conocer personalmente hoy por la mañana. El guacamayo, por si alguien no lo sabe, pertenece a la familia de las cotorras, pero es tan grande como un águila. La señorita me mandó a buscar para consultarme respecto a un plan que está concibiendo. Tiene la idea de establecer en esta metrópoli una fonda típica mejicana a base de unos sombreros de charro, sarapes y otros artículos que trajo y con los que piensa adornar el local; dice que ha iniciado a una señora de color en los misterios de la cocina mejicana, de manera que este problema ya está resuelto; y que ella misma amenizara las comidas bailando unas danzas mejicanas muy sugestivas. Sin embargo, el elemento fundamental del proyecto es el guacamayo, que irá posado sobre el hombro de la muchacha encargada de pasearse por el interior vendiendo cigarros y cigarrillos. El golpe está en que cuando la vendedora se acerque a una mesa, el pájaro diga muy cortés: Cigars . . . Cigarettes... Cuando llegué a la casa, mi amiga estaba tratando de enseñarle a pronunciar estas palabras inglesas al guacamayo, que no se daba por aludido; y a mí me pareció oportuno dirigirle algunas frases cariñosas en su idioma para que viera que estaba entre paisanos. “Lorito real”, exclamé, “Yo para España, “Tu para Por.. . para tual “Dame la patita, Lorito . . .” Lo único que puedo decir es que si no retiro el dedo a tiempo, me lo arranca de un picotazo; y me barrunto que la joven de los cigarrillos, o algún cliente, tiene en cartera una sorpresa para el día que se abra la fonda. Por Cine-Mundial