Cine-mundial (1939)

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LOS Es TRENDS A las Películas que Aparecen Aquí con Nombre Inglés no se les han dado Todavía Títulos en Español “UM E DS PACNI@ CPE St A> SDE EaIIGsEBNEG VAG aan O (Paramount) € UANDO aparece Claudette Colbert en una película de ambiente parisino ya se sabe que la cinta es un triunfo. Recuérdese si no “La Octava mujer de Barba Azul” y “Le conoció en París,” para no citar más. Sólo que esta de ahora deja chiquitos, pero muy requetechiquitos, los éxitos anteriores. “Medianoche” —suponemos que así debería titularse también ta película en español—es algo de una gracia sin igual, de un ingenio exquisito y de una novedad sin precedentes. Desde las primeras escenas el espectador pone cara de tonto sonriente y ya mo la quita, más que cuando se ríe a carcajadas de cuando en cuando, hasta que en la pantalla aparece la palabra “fin.” Una corista americana llega a París sin un centavo y se encuentra de buenas a primeras con un chauffeur que la ayuda a buscar trabajo y que se enamora de ella. Pero ella le deja plantado y toma su nombre, añadiéndole el título de baronesa, con el cual se pone al servicio de un ricacho que le paga para que aleje de su esposa, a la que el viejo adora, a un pretendiente pelma con el que ella sostiene un flirt un tanto peligroso. No nos sería posible en una breve reseña seguir paso a paso los infinitos y a cual más divertidos incidentes de que está plagada la película. Y si decimos que el viejo ricacho es John Barrymore, y la corista americana Claudette Colbert, y el chauffeur enamorado Don Ameche, y la esposa casquivana Mary Astor, y el pretendiente sinvergúenza Francis Lederer, nos parece bastante para despertar el interés de nuestros lectores que cuando vean esta cinta nos agradecerán mucho el consejo desinteresado que les damos de que la pongan ahora mismo en la lista de películas que no deben dejar de verse por nada del mundo.—de la Torre. (Artistas Unidos) Un grupo de gentes de diversas cataduras se encuentran reunidos en el interior de una diligencia en la última mitad del siglo pasado, atravesando el desierto de Arizona, durante un levantamiento de los indios Apaches. Los que viajan son una mujer de vida alegre, un bandolero, un jugador de ventaja, un médico borrachín, la esposa de un oficial del ejército, un banquero y un comisionista. La vida de estas gentes, a las que el destino tiene unidos durante unos días, da tema más que sobrado para drama, comedia y sainete, de la más alta calidad. Las más desconcertantes sorpresas aguardan al espectador a lo largo del azaroso viaje. Y todo lo que ocurre es tan lógico y está encaminado con una tan magnífica dirección, que nos olvidamos de que sólo se trata de una película y nos imaginamos ante la realidad de la vida. Las bellezas panorámicas contribuyen a fortalecer la ilusión y la música folklórica del Oeste, recopilada por Richard Hageman con acierto sumo, nos mete más de lleno en ella. En suma, una gran película, de las que quisiéramos ver con mayor frecuencia en la pantalla.—Don Q. "LA AMARGA VICTORIA' (Warner) S IN duda alguna es esta la película mejor y más completa de la temporada. En ella Bette Davis, que dos años seguidos ha ganado el premio de la Academia de Arte Cinematográfico, parece resuelta a conseguirlo de nuevo en el año próximo. “Dark Victory” es un drama vigoroso en el que por primera vez se ha seguido fielmente la historia compuesta por los A vY cd ee Marina Tamayo y Magda Haller en "'Perfidia," que William Rowland acaba de filmar en la ciudad de Méjico por cuenta de la RKO-Radio. Página 206 autores y se ha prescindido del acostumbrado final feliz que estropea tantas obras. Es un caso emocionante del valor y serenidad de un espíritu de mujer que se enfrenta con la muerte sin esperanza posible de salvación. Judith Traherne (Bette Davis), muchacha rica y joven, se entera de repente y cuando más feliz se encuentra en la vida, de que está condenada a morir, en el plazo de unos cuantos meses, de una enfermedad incurable. Al principio se revela no sólo contra el Destino implacable, sino contra el doctor y contra los amigos que han tratado de mantener secreto el trágico fin que la espera, y se lanza a una vida de orgía desenfrenada. Pero no tarda en determinarse a hacer frente a la situación con denodado heroismo y con una grandeza de alma que asombra. Acepta el amor que el médico de quien esta enamorada le ofrece y vive lo poco que le queda de vida como una esposa feliz y llena de ilusiones. Y cuando la muerte llega la recibe valerosa, alejando de su lado al amado para no obstaculizar en aquel instante preciso su triunfo profesional, y alejando también a la amiga y confidente única de la tragedia. Las escenas finales de esta película-cumbre, tal como las interpreta Bette Davis, no pueden olvidarse fácilmente. En nuestros países nos atrevemos a aventurar que el triunfo de “Dark Victory” será clamoroso.—de la Torre. '"'AMOR QUE SE DESLIZA (M-G-M) M ETRO ha acertado en firme, presentando una grandiosa revista musical, con la novedad de que los grandes bailables se efectúan todos sobre el hielo, con el ritmo de afilados patines. Apenas escritas estas líneas nos envían del estudio el título definitivo adoptado para exhibir esta película en nuestros países. “Amor que se desliza” es el elegido. Y no podemos menos de exteriorizar nuestra protesta contra esa selección. En primer lugar porque tal título no tiene relación alguna con el asunto de la obra. Y en segundo porque la empequeñece sin dar idea de la magnitud del espectáculo que en ella se presenta. La película es soberbia y de éxito fijo. A una historia sencilla y humana, interesante, estupendamente escrita y más estupendamente representada por los protagonistas, Joan Crawford, James Stewart, Lew Ayres y Lewis Stone, hay que añadir los maravillosos y originales números de los patinadores, que nos llevan de asombro en asombro. Y para final, la fantasía en tecnicolor, para la que no encontramos elogios adecuados. Del argumento en sí nada diremos por esta vez. Es innecesario. Todo el mundo debe ver esta película, sin excepción de clases, ni de idiomas, ni de edades. Y si todo el mundo ha de verla, no necesitamos dar detalles. Es completa, perfecta y magnífica. —de la Torre. "DOS. CORAZONES ae (RKO-Radio) Porra muy bien decirse que esta película es “un dúo de amor,” porque después de verla es difícil recordar a ninguno de los personajes que toman parte en ella, con la excepción de los protagonistas, Irene Dunne y Charles Boyer. En ellos está centrado el cuento y ellos solos cubren la acción en todo momento. Ambos se conocen en un barco, se enamoran, y ` se proponen deshacer sus respectivos compromisos amorosos en un plazo de seis meses, dentro del cual se citan para encontrarse de nuevo en lo alto de la azotea del Empire, el | rascacielos mas alto de Nueva York. Cuando Cine-Mundial