Cine-mundial (1943)

` ka 3 " ү E AE Ez M ыз M Fotografía tomada durante el almuerzo que les dieron recientemente en Nueva York: a los artistas de la Universal, Abbott y Costello. Nuestro dinámico alcalde, Fiorello La Guardia, es el señor del centro que le está poniendo a Abbott la corona que se supone que sea la de la comicidad. que trabajar en algo directamente relacionado con la guerra; y además, la ley dice bien claro que sólo podrán boxear en este pais los que sean sanos y robustos y caigan entre esas dos edades. ¿Cómo se explica, entonces, que noche tras noche haya encuentros de boxeo por todas las ciudades de los Estados Unidos? UENTAN que Mussolini le telegra fió a Hitler: “Manda alimentos”; Hitler le contestó: “Apriétate el cinturón” ; y Mussolini volvió a telegrafiar: “Manda cinturón.” PESAR de la publicidad que le ha dado la Universal, de haber encabe —ijPapá, te aseguro que el Teniente Ramírez no vino a visitarnos tan sólo con el propósito de discutir contigo tácticas militares! Página 146 zado el reparto de una cinta a todo meter, y de haber aparecido en la portada de CINE-MUNDIAL, María Montes está aún por llegar. : Rebosante de juventud y hermosura, con su cabellera espesa y rubia lanzando chispas de oro bajo un sol primaveral, la vi salir sola de una tienda en la Quinta Avenida y atravesar la calle en medio del tráfico. No se fijaron en ella más que el que subscribe y un jovencito que fumaba un cigarrillo recostado contra el farol de la esquina. Mi mirada fué de las que se dirigen, con el debido respeto, a una estrella en ciernes; la del joven fué una mirada diferente. ODO sigue en alza. Ha vuelto a subir el precio de las revistas, el tabaco, los diarios, los sandwiches, y el agua de borraja que aquí llaman café con leche—que antes se expendía a cinco centavos la taza y ahora cuesta diez. Entre un sandwich y un café, el tranvía, el periódico y un paquete de cigarrillos, se le va a uno un peso con la velocidad del relámpago. N Nueva York, donde arreglan sombretambién componen el calzado y lo lustran. Es decir: lo lustraban hasta que las autoridades decretaron que no se podían comprar más de tres pares de zapatos al año. Ya van dos veces que entro en uno de esos sitios y los italianos o griegos, que son los que se dedican aquí a ese negocio, me dicen que no tienen tiempo para lim-. piar botas porque estan muy ocupados echando remiendos y medias suelas. PROPOSITO. A Con esto de los zapatos, el hijo de Salvador de Alberich, que esta al frente de la publicidad en espafiol de la 20th-Century Fox, ha parado de cabeza a las autoridades con un problema que no se les habia presentado nunca. El muchacho, de dos metros y pico de estatura, se gasta umos pinreles descomunales; y cuando se lo llevaron al ejército y comenzaron a entregarle su equipo, se tropezaron con que en los depósitos militares mo había un par de zapatos que le viniera bien. El padre ya se lo barruntaba. Lo mismo sucedía en las tiendas de Nueva York, y cada vez que el niño necesitaba zapatos había que encargarlos a la medida. N un solo teatro de Nueva York, el music Hall de Radio City, la película “La Noche del Pasado,” de la Metro, se mantuvo en el cartel once semanas consecutivas; la vieron 1,550,000 personas y la entrada bruta ascendió a un millón cien mil y pico de dólares. ARA enterarse de cómo marcha la guerra, lo más acertado es observar las fluctuaciones de las acciones y bonos de los países beligerantes en las pocas Bolsas neutrales que aún quedan en el mundo— en Turquía, Argentina, Suecia. Los valores del Eje han estado bajando desde hace seis meses. N Broadway se ven menos automóviles y más gente desde que aludí a ese tema hace varios meses en un parrafito que me salió bastante bien. Hoy, por las noches, LA SIRVIENTA.—¡Dice el señorito que usted le trajo media docena de pañuelos en lugar de su camísal LA LAVANDERA.—Dígale a su señorito que lo que yo le traje es su camisa. Cine-Mundial |