Cine-mundial (1942)

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NUEVA Por Frank Ortega, Jr. YORK EN PIE DE GUERRA El autor de estas impresiones acaba de regresar a Nueva York, su ciudad natal, después de haber vivido en Méjico por espacio de dos años. | ES cambios ocasionados por la guerra en los Estados Unidos son sin número. Sin profundizar, sólo anotaremos aquí lo que salta a la vista. Al cruzar la frontera de Méjico, todo se transforma. El tren toma un aspecto marcial. Los vagones se llenan de aviadores, soldados de infantería y cadetes de todas las armas que viajan entre sus campos de entrenamiento. Lo primero que impresiona es la juventud de los aviadores. Ninguno de ellos tiene más de diez y nueve años. En muchos casos parecen demasiado jóvenes. Pero la guerra moderna lo exige. Un hombre de más de veinte y cinco años no tiene los reflejos suficientemente rápidos para manejar un avión cuya velocidad llega a veces a más de 400 millas por hora, y que vuelan a alturas que matarían a todos aquellos cuyos pulmones no fueran perfectos. No es sólo en los Estados Unidos donde se observa esto. Los alemanes impusieron la regla y los ingleses tuvieron que aceptarla después de amarga experiencia; porque para el hombre hecho y derecho equivale a suicidarse el desafiar en el aire a los chiquillos. Inspira tristeza ver a estos imberbes tomar whisky, por creer que el beber es cosa de militares y de hombres; y hablar de supuestas aventuras mujeriegas, por la misma razón. Y no es difícil imaginarse dió motivo para las cuartillas que siguen. la salida de estos mozos de sus casas, y el sobresalto de las madres, aterradas por el efecto que ha producido en sus hijos el vestirse de uniforme. Estos mozos aviadores son los niños mimados de las Fuerzas Armadas. Su equipo cuesta una fortuna; pero, por mucho que valga, vale más el que lo maneja, cuyo adiestramiento significa un año largo de estudios y ejercicios físicos. Son los consentidos, porque entran sin pagar en los cines, cabarets y otros sitios de recreo. Cuando no están en activo, no tienen más que apostarse al borde de una calle o carretera y en seguida se para algún automóvil cuyo conductor está encantado de llevarlos a donde quieran trasladarse. En este enorme ejército, todo el mundo tiene algún familiar; y cuando una persona detiene su coche para recoger a un soldado, piensa en el hijo, o en el hermano, o en el pariente que tal vez necesite análogo favor en aquel mismo momento. En Nueva York, el conflicto ha alterado poco: la vida normal de sus siete millones de habitantes. Dentro de la ciudad, no se ven ni rastros de los enormes convoyes de pertrechos de guerra tan comunes en las grandes carreteras. Si ha habido algún cambio en los tres años que llevo ausente, sólo se nota en el aspecto exterior. Nueva York es hoy más bella que nunca. La Quinta Avenida más El contraste de la gran metrópoli en pie de guerra, con el ritmo sosegado de la República vecina, imponente que ayer, y los escaparates de sus tiendas contienen una nota que para mi era algo nuevo. Todos llevan anuncios patrióticos. En una de las grandes casas de modas se destacaba un soldado de cartón, herido y pidiendo socorro; y a su lado se veían numerosos maniquíes de apetitosas curvas, luciendo vestidos de soiree y preciosas pieles. Sin duda el dueño pensó que la dama que compra uno de sus abrigos, tiene dinero de sobra para regalar unos cuantos pesos a la Cruz Roja. Puede haber otra razón. Nueva York, la ciudad del derroche y la extravagancia, tiene miedo. No a los alemanes, ni a los japoneses, sino a su propio pueblo, que ve a sus hermanos y a sus hijos arriesgando la vida por 21 dólares al mes. O tal vez dije mal al decir miedo. No, no es miedo: es vergüenza lo que tiene Nueva York; y parece sonrojarse cuando sus gasas y pieles se rozan con la lana tosca y el khaki áspero de los uniformes. Nueva York se ríe de los submarinos, se ríe de los bombardeos que auguró el Presidente Roosevelt Arie ; en su último discurso; Nueva York, en la hora de ahora, sólo teme el qué dirán de los humildes. > E AQUI POR FIN un aderezo que no es ni muy | ácido, ni muy aceitoso . . . ni tampoco insípido, sino un término medio ideal! mayor venta en todo el mundo. Ese sabor diferente que conquistará a su familia se obtiene por la combinación especial que es Miracle Whip —una mezcla del antiguo aderezo hervido y salsa El maravilloso batidor especial exclusivo de Kraft da a Miracle Whip su exquisita conA mayonesa superior. textura y suavidad. ¡Pruebe Miracle Whip pronto! Observe con qué nuevo deleite su familia comerá las ensaladas .. . fiambres . . mariscos . . vegetales hervidos, huevos cocidos .... 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