Cine-mundial (1942)

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Para los legos, el hundimiento del portavión “Lexington” es una de las pruebas más contundentes del poder destructor del aeroplano. Este era el buque de guerra más conocido en el mundo, por haber tomado parte en diez o doce películas, y el público se lo imaginaba indestructible. Que era el más antiguo entre los de su clase, sólo lo sabían los técnicos. Ex publico no se cansa de ver “Lo que el Viento se Llevó,” que sigue dándose en los Estados Unidos y en el exterior. La empresa que produjo esa afortunada película ya ha recaudado arriba de veinte millones de dólares por los derechos de exhibición. EL Almirante Nimitz, jefe de la escuadra americana del Pacífico, tiene fama de bromista y de no alterarse nunca. Se cuenta que al poco de graduarse en la Academia Naval, le encomendaron el mando de un cazatorpederos viejísimo, lleno de remiendos y agujeros; y que un buen día empezó a entrar el agua por todas partes y no había forma de mantener el barco a flote con las bombas. Por fin el maquinista, alarmadisimo, telefoneó al joven capitán, que estaba en el puente, y le dijo: “Oye, esto es muy grave. į Nos estamos hundiendo!” Y Nimitz le contestó: “Busca la página ochenta y cuatro del Manual de Ingeniería. Allí dice cómo hay que proceder en estos casos.” No sé si fue en el banco o en una tienda que vende espejuelos en el edificio al lado del nuestro que hay en la Quinta Avenida, porque desde esta ventana no se distingue bien; pero hace cinco minutos que en uno de esos dos sitios entró el Rey de Grecia. Venía solo. Es decir: sin más compañía que varios polizontes de motocicleta, uno de ellos con la bandera griega sobre el manubrio. Los japoneses piensan de una manera rara; y según ellos, a nosotros no hay quien nos entienda. Dan importancia a actos a que nosotros no damos ninguna; y viceversa. Nosotros mo concebimos que mujeres y hombres se bañen desnudos en público, como ocurre en el Japón: y para el japonés, el beso es una inmoralidad repugnante. Algo nos hemos acercado en los últimos cuarenta años, pero todavía media una gran distancia mental entre ellos y nosotros. En ciertas cosas—como la fabricación de cañones, por ejemplo—vamos casi marcando el mismo paso; pero en materia de libertad indi Página 370 —jPolicia, acabo de romper un bastón en la cabeza de mi marido y necesito su ayuda! —¿Es que le ha abierto usted la cabeza? —jNo, no pude con el bastón y por eso es que quiero que me preste usted su tolete! vidual y de progreso espiritual, nos separan varios siglos; y el sistema social del Japón de estos tiempos—afianzado en costumbres tradicionalistas inmutables, en la obediencia ciega de las masas y en supuestos derechos divinos de los que mandan—equivale al régimen que prevalecía en Europa durante la Edad Media. Ex la otra guerra salieron varias marchas famosas. En Francia, “La Madelon”; en Inglaterra, “Tipperary”; en los Estados Unidos, “Over There”; pero hasta la fecha, ni aquí ni en ninguna parte se ha compuesto nada que se destaque relacionado con el actual conflicto. —Sí, señora; claro qui cuesta tiner qui afilar lus cuchellus, peru di todos modus es más baratu que tener que comprar carne di primera! Me acabo de enterar de que en Chicago existen cerca de dos mil iglesias; y lo digo porque muchos de nuestros paisanos, bajo la influencia del Cine, se figuran que en esa bella ciudad no hay más que bandoleros y “gangsters.” Se ha hablado de artistas famosos en el Cine que no se acuerdan ni del número de la casa en que viven, pero el otro día estuvo en la redacción una joven, que trabaja bien y es lista, que tiene una memoria fatal. Venía a que se le diera publicidad. —Bueno; ¿y has trabajado recientemente ?—le preguntamos. —j Si, cómo no! —¿ Qué empresa hizo la pelicula? —Pues ... a la verdad ... no recuerdo. Pero tiene el estudio . . . sabes . . . en las afueras . . . sabes . . . pero si tú lo conoces, hombre! —Muy bien. A otra cosa. ¿Quién dirigió la pelicula? —Verás ... verás ... (mordiéndose el labio y mirando al techo) . . . si supieras que ya no me acuerdo. .... —i Pero quién hizo el papel principal, vamos a ver? —j Ay, tú . . . no te pongas tan preguntón! —Un momento. Calma. Tienes que dar algunos datos, que no se puede publicar en la revista una sarta de palabras sin ton ni son. De otro modo el lector va a creerse que estamos en el Limbo. Fijate bien: ¿cómo se llamaba la pelicula? —¿Que cómo se llamaba? Tenia un nombre así . . . un nombre inglés muy raro. Esta es la fotografía que quiero que salga pon cualquier cosa . . . tú ya sabes lo que tienes que poner. La artista aparece en este número. A ver quién averigua su nombre. Dicen que los aviadores son supersticiosos respecto a la superstición; y que entre ellos es de mal agúero creer que algo puede traer mala suerte. ff Rosa DE ABOLENGO,” la gran película de la M-G-M, dió una entrada bruta de $220,000 durante los primeros catorce dias de exhibición en el Music Hall de Radio City. Por la Quinta Avenida, frente a esta oficina, desfiló a mediados del mes de Junio la manifestación militar más imponente que se ha visto en los Estados Unidos; y un señor que había presenciado otras paradas por el estilo durante la guerra pasada, dijo al ver el primer tanque: —¿Quién hubiera dicho entonces que esto iba a repetirse tan pronto? Cine-Mundial