Cine-mundial (1942)

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Cuanto más analiza uno el sistema planetario de Hollywood, más parecido le encuentra con el sistema planetario celeste. Por ejemplo; las estrellas y los astros de la pantalla, al igual que los del firmamento, de por sí, a solas, no fulgurarían. De no ser por el resto del sistema planetario cinematográfico, Clark Gable o Marlene Dietrich serían unas figuras tan oscuras que no se las reconocería ni con una linterna en la mano. Los astros y las estrellas de Hollywood lo son en virtud de otros astros y otras estrellas invisibles, que son los que les dan luz y les imprimen movimiento. Por ejemplo, y van dos: si no fuera, entre otros, por Tony Gaudio, Bette Davis no pasaría de ser una artista que, a juzgar por sus ojos, está pidiendo una fuerte dosis de yodo. Ah, pero esos gestos dramáticos de la celebrada estrella, adquieren aún mayor dramatismo gracias a la manera cómo el cinefotógrafo Gaudio la toma en las películas. De donde se deduce que Bette Davis pone en la escena que esté rodando un cincuenta por ciento de dramatismo, y Gaudio, con su cámara, buscándole ángulos y expresiones, sombras y enfoques, contribuye con otro cincuenta por ciento. Pudiéramos decir que cuando en una película Bette Davis se mata o asesta una puñalada, mo se ha muerto más que la mitad y sólo clavó en su enemigo una tercera parte del puñal. La otra mitad de su cadáver y las dos terceras partes del arma asesina corresponden a “Tony Gaudio. De ello se deduce que aunque jamás veamos en los periódicos y revistas una fotografía de este ilustre “cameraman”, ni en traje de baño ni vestido de etiqueta, es un astro de primera magnitud en el firmamento de Hollywood. Un astro tan invi Página 372 La Encargada de la Coordinación tiene que fijarse en todo—no perder un solo detalle. En la instantánea se ve a la Srta. Ellen Marvin, del Estudio Warner, cerciorándose de que las prendas de vestir de Ann Sheridan son idénticas a las que llevaba el día anterior, cuando se rodaba parte de la misma escena que ahora se disponen a ensayar, y que se tomará en firme en cuanto salga bien. Por sible que no es posible captarlo ni con un telescopio de gran potencia. ¿Cómo se preparan los “sets”? ¿Cree usted que pintando telones y dando voces desaforadas como en el teatro? No, amigo. Los escenarios del cine, donde tienen lugar las escenas, hay que prepararlos con visión arquitectural, y se hacen planos y modelos como si la habitación o el edificio fueran a tener realidad. Y en efecto, algunos de estos diseñadores de escenarios, como Robert Haas, son arquitectos. Después de todo, para los efectos del plano y del delineamiento, ¿Qué más da construir un rascacielos de verdad que uno de película? Con la ventaja de que Robert Haas, como arquitecto, no se aburre nunca. Hoy hace un edificio de frontispicio románico, mañana un cuarto de baño ultramoderno y pasado un puente colgante que luego en la pantalla nos dejará a todos con la boca abierta, pero por el que estamos seguros que no puede transitar un alma. ¿Puede alguien dudar que Haas y todos los diseñadores de “sets” en Hollywood son menos astros que Tyrone Power o que Fred MacMurray? Yo considero que lo son mucho más. A un Haas, se le enseña a declamar, lo que no requiere una gran ciencia; se le instruye en el arte de vestir, que todavía requiere menos; y se le dice que haga el amor a Madeleine Carroll, lo que sc apresuraria a hacer de buena gana, y ya está convertido en un actor de cine. Pero, ¿concibe el lector, por más que le enseñen, a Fred MacMurray haciendo un puente ni de papel siquiera ? Lo mismo que les ocurre a los diseñadores de escenarios, les pasa a los que idean los vestidos. Si serán estrellas de primera magnitud, que Janet Gaynor se casó con' uno de ellos, Orry-Kelly, otro de los más celebrados Aurelio ESTRELLAS. INVISIBLES 1 DE HOLLYWOOD Pego de Hollywood, que hace tantos dibujos de vestidos de sefiora como veces ensayan las escenas las artistas. Para la pelicula “El que vino a cenar”, hizo cerca de cien dibujos de vestidos distintos. De ellos se aprovecharon apenas un par de docenas. ¿Qué hizo con el resto Orry-Kelly? Se los volvió a meter en la cabeza, donde por lo visto tiene un guardarropia inagotable. Ahora bien; ¿lucirían las estrellas esplendorosamente y serían árbitras de la moda femenina mundial si no fuera por estos modistos en potencia? ¿Gozaría fama Katharine Hepburn de ser una de las mujeres que viste con más alegancia, a pesar de su desgarbamiento natural, si no fuera por la exquisitez de los modelos que viste? Saquele usted los vestidos a la Hepburn y es como si de pronto hubiera usted dejado una estrella a media luz. ¿Y qué sería de las estrellas sin la muchacha de la coordinación, otra estrella invisible de la cinematografía? Yo le aseguro, lector, que no hay artista de la pantalla, por muy celebrada que sea, capaz de retener en la memoria todos los detalles que, verbigracia, alberga en la suya Ellen Marvin, que presta sus servicios en los estudios de la Warner Brothers. ; Qué ojos tiene Ellen! No es que sean extraordinariamente preclosos, es que lo ven todo, escudriñan lo más mínimo. Los ojos de Ellen, y los de cualquiera otra muchacha de la coordinación de los estudios cinematográficos de Hollywood, están en el cigarrillo a medio encender, en el color del vestido de Ann Sheridan, en los zapatos, en el modo de peinarse. Le digo a usted que no hay lugar recóndito para esta mujer. Su misión es que cuando se filman dos escenas en fechas distintas, pero en que una es continuación de la otra, no Cine-Mundial