Cine-mundial (1939)

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encargados del trabajo. Los obreros de carne y hueso son pocos y casi pasan desapercibidos entre tanta maquinaria. Hay una grua, no muy grande, que debe tener una pujanza de mil demonios porque arranca las columnas de acero, que sostenian trenes y estaciones, como si fueran dientes. A medida que avanza la obra, van saliendo a la luz una serie de fachadas raras, y esta mañana se le pudo ver la cara por vez primera al Hipódromo de Nueva York, donde hay y ha habido de todo menos caballos— como ya se ha dicho en esta sección más de la cuenta. Pertenece al clásico estilo neoyorquino que predomina en la Sexta Avenida, y lo único que se le ocurre al que la ve es lanzarle una trompetilla al arquitecto. o FL maquillador mas conocido de Holly wood, Percy Westmore, aconseja a las mujeres que no se depilen las cejas. Dice que las cejas no sólo imparten carácter al rostro sino que protegen los ojos contra los rayos solares, el polvo y muchas otras cosas; y cita casos concretos de graves enfermedades de la vista ocasionadas por el afán de depilarse. Asegura además—y esto es lo más importante para las damas—que esa mala costumbre ya no está de moda. Este mismo Westmore relata un episodio que pone de manifiesto las interioridades de Hollywood. Recuerda que una vez el presidente de la compañía pasó por el “set” donde filmaban un asunto oriental y se fijó en la estrella, que a la sazón ensayaba una escena vestida de odalisca. El magnate se fijó también en que a la artista se le habian desarrollado las caderas de una ma Don Rodrigo: Vamos, quítese la ropa; quiero que me pose desnuda. Lilita:—¡Pero si yo no he posado en mi vida! Don Rodrigo: —¡Tampoco yo he pintado en mi vida! nera lamentable desde la última película, e inmediatamente se encerró en su despacho, echó mano al teléfono y dió las órdenes oportunas al vice-presidente. Como la estrella era mujer de mal genio, la orden fue pasando de satélite en satélite, y transformándose con cada nueva interpretación, hasta llegar, no se sabe cómo ni por qué, a uno de los maquilladores ayudantes de Westmore, que al punto le mandó una nota al presidente en los siguientes términos: “Puede usted estar seguro de que no habrá dificultad en lo sucesivo. El problema se resuelve fácilmente con unas aplicaciones de No. 7 en las mejillas.” — ¡Don Chema! —i¡Y, a mí, qué! ¡Don Chema! Mayo. 1939 ¡Su suegra acaba de caerse en el pozo! ¿Acaso bebo agua yo? US muchacho neoyroquino, de vacaciones en la Habana, quiso tomar parte activa en un baile de carnaval; y en vista de que ciertos elementos de aquella ciudad están esperando como el maná unos cincuentas millones de dólares que se dice que va a prestarle a Cuba el gobierno de Washington, creyó oportuno ir a la fiesta disfrazado de “Tío Samuel” y repartiendo entre sus admiradores unos bombones en forma de monedas, que vienen cubiertos con papel plateado y dorado. Hizo sensación y por un poco le dan el primer premio por su original disfraz. No se lo llevó porque cuando estaba muy orondo frente al Tribunal se oyó un grito de “¡Abajo el imperialismo yanqui!” seguido de un tomatazo en el sombrero de copa; e ipso facto tuvo que batirse en retirada antes de que empezaran a tirarle algo más solido. A FIRMA el productor Juan Pezet que hace un par de meses hubo en dia en que veinticuatro teatros de Lima estaban exhibiendo peliculas mejicanas. DESPUES de años de aconsejar a la gente que no pierda el tiempo escribiendo argumentos para el Cine, también he caído en la tentación y la semana pasada terminé uno de mi propia cosecha—bueno, casi casi—y en seguida lo puse en manos del único magnate cinematográfico con quien tengo cierta amistad. Por cierto que el hombre palideció cuando le comuniqué el objeto de mi visita. Si lo rechazan, que no sería extraño, pienso poner en venta en estas columnas los diversos personajes, que son bastante simpáticos. Tal vez me los compren al menudeo algunos de los productores de Méjico o la Argentina. Página 209