Cine-mundial (1939)

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ción. Las complicaciones surgen después, infinitas e imposibles de relatar. Todo resulta más que convencional. Pero se trata de una película y no de la vida real, en la que serían imposibles ciertas cosas. Volvemos a repetir que para vehículo de May Robson la cinta no tiene precio.—de la Torre. AS Sie 100 S) PeLicuLa patrocinada por la corporación Carnegie y producida por el American Institute of Planners. Es documental. Es la historia de una ciudad moderna, ajustada a la vida mecáanica del futuro hasta el extremo que la gente sufre de falta de espacio y aire. Tiene el film su moraleja y es que la vida de las grandes ciudades debe derivarse hacia pueblos, cercanos a las capitales industriales, pero de vida sencilla, despejada y cómoda. Todos cuantos intervinieron en esta película semi-pública son ases. As el argumentista, Pare Lorentz; as el compositor musical, Aaron Copeland; ases los fotógrafos, Ralph Steiner y Williard Van Dyke. Ases los actores. De lo que se concluye que “La Ciudad” es una película documental perfecta.—Pego. PIE RIEU MIER MACIUESTAIDIO Rae ah ANRETT E C a a) Grace ALLEN en la pantalla es una panfila que vive perennemente fuera de la realidad. Todo lo equivoca, a todo le da un erroneo significado, y, como consecuencia, apenas sale de un lío ya está metida en otro. Así son todas sus películas, así sus actuaciones en el radio y así nos imaginamos que puede ser ella en persona. Con este modo de ser, ya puede suponerse lo que Gracie Allen divargará metida a detective fortuitamente. En un Club de Nueva York asesinan a un hombre. El amigo de Gracie es acusado del crimen. La propia Gracie cree que es él efectivamente el que lo ha cometido. Y de aquí en adelante todos son equívocos, todos son disparates, todo es absurdo y gracioso, en la vena de Gracie Allen, hasta que todo se aclara, gracias a los mismos errores de ella, que, por error también, va descubriendo la pista de los verdaderos criminales. Gracie Allen gana mucho en la pantalla separada de su esposo George Burns. Y nosotros nos hemos divertido con su película. —Don Q. NINE RANCIO MN ...[Twentieth Century-Fox) Que nadie se atreva a colocar la Historia en manos de Darryl F. Zanuck, porque la toma en sus manos y en menos de lo que se piensa la convierte en... en un película. Así lo hizo en este “Mister Lincoln,” que se supone sea una biografía de Abraham Lincoln durante su juventud. El tema principal es la defensa que el “joven” abogado, Lincoln, hizo en un caso de carácter criminal, valiéndose de la luna, un almanaque de pueblo y algún otro detalle igualmente excéntrico. La verdad es que esa defensa la hizo Lincoln a los 50 años. Cosas bastante extrañas se ven en esta película. Se ve a Ann Rutledge en los primeros cinco minutos de la película. Cinco minutos más tarde ya está Lincoln meditando junto a su tumba. Lincoln entra en Springfield de levita y de chistera, cabalgando en una mula. corta él mismo el pelo. Lincoln evita un linchamiento. Salva una situación comprometida sujetando una cuerda a un coche. 3aila con Mary Todd. Es un hombre raro, solitario. Sólo al final de la película se ofrecen indicios de que este extraño personaje llegará Lincoln se Página 360 a ser uno los presidentes más famosos de los Estados Unidos. El papel lo desempeña Henry Fonda con todo cariño. Y el director, John Ford, sacó del anecdotario de Lincoln una película diestra e interesante.—Pego. CAIDA IO ACAO RC .OUNeESaU TEMAS (CF MU mabR al) No he visto, en muchas temporadas, comedia tan refrescante ni tan alegre, como ésta que nos envían los Estudios mejicanos ahora. El diálogo es ingenioso. La trama está muy bien desarrollada, y estupendamente dirigida por Juan Bustillo Oro. Para mí, el cine mejicano ha entrado en una nueva fase de producción. Yo vi “Cada Loco con su Tema” en el Teatro Latino, de Nueva York, y observé que el público que llenaba la sala se pasó dos horas de continua risa, prueba evidente de que la película gusta. Es un triunfo más para el actor cubano Enrique Herrera, sin querer quitarles ningún mérito a Joaquín Pardavé y a Antonio Frausto. “Cada Loco Con su Tema” es una comedia estrambótica, y tiene ciertos trucos que quisiera aprender Hollywood. Hasta lo que tiene de sobrenatural está tan bien presentado que parece real.—P. M. D’A. ''CHARLIE CHAN EN RENO" ALO SONORO) EL nuevo Charlie Chan—Sidney Toler—con el disfraz y el maquillaje característico de su personalidad, se parece tanto al viejo y malogrado Warner Orland, que nos figuramos que éste hubiera resucitado. Lo cual hace predecir que la serie de las películas del detective chino, Charlie Chan, continuará, como si tal cosa, sin interrupción. En esta ocasión el lío se provoca en torno a una bellísima divorciada. Por supuesto que tras dificultades más o menos verosímiles, el invencible Charlie Chan apresa al culpable. Y todos hemos pasado un buen rato, que no otro, en fin de cuentas, es el propósito de esta clase de películas.