Cine-mundial (1939)

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EAS RESUCITADO EL Por Aurelio Pego La cosa tiene cierta similitud con el “Tenorio”. Parece ser que el cine también resucita a los muertos. Yo creí que el “cowboy” de las peliculas lo habiamos enterrado hace lo menos veinte años. Sin duda el vaquero, como tema cinematográfico, tiene más vidas que los gatos. Las películas de “cowboys” estaban relegadas en estos últimos años a las reuniones infantiles. Había que ir los domingos por la tarde a los cines de barrio para presenciar alguna de estas reliquias cinematográficas en las que el héroe, montado en un brioso alazán, con unos guantes de manopla con muchos arabescos, corría tras sus perseguidores—aunque parezca paradoja—e invariablemente vencía al traidor. William S. Hart, Tom Mix y Hoot Gibson se cansaron de matar traidores de película. Lo hacian de un modo tan expeditivo que más que “cowboys” parecian exterminadores de ratas, y sus pistolones armas insecticidas. Recientemente al cine yanqui le han entrado dos manías. Una es el americanismo. Quieren resucitar a Lincoln, a Washington, al general Grant, a Nathan Hale. Si hemos tenido tanto éxito haciendo cobrar vida a Pasteur, a Zola, a Rotschild y a otros extranjeros, se han dicho, ¿por qué no dedicarnos a levantar muertos dentro de casa ? Empezaron por resucitar una banda de música. Un muerto alegre siempre parece menos difunto. Y por ahí anda una película que tuvo mucho éxito y que se llama “Alexander Rag Time Band”. Ahora han resucitado a Alejandro Bell, el inventor del teléfono. Pronto tendrá que incorporarse de su tumba para pasearse por el mundo haciendo gestos en la pantalla, Tomás Alva Edison. Antes han resucitado, sin embargo, a un bandido, a Jesse James, que es algo así como Jose María “El Tempranillo” de Norteamérica. Pues bien, en este afán de traer al cine los valores americanos, buenos o malos, se Julio, 1939 Pe OW BOY” ERROL FLYNN, de Warner, que en la pelicula "Dodge City" hace su triunfal debut como "cow boy" en el cine americano. ¡Cualquiera lo diría, viéndolo tan elegante! acordaron del “cowboy”. ¿Hay algo más norteamericano que un “cowboy”, como no sea un piel roja? Con un poco de adobo, evitando el exceso de correrías a caballo y el que el protagonista siga la fórmula general para reducir a la impotencia al traidor, de estas películas de categoría C, para niños y adultos que no usan la cabeza, se podrían hacer producciones cinematográficas de tipo A, es decir: cintas de primer orden. Una de ellas, con indios y todo, se ha exhibido en “Radio City Music Hall”, el cine más elegante de Nueva York. Tuvo un gran éxito. Parece asombroso, a juzgar por los miles de almas que presenciaron “La Diligencia”, que en Nueva York, la primera capital del mundo, haya tantas personas con cerebro de niño. Yo temo por Clark Gable. O se hace caballista o perece cinematograficamente. Las taqui-mecanógrafas, que son, al fin, las que imponen los astros de la pantalla, empezarán a sentir palpitar sus corazones con ritmo de tecleo de máquina de escribir por apuestos jinetes como Bill Boyd, Tex Ritter y Gene Autry. A este último, “cowboy” de película de una empresa meoyorquina, se le ofrece un amplio porvenir con la restauración de las cintas de vaqueros. Con poco esfuerzo desálojará de los corazones femeninos a Robert Taylor y a Tyrone Power, los dos galanes de moda. Taylor y Power, a caballo y con un traje de “cowboy”, parece que van disfrazados a un baile de máscaras. Pero aunque supieran manejar el caballo y los arreos como Tom Mix en sus mejores tiempos, les ganará Gene Autry. Gene Autry es el único “cowboy” de cine que canta. Es más, lo buscaron así, que cantase, como única fórmula de novedad para continuar sosteniendo las películas de “cowboys,” que, como digo, habían pasado a la historia. Gene Autry, en lugar de sacar el revólver, cuando menos lo espera el espectador lanza a los aires una canción ranchera. El traidor, en las películas de Gene Autry, muere melodiosamente. Asi pues, Autry gana a Robert Taylor y a Tyrone Power por “cowboy” y por cantante. James Cagney, en “El Valiente de Oklahoma,” otra película que pertenece a la nueva manía, no canta, pero se nos aparece convertido en un “cowboy” dinámico que reparte balas con la prodigalidad del que reparte sonrisas. Otro film sensacional de “cowboys” es “Dodge City.” ¡ Hasta dónde llegará el furor de las películas de vaqueros que en ésta que acaba de estrenarse con feliz acogida han transformado a Errol Flynn, un inglés, en un “cowboy”! La única manera de terminar con esta epidemia es que Charlie Chaplin haga una (Continúa en la página 332) Página 325