Cine-mundial (1939)

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ie a E EAT RS Elsa Lanchester, mujer de Charles Laughton e intérprete de "Rebeldía" (Paramount) preguntando al autor de este artículo si realmente es suyo ese perfil. . . . A DE LTDA Ya es axiomático que en Nueva York las cosas ocurran siempre de otro modo, por sencillas que sean. Presenta Paramount en Broadway una pelicula inglesa y, al estreno, que es un acontecimiento, no viene el intérprete principal, sino que acude de mujer... Va un periodista en busca de la señora y, en vez de hallarla lógicamente alojada en un hotel, la encuentra en una residencia particular que, por supuesto, no es la propia. La casa es parte de una fila de otras que los arquitectos modernistas han tomado por su cuenta. Las fachadas, aunque distintas y de variados colores y jorobas, parecen bomboneras con cinchos metálicos y fajas de cristal. Llamamos y la doncella de servicio nos da una sorpresa. Se parece a otras y no muestra ni el más leve interés en lo que ocurre en derredor. En cambio, el salón de espera vuelve a encajar en el vanguardismo ambiente: sobre la chimenea un cuadro nos reta. ¿Representa el fondo del mar, una familia de orugas o una trinchera abandonada ? —Yo opino que está de cabeza,—dice por vía de saludo Elsa Lanchester al vernos embobados ante la charada al óleo. Y se pone a hablar; pero no de sí misma, sino de su marido, el inmenso Charles Laughton. Lo único personal que le arrancamos es Página 314 POR F. J. ARIZA una lección de etimología. Resulta que Elsie, Elsa, Adeline, Adele, Adelaide y Adela son exactamente el mismo nombre, con idéntica raiz teutona. —¿De modo que usted atravesó el Atlántico sólo para tener la satisfacción de escuchar los aplausos que el público y la crítica prodigaban a su marido? —No; fue coincidencia. Vine a hacer propaganda al libro que acabo de escribir y que editó una empresa neoyorquina. .... —¿ Una novela? —Puede ser ... . pero mi intención fue que resultara una biografía. Se llama “Charles Laughton y Yo.” —¿Es una obra... intima? —No puede ser. El protagonista, Charles, no leyó ni un solo renglón antes de ver impreso el volumen; y lo criticó severamente. Mire usted cómo dejó un libro tan bonito. En efecto, estaba lleno de tachaduras con lápiz. Sólo tachaduras—algunas tan enérgicas que perforaban el papel—pero ninguna nota al margen; ningún comentario. No había para qué. La raya lo expresaba todo. —¿Cómo se conocieron usted y Laughton. —En el teatro, trabajando. Yo empecé ante el público como cupletista de cabaret. Luego, obtuve papelitos dramáticos. Después, un papel más serio. . . con él. A poco, nos casamos. Fue un acierto . . . artístico y conyugal. A su lado, trabajo a gusto. Y él, antes de representar a mi lado, nunca tuvo compañera permanente. ... —¿Cuál de todas las películas en que han figurado Laughton y usted es la que mejor le parece? —Siempre la última. —¿ Cómo ensayan sus caracterizaciones ? —Nunca juntos. Cada quien se aprende de memoria sus respectivos papeles, y a la hora del ensayo general nos los criticamos mútuamente. Casi siempre estamos de acuerdo. Charles es generoso. .. . —¿Cómo entiende usted el éxito? —Amigo mio; no hay más que un éxito: el de taquilla. —¿De manera que, entonces, “Rembrandt” no le parece a usted una producción superior ? —Ni siquiera mediocre, comparada, por ejemplo, con “Rebeldía”. Ahí estaba pintada, en cuatro rasgos que ella misma trazó, la artista y la mujer, la escritora y la colaboradora. Elsa Lanchester no sólo no es bonita. Es fea. La frente se abomba con exceso, el pelo se encrespa de tal modo que forma aura negruzca, los ojos son demasiado saltones, el torso exageradamente redondo por encima de una cintura sin curvas; y (Continúa en la página 341) Cine-Mundial