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La verdadera quinta de La Perricholi, en la esquina de Copacabana y Paseo de Aguas, que le regaló el virrey Amat. Actualmente, ya sin el balcón-galería, es local y propiedad de la cervecería Backos £ Johnstons's. En el
círculo, un retrato auténtico de la legendaria
La Famosa
PERRICHOm
Cama PERRICHOLI, un nombre femenino que se ha hecho legendario en los anales del Perú colonial.
Una mujer de bellísima prestancia que dominó toda una época de lo más pingorotado de la sociedad de Lima. Era una mujer que procedía del pueblo y que aun en la cumbre de su poder, alternando con virreyes y marquesas, no se olvidó nunca que de los humildes procedía y paseó descocada, bravía, el desplante de su estampa goyesca y cercenó la vanidad de los poderosos con la tonadilla cáustica de su arte popular.
Camila Perricholi es un caso único en la América latina. Vino a ser, en un plano inferior, la Eugenia Montes del continente hispanoamericano. Hizo más ella, con su arte escénico, con la copla picante, con el vértigo de sus danzas atrevidas, con la lascivia que su paso despertaba por las calles limeñas, con sus amores clandestinos con un virrey español, más, mucho más por la independencia de su patria que muchos gloriosos generales.
La Perricholi sembró la semilla de la discordia, puso en ridículo la engolada burocracia española de la época, hubo de reirse de los más encopetados nobles, rindió a sus pies al máximo representante en el Perú de la majestad católica española y animó al pueblo, amándolo por encima de todo, a que algún día se alzara contra el tirano peninsular.
No fue una revolucionaria en el sentido que hoy otorgamos a los prosélitos de la revolución francesa. Fué una revolucionaria espiritual. Mientras vivió, el espíritu
Página 122
Por Antonio Pontel
del populacho encarnado exuberantemente en ella predominó en la política colonial del Perú. Fue una precursora.
En su vida, de múltiples facetas, de gallardías lúcidas, de contrastes de aguafuerte—una vida licenciosa, jamás tiranizada por los convencionalismos pazguatos de la época—brilló soberana su voluntad
Don Manuel de Amal
Fotografía de la época de Don Manuel de Amat, virrey del Perú, amante de La Perricholi y padre de su único hijo.
actriz peruana.
de mujer bella y caprichosa, de dominadora por la fuerza de su gracia. Y esta mujer, dedicada al teatro cuando éste medraba al margen de la sociedad, despreciados los comediantes, sin reparo en turnar de amantes, llevando tras su juventud y sus encantos el escándalo y la discordia, murió poco menos que en olor de santidad.
Aparte del encanto sugestivo que se desprendía de su persona, Camila Perricholi adquirió vasto renombre por su gran versatilidad artística y por ser la querida del virrey del Perú, que no era a la sazón ningún pimpollo.
Actuaba en las comedias de Moreto, por ejemplo, con singular gracia y en los entreactos lucia, para deleite de la elegante concurrencia del Coliseo de Lima, su habilidad como canzonetista intencionada y aguda, improvisando versos que aludían a personajes o situaciones de la época, o bien bailando con extraordinaria donosura en revuelo de faldas y cabrilleo de miradas.
En cuanto al virrey, don Manuel de Amat, de catalán origen, tan prendado estaba de la belleza y gracia de la comedianta que a las indignaciones que en él provocaban las audacias femeninas de su amante sucedían inevitablemente los benévolos perdones, temeroso el magnánimo señor de que le negase sus favores la protegida o le engañase iracunda con otro.
El verdadero nombre de la Perricholi fué Micaela o Mariquita Villegas y el sobrenombre que se le adjudicó y ella adoptó como denominación artística, le fue adjudicado por el propio virrey. Al menos así lo
(Continúa en la página 139)
Cine-Mundial
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