Cine-mundial (1939)

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La avenida de la Feria de Nueva York que conduce al Palacio Federal, el día en que el presidente Roosevelt abrió oficialmente “El Mundo del Porvenir". Cine-Mundialvenm. el Mundo de Representado por NOS decian que era fenomenal, nunca vista y por encima de todo elogio; otros, no hablaban más que del efecto en los callos y juanetes, de lo caro de los comestibles en las fondas y del frío o del calor, según las manías de cada quisque. De modo que Cine-MuUNDIAL decidió ir personalmente a la Feria de Nueva York, para que no le contaran y para contar, elias Y se presentó el primer problema. Lo lógico es servirse de patines de ruedas, o de bicicleta; pero ninguno de esos medios de locomoción se admiten en la Ciudad de Mañana. Quedaban los autos, que se desecharon porque el terreno para estacionarlos está distante del centro de la exhibición; los autobuses, que cobran un dólar por el viaje—y esta revista no despilfarra así como asi—y tres distintas líneas de ferrocarril subterráneo, a diez modestos centavos por pasaje. En una de éstas se acomodó la revista y veinte minutos después estaba, desde la Quinta Avenida, en los dominios de la Exposición. Y ahi surgió la segunda dificultad. Aquello es demasiado vasto para echarle una ojeada general, o varias particulares, y venir después a trasmitir impresiones a la máquina de escribir. De modo que: este artículo tiene que resultar deshilvanado, pues las Guías sobran, y los planos y folle Página 308 Manana Gil Pérez tos descriptivos son baratisimos, pero las experiencias personales dan mejor idea, aunque incoherentes. . . . “Tres monumentos sobresalen al entrar: la pirámide picuda y la esfera que se inventaron y construyeron—de enormes proporciones—para simbolizar la Feria; la columna del pabellón de Rusia (un pilar rematado por un hombre que alza una estrella como un faro) y una elevada caja de registro de ventas, tan grande como cúpula de parro Una campana de 11,600 perlas, 366 diamantes y gran suma de plata y que los japoneses hicieron para exhibirla en la Feria Mundial. quia, donde se lleva la cuenta de los que llegan de visita a la Feria. Crve-MUNDIAL fue el número 1.117.629. Para alivio de personas poco afectas a caminar, hay en aquellas interminables avenidas sillas propulsadas por unos señores que llevan, aparte de sólidas piernas, uniformes y cascos de corcho. En nuestra presencia se realizó un negocito. Un señor gordo, que bajaba del sillón ambulante, propuso al “locomotor” trocar su propio sombrero de fieltro por el casco del otro. Mediante cinco dólares de añadido, la transacción fue un éxito. Empujados por el aire, mos metimos en el edificio de una compañía automovilística. Inmediatamente nos dirigió la palabra ¡uno de los automóviles! No paró ahí la sorpresa: álguien empezó a interrogar al vehículo y éste respondió con inteligencia, comedimiento y voz de barítono. Nos alejamos reflexionando que, en el Mundo de Mañana, la paz va a convertirse en una palabra sin significación concreta. Y el silencio. Todos dan voces para atraer la atención; unos, sin más recurso que sus gargantas privilegiadas, aunque roncas; otros, con megáfonos y amplificadores. Otros, hablan por teléfono . . . para deleite de la concurrencia, porque pueden, por sorteo, llamar a algún amigo o pariente — aunque resida en los Antipodas — sin que le cueste . . . pero ante mumeroso público. ¿Y a quién no le encanta enterarse de vidas ajenas? Nos metemos en la Sala del Hombre y nos impresiona un corazón que bombea sin cesar—rojo e incandescente—en el pecho de una figura gigantesca pintada en la pared. Tenemos miedo de que se pare, de que se descomponga . . de que nos dé, a nosotros, un síncope, y se quede el mundo sin CINE-MUNDIAL. Cine-Mundial