Cine-mundial (1939)

Record Details:

Something wrong or inaccurate about this page? Let us Know!

Thanks for helping us continually improve the quality of the Lantern search engine for all of our users! We have millions of scanned pages, so user reports are incredibly helpful for us to identify places where we can improve and update the metadata.

Please describe the issue below, and click "Submit" to send your comments to our team! If you'd prefer, you can also send us an email to mhdl@commarts.wisc.edu with your comments.




We use Optical Character Recognition (OCR) during our scanning and processing workflow to make the content of each page searchable. You can view the automatically generated text below as well as copy and paste individual pieces of text to quote in your own work.

Text recognition is never 100% accurate. Many parts of the scanned page may not be reflected in the OCR text output, including: images, page layout, certain fonts or handwriting.

P OFSE A LES DAE HOrCLY V OOD Una Bella Tortuga Porm un SEXIGA 2 Veterano OY voy a confesar el secreto de mi vida. He estado enamorado durante veinte años de un imposible. Repentinamente mi amor se ha desvanecido hace cosa de un mes. Y me he quedado vacio. Tal es la extraña sensación que siento al faltarme algo asi como el alimento cuotidiano que ha hecho latir mi corazón por tan largo tiempo. No veo razón alguna para no hablar de mí en una de estas postales, ya que yo formo parte integrante de Hollywood, lo mismo que la forman una piedra de una calle, una palmera de una jardín, o una estrella de un estudio. Modestia aparte, todo vale la pena en esta ciudad; y si se puede hablar de una cosa, se puede hablar también de otra sin cometer un leso pecado de vanidad. Quedamos, pues, en que he vivido enamorado de un imposible toda mi vida La dama en cuestión—porque claro esta que el imposible era una mujer—era bellisima, graciosa, gentil, alegre, picaresca y ien de vida. Y mucho me temo que en todos estos años habré tenido infinitos rivales ignorados que habrán sufrido como yo del mal de amores por ella. De la noche a la mañana surgió esta criatura de la nada hasta colocarse en el cenit del firmamento cinematográfico. Y cuando por primera vez la ví en un gran cartelón a la puerta del entonces selecto “Criterion” neoyor Página 330 quino, donde se exhibian a precio de oro las películas cumbres de la época, fué tal mi embeleso que me quedé petrificado. Este fué el momento que aprovechó, sin duda, el niño de la venda para clavarme la flecha que hasta hace pocos días he llevado prendida en el corazón. Estaba ella vestida a la usanza de tiempos antiguos—cosa que a mi me priva porque indudablemente yo soy medioeval —a la puerta de un regio jardin y sosteniendo con su mano. enguantada las correas que sujetaban a tres monumentales y aristocráticos galgos rusos, de esos que me escalofrian por su flacura y su largura. ¡Qué mujer ideal! ... “When Knighthood was in Flower” se titulaba la pelicula en que iba a ser presentada a todo lujo. ¡Y a fe que no podía haberse escogido un tipo de mujer más representativo del titulo! De más está decir que me ví la película un par de docenas de veces, y que he visto después todas aquellas en que ha tomado parte, con el mismo entusiasmo, con la misma emoción y con la misma ansiedad del colegial que hace un culto de la mujer de sus sueños. Para los que recuerden el título de la película a que aludo no sería necesario el nombre del objeto de mis amores. Para la gente joven que no conozca la película, ni el “Criterion”, ni Nueva York, sí. Era ella Marion Davies. Cuando pasados unos años el viento de la vida me trajo a Hollywood, y cuando meses más tarde senté plaza en el regimiento de los “extras”, no olvidaré nunca la emoción que embargó mi alma el primer día que trabajé en los estudios de la Metro, donde en la Cosmopolitan reinaba ella como augusta soberana. Ante su bungalow, una especie de palacete colonial, donde de vez en cuando se daban reuniones suntuosas a los visitantes de honor del estudio, me he pasado horas enteras en absorta contemplación, renegando de mi estrella que me había hecho nacer tan lejos de la suya. Pero yo era feliz. Porque a veces vale más un amor ignorado que un amor Correspondido y proporciona más íntimas satisfacciones. Yo gozaba mirándola a hurtadillas a través del enrejado de las ventanas del bungalow, siempre que estaba en la Metro. Yo tenía momentos de éxtasis al verla en la pantalla Yo me sentía el más dichoso de los mortales cada vez que oía decir que era entre las artistas la más inteligente y entre las mujeres la más buena. El relato de sus fiestas me dejaba suspenso. El de sus caridades extasiado. Y así iba transcurriendo inalterable la vida. Un día la Cosmopolitan se trasladó de Metro a Warner. Mi primer día de trabajo en los dominios del León me parecio triste. En el primer descanso que tuve corri al bungalow de Marion Davies para recordar horas felices, en las que el eco de sus risas había llegado hasta mí a través de las (Continúa en la página 339) Cine-Mundial o 4 @ 7