—Pego. AH UTCIKINE BIER RYO ANN E RIM SEN) Las historias de Mark Twain atraen al público, y aunque algunas de ellas resulten en esta época tal vez un poco infantiles, nos rendimos siempre a su encanto. Tal es lo que ocurre con “Huckleberry Finn”, trama apropiada para poner de relieve la vis cómica de Mickey Rooney. Su interpretación del travieso protagonista no puede ser más acertada. Huckleberry Finn huye de la casa donde vive recogido por dos hermanas solteronas para evitar a éstas los contratiempos que las amenazan por la brutalidad de su propio padre. Y para alejar todo pelígro posible en el futuro hace creer que ha sido asesinado. Tales visos de verdad tiene la ficción, que de su muerte se culpa al negro esclavo que sirve a las dos hermanas, al huir éste de la casa en busca de libertad. Huckleberry Finn y el esclavo se encuentran y se asocian en la huída, pensando en salvarse el uno al otro y llegando ambos en su afán hasta el heroísmo. Todo acaba bien, después de penalidades y angustias infinitas. Y nos queda la impresión grata de Mickey Rooney, del actor negro Rex Ingram, y de la dulce Lynne Carver, los tres a cual mejor.— Don Q. ADA UU CRE RESCATAN GEOUS''...(Warner Brothers) Las buenas películas se meten en cada problemita! Supongo que eso es lo que llaman los expertos “situación dramática”, pero como las grandes situaciones, en cine, no se resuelven solas, el espectador (en este caso, yo) abre mucho los ojos para enterarse de cómo demontres se desenredará la soga. Figúrense Uds. el principio de esta cinta. Una mamá con cuatro hijas, todas preciosas, es solicitada en matrimonio por un señor pobre de alcances, pero rico en bienes de fortuna y, además, buenazo como él solo. Y cuando, después de obtener el permiso de las niñas, se dispone la dama a dar a la vez una cena y el “ansiado, sí” al pretendiente cincuentón, ¡zás! se presenta como llovido del cielo el primer marido. ... 2 Ahí tienen Uds. la situación dramática número uno. Pero es un principio. Faltan los platos fuertes. El tal marido abandonó a la familia veinte años atrás, a fin de dedicarse sin estorbos a la caza de aventuras por este pícaro planeta, y vuelve cargado de años, de cuentos y de mentiras de todos tamaños, y dispuesto a instalarse en el seno del hogar como si sólo hubiera salido a la esquina a comprar fósforos. Inmediatamente se hace simpático. Lo peor es que no únicamente se hace simpático al espectador, que soy reputado como persona sin moralidad, sino también a las hijas (que lo conocían apenas de oídas y siempre entre lluvia de comentarios desagradabilísimos), al ama de llaves, a los pretendientes de las muchachas y hasta al aspirante a sustituto. De modo que, con la mayor naturalidad del mundo, la película nos presenta al marido descartado y al sucesor viviendo en la misma casa, sentándose a la misma mesa y haciéndole el amor a la misma señora. Porque los dos le hacen el amor. ¡No faltaba más! ¿Y las chicas? Encantadas. ¿Y los novios? Lo mismo; sobre todo uno que es un tarambana y que, para colmo, se llama Gabriel López. Entre paréntesis, o mejor dicho entre este lío grande, hay otras complicaciones secundarias, a fin de que el espectador inmoral (que sigo siendo yo) se quede definitivamente suspenso, o colgado, que es lo mismo. Una de esas complicaciones es que el susodicho Gabriel López resulta edición en miniatura del Esposo Pródigo, (simpático, soñador, haragán, voluntarioso y trotamundos) de modo que la presunta suegra ya presume que el presunto yerno la va a dejar no sólo con las hijas sino hasta con las nietas. Bueno, ahí queda planteado el problema. O eso es una “estupenda situación dramática” (léase un enredo morrocotudo que parece no tener salida decente) o yo estoy perdiendo el tiempo. Cómo se resuelve y a costa de qué y de quiénes, no lo voy a decir al lector porque no quiero quitarle el interés en el argumento. Que adivine él, o que lo vaya a ver. El caso es que la interpretación es magnífica y que la cinta, aunque lenta al comenzar, cobra brillo a medida que avanza. De marido-aparecido hace Claude Rains; de marido en ciernes, Donald Crisp; de mamá, Fay Bainter; de Gabriel López, John Garfield; de cuatro hijas, Lola Lane, Gale Page, Rosemary Lane y Priscilla Lane; de novios de segunda categoría, Frank McHugh, Jeffrey Lynn y Dick Foran, y de ama de llaves, May Robson. Y ya que menciono nombres, debo darle un buen lugar al director de la producción, que es Michael Curtiz.—Guaitsel. Cine-Mundia n_a CC T