Cine-mundial (1941-01-01T23:23:59Z)

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—Pero y la mamá de esa niña, ¿no se opuso a idea tan descabellada?—pensará la lectora gazmona. La mamá de esa niña es doña Gertrudis Mayorga y si he visto alguna vez a una señora entusiasta de la aviación es a ella. Con su hijo Gabriel y con su hija Cecilia se da con frecuencia bellísimos paseos por el cielo de Nueva York. Lo que lamenta es no tener veinticinco años menos para aprender ella también a volar. Hay que oirla hablar. Dice que si en su mano estuviera haría obligatorio en todos nuestros países el enseñar a volar a la juventud. Pero nada de locuras. El imperativo categórico de la familia Mayorga es el valor y la serenidad. Cuando expusieron a Cecilia que era más difícil manejar un hidroplano que un aeroplano, comenzó por aprender a volar sobre el mar. No es que en realidad sea más difícil. La única dificultad está en el arranque. Se desprende de tierra con más facilidad un aeroplano que un hidroplano del mar. La succión que el agua ejerce sobre los pontones del hidroplano hace más difícil el ascenso. Ya en el aire, el manejo de ambos aparatos es el mismo. Otro detalle es que el aeroplano sobre tierra se mantiene fijo mientras que el hidroplano acuatizado está a merced de las olas y del viento. Una vez decidida a ser piloto, Cecilia Mayorga mo vaciló un solo instante. Tomó el aprendizaje no como cosa excepcional sino dispuesta, natural y normalmente, a lograr su licencia que ahora acaba de obtener. A otras muchachas de su edad les da por la taqui-mecanografía o por eprender corte, a ella le dió por ser aviadora. De ahí que al examinar de cerca la vida de Cecilia Mayorga, la primera aviadora colombiana, la segunda aviadora hispanoamericana en los Estados Unidos, se decepcione uno un poco. Cualquiera creería que es una muchacha excepcional y aunque en verdad en el fondo lo es, no ofrece síntoma alguno de anormalidad. Ni siquiera habla con exceso de aviación. Le gusta el cine como a todas las chicas y su artista predilecto, también como en el caso de muchísimas jóvenes, es Clark Gable. A las siete de la mañana está en pie Cecilia. Se desayuna ligeramente: jugo de frutas, tostadas y un vaso de leche. Arregla la casa. La distinguida aviadora enarbola la escoba como cualquiera maritornes. Dedica unas horas al estudio de la metereología, navegación aérea, aerodinámica y otras materias concernientes a la aviación. De hacer buen día, se toma el tren subterráneo y se va al aeródromo de Floyd Bennet que está a un extremo de la isla de Manhattan. Allí menta en un monoplano o un biplano y se dedica a volar. Toma un almuerzo ligero en el mismo campo y sigue su práctica de aviación hasta media tarde. Es muy popular en el aeródromo entre instructores, mecánicos y aprendices. De vuelta a casa, come con la familia, por lo general una comida fuerte a base de carne, pues la clorosis está reñida con la aviación, y lee el periódico, vienen amistades a visitarla o se dedica a oir la radio. Le gusta la música agradable: los valsas de Straus, los boleros, el “swing.” No fuma, no bebe, no juega. Prefiere las fiestecitas “bien” a los “parties” ruidosos. Tiene amigos, tiene admiradores, tiene pretendientes, pero carece de novio. Posee mucha cabeza y mucho corazón esta Cecilia para enamorarse así como así. No deja de tener, con todo, sus visos de romántica, y a veces se levanta de muy mal humor. Ya todos lo saben en casa. Cuando no está de buen humor, la dejan sola. Pertenece a una familia de artis Enero, 1941 tas, pues su hermano Gabriel, el aviador, ya queda dicho que dibuja y tiene otro hermano que es escultor. La fórmula para todos es lo mismo: al que está de mal humor, dejarlo en paz. No le gustan las novelas. Prefiere los ensayos, los temas de actualidad. Hablando de política internacional se pueden pasar con ella varias horas. Ha leído los clásicos castellanos, pero la literatura como literatura en sí no le interesa. A las diez y media está en la cama. Esa es Cecilia Mayorga, la diestra aviadora colombiana. ElI Resultado -n (Viene de la página 4) De Morelos, Méjico, hubo quien propuso a Paul Muni, porque “es el que más comprendería el alma latina”. Un lector de la Habana cree que debe ser Henry Fonda quien interprete a Bolivar entre otras cosas porque le ahorraría tiempo y trabajo a los maquilladores. Una lectora de Caracas cree que como Errol Flynn ha hecho muchas películas de aventuras y hazañas similares a las que corrió el Libertador, a él debiera dársele el papel. El Sr. José Román Suárez de Barquisimeto, Venezuela propone a un desconocido, a Mario Crespo, porque dice que es la perfecta imagen de Bolívar. A actuar en el cine ya le enseñarían en Hollywood cuando lo llamaran. La No han sido muchas las cartas de oposición, pero ha habido algunas. A ciertos lectores les parece que la figura de Simón Bolivar es demasiado sagrada para la América hispana y no debe ser llevada a la pantalla, porque no se haría con el debido respeto. Otros se oponen rotundamente a que sea Errol Flynn o Clark Gable, y no les interesa mayormente quien interprete a Bolívar a condición de que no sea el actor por quien sienten antipatía. Hubo uno de Valera que dijo que el Libertador había sido legislador, orador, poeta y guerrero y que ningún actor puede hacer todas esas cosas bien. La carta de protesta que revela mayor indignación la firma Nelly Campos de San Cristóbal, Venezuela. Gran patriota, esta lectora. oposición ¿Y ahora qué? No queremos cerrar esta encuesta sin saludar cordial y fervorosamente a cuantos en ella participaron. Nos ha sido muy grato leer todas las cartas y sinceramente agradecemos la espontaneidad, cordura y claro juicio de nuestros lectores. Si el criterio de, nuestros países se juzga por el resultado de esta encuesta, es Robert Donat quien debiera interpretar a Simón Bolívar. Como quiera que la opinión de esta revista es respetada en los círculos cinematográficos de los Estados Unidos, todavía tiene que serlo mucho más la de sus lectores. Por eso confiamos que no caiga en saco roto esta elección del prestigioso actor, sin duda uno de los más brillantes del cine en la actualidad, para que de determinarse a filmar la tan llevada y traída película biográfica de Simón Bolivar, corresponda la interpretación a Robert Donat. Lea en el número de FEBRERO de CINE-MUNDIAL, el pintoresco reportaje “Un cocktail party a Priscilla Lane” Chispas fuertes en calor son necesarias para que su motor funcione suave y activamente. ¿Es su carro tardío o brusco? Vea cuanto mejora con un juego nuevo de bujías Champion. Se pagan con la gasolina que economizan. Champion Spark Plug Co. Toledo, O., E.U.A. 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Nada hay mejor que las famosas Pildoritas Carters para el Hígado para acción segura. Hacen correr libremente ese litro de jugo biliar y se siente usted “como un cañón”. No hacen daño, son suaves y sin embargo, son maravillosas para que el jugo biliar corra libremente. Pida las Pildoritas Carters para el Hígado por su nombre. Rehuse todas las demás. Página 41