Cine-mundial (1939)

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La estrella mas joven del cine: Sandy Henville, de diez meses de edad, del elenco de la Universal, y de la película “Caído del Cielo", con Bing Crosby y Joan Blondell nada menos. Ne...Ne Por Eduardo Guaitsel No hay como la juventud. Mientras con menos años, mejor. Voy al cine y me tocan, a la izquierda, dos colegialas menores de quince abriles. En la pantalla, Don Ameche atrae a sus brazos el cuerpo desmoronante de Claudette Colbert. Y una de las chicas que tengo al lado exclama sin poder contenerse: “¡Está perdida!” Que no me vengan con el cuento de que el cine es una diversión aburrida. Todo depende del ambiente, de las compañeras de butaca, de los puntos de vista, vamos. Aunque la vista (la otra) no sirva. A los pocos días, interrogo a una dama de ocho años: —: Qué has aprendido en el colegio? Y, después de fruncir las cejas, me responde francamente: —He aprendido que, humedeciendo con saliva la goma del lápiz, se puede borrar un renglón escrito con tinta. A ver ¿quién presume de poseer conocimientos más profundos? Así se aprovecha el tiempo y no enredándose con teoremas inútiles y fechas que a nadie le importan. El papel trascendental de una goma de lápiz es más importante en la vida—donde casi todos somos unos equivocados y necesitamos rectificar—que las hazañas de los generalotes. Además, el arte de saber contestar es mucho más difícil que el de hacer preguntas. Y hay quienes lo dominan en grado superlativo. Un día, queriéndomelas echar de observador, le hice a un músico el siguiente disparo: —¿Qué diferencia hay entre un xilórgano y una marimba? —Un compás,—reveló sin vacilar. Y me dejó estupefacto, porque los que poseen la verdad me impresionan tanto como los prestidigitadores. Bueno, dirá el lector, ¿y qué pasó con Ne... ne? Aqui entra, con los debidos arrumacos; pero había que darle una especie de prólogo en que se encomiaran las virtudes juveniles, las gracias de la niñez y lo peliagudo de encuestas e interviús. Sobre todo, cuando se combinan la minoría de edad—un año Agosto, 1939 escaso—con la tarea de interrogar. A una criatura de once meses debe tratársela de otro modo que a las estrellas más creciditas. Con la entrevista se mezclan babas, nodrizas, alfileres de criandera y otros elementos pegajosos. Además, la criatura no contesta. Se le queda mirando a uno y, según los casos, acaba por sonreir o por asustarse entre ensordecedores berridos. Como veterano que soy, a visitar a Sandy Henville acudí con impermeable y otras precauciones. Todo inútil: Sandy— que quiere decir “con pelo color de arena” —dispone de innumerables padrinos que asumen la responsabilidad de aclarar: que si su papá es lechero, que si su mamá rara vez ve filmar; que si Bing Crosby, Joan Blondell, Irene Harvey y Mischa Auer se disputan el honor de cambiarle los pañales; que si tiene cuenta en el Banco (¿y quién firma los cheques? pregunto yo); que si nunca llora en escena. . ... —; Cómo te llamas ?—le pregunto dando la espalda a los adláteres, que son seis y que me miran con desconfianza. —Ne . . . ne, —contesta con pasmosa precocidad. — Nene o nena ?—insisto. —Ne... ne. No es verdad. Sandy es del género femenino, como la luna, como Venus, como la como la como la aurora, Quimica. —Entonces ¿por qué se llama Sandy ?— pregunto severamente a los que me rodean. —Porque se llama Sandra,—aclara, sin pizca de lógica uno de ellos. Luego empezaron a salir detalles. La Universal necesitaba un bebé que “le cayera del cielo” a Mischa Auer; y convocó a un concurso, en que participaron trescientos de ellos acompañados de sus respectivas parentelas y con la gritería que es de suponer. Y los jueces, unánimemente, eligieron a Sandra, que parecía no sólo lluvia celestial, sino varoncito. —¿Qué más da?—dijo el director Butler, que era el encargado de dar el contrato;—si no nos pareció mujer a nosotros, tampoco se lo parecerá al público; pero hay que ponerle nombre masculino. Y le pusieron Sandy. —¿ Y la mamá, qué opinó? —La mamá, —me aseguraron—consiente en que Sandra sea Sandy, pero una sola vez. (Continúa en la página 389) Argentinita, 363 Página